¿Se puede frenar el turismo?

El aumento del turismo descontrolado post-pandemia se ha convertido en un problema global, afectando a destinos populares como España, Roma, Venecia, Ámsterdam, París y Nueva York. A pesar de diversas medidas como tasas turísticas, restricciones a cruceros, moratorias hoteleras y regulaciones a plataformas como Airbnb, muchos lugares han visto un crecimiento sin precedentes en el número de visitantes. Ejemplos como Japón y Bután destacan por medidas drásticas para limitar la oferta ilegal y tasas prohibitivas. Sin embargo, el impacto sigue siendo controvertido y difícil de mitigar. 

En España, Baleares lo ha intentado todo. Y casi todo ha sido en vano. Pero, pese a estas medidas, entre enero y abril la llegada de turistas ha marcado un máximo histórico. En esos cuatro meses se han rozado los dos millones de viajeros, casi 205.000 más que en el mismo periodo de 2019. 

Se avecina un verano con más movilizaciones. Empezó a calentarse en las islas bajo el lema "Canarias tiene un límite", pero la mecha ha prendido y el fuego ya es imparable. La ciudadanía dice basta: tras Canarias y Baleares, Andalucía se ha echado también a las calles para protestar contra la 'turistificación'.

Hablamos con Raquel Huete, socióloga, experta en turismo y profesora de la Universidad de Alicante. Señala que este crecimiento ha llevado a una situación de "turistificación" en muchos destinos populares, no solo en España, sino también en otras partes de Europa y el mundo. Este término refleja la transformación de ciudades y regiones para adaptarse al turismo, a menudo a expensas de la calidad de vida de los residentes locales y del entorno ambiental.

Las manifestaciones y movilizaciones que se han visto en lugares como Baleares, Canarias y Andalucía subrayan las preocupaciones sobre la saturación turística, el aumento de los precios de la vivienda y los impactos negativos en el medio ambiente. Estos problemas han provocado un debate acalorado sobre la gestión del turismo, enfocándose en la necesidad de políticas más equilibradas que beneficien tanto a la economía como a las comunidades locales.

A pesar de las críticas, el turismo sigue siendo una piedra angular de la economía española, contribuyendo significativamente al Producto Interno Bruto (PIB) y generando empleo, especialmente en sectores como la hostelería y los servicios. Sin embargo, Huete advierte que estos beneficios no siempre se distribuyen de manera justa entre la población local, destacando la importancia de una redistribución equitativa de la riqueza generada por el turismo.

Desde el punto de vista ambiental y cultural, la profesora aboga por políticas que promuevan un turismo sostenible y responsable. Esto implica no solo regular los flujos turísticos y limitar el desarrollo urbano descontrolado, sino también preservar el patrimonio histórico y natural de manera que beneficie tanto a residentes como a visitantes.

En respuesta a estos desafíos, tanto las autoridades locales como los actores del sector turístico están explorando nuevas estrategias para manejar el turismo de manera más sostenible. Propuestas como la implementación de tasas turísticas, regulaciones más estrictas para el alquiler vacacional y la promoción de destinos menos saturados están ganando terreno como medidas para mitigar los impactos negativos del turismo masivo.

El debate sobre el turismo en España refleja un equilibrio delicado entre los beneficios económicos y los desafíos sociales y ambientales. Para Huete es necesario un enfoque integrado que combine el desarrollo económico con la conservación ambiental y la mejora de la calidad de vida local. Solo mediante políticas colaborativas y una gestión cuidadosa de los recursos turísticos se podrá asegurar un futuro sostenible y equitativo para todos los involucrados en la industria del turismo en España y más allá.