El artista de hogueras es el pregonero de este año. Honor que asume para dirigirse desde el balcón del ayuntamiento «a todos esos foguerers y barraquers a quienes tanto respeto»
ALICANTE. Creció siendo un niño que quería ser biólogo marino, pero Sergio Gómez acabó convirtiéndose en un artista foguerer que atesora una trayectoria tan brillante que le ha llevado a convertirse este año en pregonero. Con solo veintidós años ganó el primer premio en categoría especial en las hogueras infantiles y ha plantado once veces la hoguera oficial infantil del ayuntamiento de Alicante. También triunfa en la categoría especial infantil de València. De hecho, es el único alicantino que cuenta con dos ninots indultats en la capital del Turia.
— Dar el pistoletazo de salida a la fiesta alicantina no solo es un honor, sino que también es un premio con el que se reconoce tu labor durante todo este tiempo. ¿Cómo te sentiste cuando supiste que serías tú quien subiría al balcón del ayuntamiento?
— Sí, es todo un honor y un reconocimiento, pero sobre todo es una responsabilidad, porque voy a hablar a todos esos foguerers y barraquers a quienes tanto respeto. He ido asimilándolo poco a poco, gracias al cariño que he ido recibiendo desde el primer minuto en que se supo la noticia. Desde ese momento, todo han sido mensajes y llamadas en los que me han dejado claro el cariño del sector de Fogueres. Han sido tantos mensajes y tan bonitos que podría coger una frase de cada uno de ellos y tendría escrito un precioso discurso de pregón. Ha sido muy bonito recoger ese sentimiento de alegría de la gente, al saber que esta responsabilidad recaía en alguien tan cercano a la fiesta.
— ¿Qué sentiste cuando recibiste la llamada del alcalde para darte la noticia?
— Estaba trabajando en el taller y pensaba que era una llamada para algún trámite de la hoguera oficial, alguna visita o algo de la plantà. Lo que menos se me podía pasar por la cabeza era el motivo real por el que me llamaba. De hecho, me quedé sin palabras y me preguntó si se debía tomar mi silencio como un sí o como un no. Por supuesto, contesté que sí, que era todo un honor.
— Después de once años plantando la hoguera oficial infantil, ¿qué expectativas tienes al respecto? ¿Cuál es tu objetivo en el futuro?
— Mi objetivo solo es disfrutarla cada año. Una de las cosas que más he celebrado en mi vida es cuando me adjudicaron mi primera hoguera oficial, en 2008. Desde entonces, lo sigo disfrutando igual. La plantà de la hoguera oficial es para mí una cita muy especial cada año. Quizá ese sea el secreto para encadenar tantos años seguidos esa adjudicación. Por eso quiero seguir concursando, siempre y cuando encuentre en el público la aceptación y la crítica que estoy encontrando. Si percibiese que la crítica no acompaña y que la gente se cansa, pues, probablemente daría un paso al lado. Sin embargo, cada año cambio muchísimo los proyectos y hago cosas muy diferentes para que no sea siempre lo mismo. Cambiamos el diseño, la composición, los temas, todo, para que la gente no se aburra, y yo tampoco.
— También plantas para otras comisiones. ¿Qué diferencia hay entre plantar para el Ayuntamiento y hacerlo para una comisión?
— Este año planto la hoguera infantil de Doctor Bergez - Carolinas, en primera categoría, y es verdad que hacer un proyecto para una comisión es algo distinto. Yo siempre tengo libertad, ya sea trabajando para una comisión o para la hoguera oficial, pero en una comisión primero me contratan y luego presento el proyecto. En el caso de la hoguera oficial es al revés, porque primero presento el proyecto y, si gano, es cuando me contratan. Esto conlleva preparar un proyecto completo con mayor antelación y con el objetivo de convencer a un jurado, por tanto, centrándome en temas más genéricos y de ciudad.
— En tu trayectoria profesional, ¿qué momentos recuerdas como los más emocionantes cuando echas la vista atrás?
— Fue un antes y un después cuando recibí el primer premio en categoría especial, en 2003. En aquel entonces era muy joven, tenía veintidós años, y fue un gran espaldarazo profesional para seguir compitiendo en la máxima categoría, que es donde he trabajado durante muchos años. Después, en 2008, cuando conseguí la primera adjudicación de la hoguera oficial, no podía imaginarme que iba a llegar a construir once. Jamás lo imaginé. La disfruté como si no fuese a haber otra, pero me presenté un año más y, después, hice un parón sin presentarme una tercera vez porque debutaba en categoría especial en València. Puede que sea el alicantino que más fallas infantiles ha plantado en la categoría especial valenciana. También soy el único alicantino con dos ninots indultats allí. Son hitos importantes y emocionantes.
— ¿Qué despertó en ti la pasión por el arte de Fogueres? Cuéntanos algo de tus inicios y qué es lo que piensas cuando lo recuerdas…
— La mayoría de mis compañeros podrían decir que han nacido artistas y han ido haciendo hogueras toda su vida, pero yo era un niño que quería ser biólogo marino. Era un cambio importante virar así el rumbo, pero mi familia era de Fogueres de toda la vida y, cuando llegaba la plantà, yo era uno de esos niños que se ponía nervioso y quería verlo todo. En la adolescencia empecé a visitar talleres y entré en el de Pedro Soriano, que era uno de mis ídolos, para echarle una mano. Aquel día entré a su casa y es como si todavía no hubiese salido.
— ¿Te llevas la fiesta a casa? ¿Tienes cantera familiar? ¿Te tomarán el relevo cuando toque?
— Hay cantera familiar asegurada porque mis hijos son dos foguerers como la copa de un pino. En casa estamos rodeados de fiesta, tanto por mi parte como por la de mi mujer. Además, de los de verdad. De los de dedicar los viernes a los cobros, tesorería y cosas del racó. Tienen grandes ejemplos cerca. En cuanto al lado artístico, todavía son pequeños. Mi hijo Sergio parece que tiene aptitudes, pero todavía es pequeño. Ya veremos.
— ¿En qué punto crees que se encuentra el monumento de hogueras en este momento?
— El monumento de hogueras está en un buen momento porque está cundiendo la idea de que es el eje de la fiesta, cosa que es así. La hoguera es el eje de la fiesta. Sin embargo, a nivel profesional, vivimos un momento muy delicado. En cuestión de dos años, los materiales han subido un 100% y los presupuestos no se han incrementado de forma acorde con ello, algo que también entendemos, pero eso ha hecho que estemos pasando momentos muy complicados para equilibrarlo todo haciendo virguerías. Es difícil. Hay que ajustarse a una nueva época, pero el ingenio de mis compañeros y ese veneno que llevamos dentro siempre hará que tengamos grandes monumentos en las calles, hogueras que son verdaderas joyas.