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tribuna libre / OPINIÓN

Sentir el aliento de la economía en la nuca

17/11/2019 - 

La agenda económica de España se encuentra repleta de citas importantes que en lugar de ser afrontadas y resueltas se van demorando. Hay una acumulación de temas económicos pendientes a los cuales es preciso dedicarles atención y solucionarlos de forma inmediata y urgente. No se puede esperar más. Y su dilación no hace más que aumentar los efectos negativos que tendrán sobre nuestra economía. Tras seis años consecutivos de crecimiento, la Comisión Europea constata la desaceleración de España, reduciendo la previsión de su tasa de crecimiento hasta el 1,5% en 2020.

En ámbito interno, urge aprobar unos nuevos presupuestos que se adapten a la nueva realidad económica imperante en nuestro país y del entorno que nos rodea. Actualmente contamos con unos presupuestos aprobados en 2018 que tendrán que serán prorrogados por segunda vez. Es inaplazable recuperar la confianza de las instituciones europeas, elaborando unos presupuestos que cuenten con su beneplácito y respeten los límites de déficit y la deuda pública de España. Mientras que el déficit público es del 2,1%, el endeudamiento roza el 100%. Es perentorio recuperar la confianza de los mercados financieros y de los inversores ante la inestabilidad política. Desconfianza que se ha visto agravada por la conflictividad territorial. Según la Secretaría de Estado de Comercio, en el segundo trimestre de 2019 la inversión productiva extranjera se redujo en un 81,89% con respecto al mismo trimestre del año anterior.

Es necesario arbitrar acciones que dinamicen el mercado laboral para dar respuesta a la ralentización de la creación de empleo. En el mes de octubre el desempleo subió en 98.000 personas. Es preciso abordar la reforma de un modelo de financiación autonómica vigente desde 2009 que no satisface a ninguna Comunidad Autónoma. Hay que afrontar la reforma del sistema de pensiones. Según el Tribunal de Cuentas, la Seguridad Social se encuentra en estado de quiebra ya que tiene un agujero que roza 50.000 millones de euros. No se puede dilatar más una reforma fiscal que impulse la actividad de nuestras empresas y les dote de un marco normativo que les de seguridad y estabilidad. Apremia adoptar decisiones con las que aumentar la confianza de los consumidores y expandir la demanda. La confianza de los hogares ha disminuido seis décimas con respecto al avance registrado en el periodo 2017-2018.

Desde una perspectiva internacional, hay que dar pronta respuesta a la anunciada ralentización de la economía mundial. Aunque la locomotora alemana se ha librado por una décima de caer en una recesión técnica, las señales de desaceleración económica en la zona euro son claras. Es preciso contrarrestar los efectos que el Brexit y la guerra comercial entre China y Estados Unidos tendrá sobre las empresas españolas. A pesar de que, en ambos casos, los últimos acontecimientos han atenuado su gravedad y nos hacen confiar en una solución menos traumática, dada la volatilidad e inestabilidad de los dirigentes políticos involucrados, no se sabe lo que ocurrirá mañana. Pudiendo romperse estas perspectivas favorables. Tampoco podemos olvidar que es preciso defenderse de los efectos negativos que sobre las exportaciones tendrán las medidas arancelarias proteccionistas de Estados Unidos.

Ante este panorama nada halagüeño, lo único en lo que últimamente se han puesto de acuerdo todos los agentes económicos y sociales es en la necesidad de contar con un gobierno estable. Tras las elecciones del 10N numerosas han sido las voces que, con vehemencia, han reclamado, por no decir exigido, a nuestros políticos que de una vez dejen de lado los intereses partidistas y piensen en el bien de la ciudadanía. Reclaman un gobierno estable con el que responder inmediatamente a los retos económicos que tiene planteados España. Y ya llueve sobre mojado.

En este sentido se manifestaba a principios de semana el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Antonio Garamendi quien demandaba a los partidos políticos "responsabilidad y sentido de Estado". “Los empresarios quieren responsabilidad y moderación, que significa rigor presupuestario y ortodoxia económica". Garamendi daba un plazo de un mes para lograr un Gobierno estable para los próximos cuatro años. Desde la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresas (CEPYME), su presidente, Gerardo Cuerva, coincidía con Garamendi en su petición a los grupos políticos de que haya diálogo y canalicen la formación de un Gobierno que dé estabilidad. En líneas similares se pronunciaba el presidente de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor. Amor pedía diálogo, estabilidad y moderación a los responsables políticos para llegar a acuerdos que permitan afrontar los grandes retos a los que se enfrenta la sociedad y la economía española.

Los agentes sociales hacían una petición en términos similares. El secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), Pepe Álvarez, afirmó que “se abre una segunda oportunidad para el progreso, para solventar los problemas de los ciudadanos”, por lo que llamó a “dejar de lado el tacticismo y pensar más en los graves problemas de este país desde el punto de vista social”. En esa misma línea se expresó el Secretario General de Comisiones Obreras (CCOO). Unai Sordo, señaló que "no se puede permitir un nuevo bloqueo político".

Lo que resulta curioso, y no podía ser de otra manera, es que las preferencias, en relación a la composición ideológica de ese gobierno, difieren dependiendo de la organización. Mientras que las asociaciones empresariales prefieren un gobierno más conservador o de concentración, los agentes sociales prefieren un gobierno más progresista. En lo que coinciden todos, salvo el presidente del Círculo de Empresarios, es que no haya unas terceras elecciones. John de Zulueta, manifestó su preferencia de que haya unas terceras elecciones antes de que se conforme un gobierno de izquierdas. "La repetición de elecciones sería mejor. Parece que saldrá más o menos lo mismo, pero puede dar un respiro y quizá algunos partidos reconsideren su postura".

Lo que sí que es evidente es que para poder afrontar estos grandes retos económicos que pueden condicionar el devenir futuro de nuestro país y, en consecuencia, de la ciudadanía que la compone, es preciso alcanzar una estabilidad en la legislatura, más que en la investidura. Por eso no se pueden lanzar las campanas al vuelo, ya que, de momento, la práctica totalidad de partidos han manifestado su negativa a apoyar esta iniciativa de gobierno progresista. Supongo que lo que querrán es obtener prebendas a cambio. Pero, hay que tener altura de miras. Esperemos que estas últimas elecciones hayan hecho ver a nuestros políticos que es necesario dejarse ya de intereses partidistas y pensar en el conjunto del país, ya que los asuntos económicos pendientes son innumerables y de gran calado. Estoy seguro que, por la cuenta que les trae, no nos harán ir a unas nuevas elecciones. Seguro que habrá acuerdo de investidura. Alcanzar la estabilidad en la legislatura, ya es harina de otro costal. Los retos económicos nos acechan.

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