Tan presente en nuestras vidas que a veces ni lo vemos, el Castillo de Santa Bárbara define nuestro territorio y lo hace irrepetible, condensa nuestra historia y nos despierta a la belleza de nuestra bahía, de nuestro entorno. Ha sido y es testigo y parte de nuestra ciudad, modelada a su refugio en las laderas del Benacantil, quien la acogió y dejó crecer sin perderla de vista.
Nuestro castillo ha sido baluarte, atalaya, refugio, cárcel, campo de batalla, espacio de celebración de ceremonias de postín y saraos privados en aquellos tiempos en que sólo era accesible a unos pocos, y, desde que pasó a ser patrimonio de la ciudad, espacio para la fiesta ciudadana y el disfrute de días de paseo compartidos.
Pero nuestro Santa Bárbara lleva demasiados años desatendido: Actuaciones inconexas, accesos descuidados, horarios erráticos durante años: Una obra monumental que se lleva a cabo en la ladera de la Ereta y su abandono inmediato al finalizarla, la puesta en marcha del museo de la ciudad, el MUSA, sin siquiera las dotaciones básicas que requiere una institución cultural de su rango programación, dirección, investigadores, conservadores etc,
La lista de entuertos, por decirlo dulcemente, es larga: Desde la falta de personal, servicios, mantenimiento y cuidados hasta ascensores que jamás funcionan, pasando por la desaparición de toda información elemental y fiable sobre horarios, modos y lugares de acceso.
¿De verdad es posible tanta incompetencia?
Alicante, segunda ciudad valenciana, que presume de ser turística, en pleno siglo XXI carece de un plan director para su monumento central. Carece de esa herramienta indispensable para la gestión y conservación del patrimonio cultural y arquitectónico que encierra el castillo, del instrumento imprescindible para dar coherencia y unidad a las diferentes actuaciones que en él se puedan llevar a cabo. Es absolutamente necesario el diseño de ese plan director que reúna la historia del inmueble y sirva de guión para sus diferentes usos, para planificar proyectos y establecer prioridades.
Santa Bárbara es un BIC, Bien de Interés Cultural, cuya gestión requiere adecuarse a la Ley 4/1988 de Patrimonio Cultural Valenciano, de modo que se garantice su estrecha relación con la ciudad, con la ciudadanía, la tradición y nuestros visitantes.
El Benacantil y la fortaleza de Santa Bárbara son el corazón de la ciudad. Están en su origen. Son clave en su desarrollo urbanístico; son el hito que marca la monumentalidad de su valor patrimonial, el paisaje, el perfil de la ciudad junto al Mediterráneo. Un pequeño monte de escasos 200 metros guarda el latido de más de 2500 años de historia en cada uno de sus baluartes, murallas y accesos, de sus restos romanos y sus yacimientos de la edad de bronce, de aquellos íberos que dieron nombre a la península y que también lo habitaron frente a un mar siempre azul.
Este agosto, el gobierno municipal de PP, Vox y Ciudadanos ha dado un golpe de mano y, sin debate público ni participación de la oposición, ha aprobado un pliego de condiciones de dos años de duración, prorrogables, para privatizar la gestión de uso del conjunto de la fortaleza para una sola empresa y sin un previo plan de uso. Nuestro principal hito patrimonial pasa de manos de la Concejalía de Cultura y de su tenaz incompetencia, a la de Turismo y, sin pausa, se inicia un proceso, que dura apenas unas semanas, al que se presentan solamente dos empresas. El debate ciudadano, ninguneado. La adjudicación, con sospechas de amaño, sin tiempo de considerar la propuesta ni de discutir el propio pliego de condiciones, o siquiera la conveniencia de que se haya gestionado desde Turismo en lugar de desde Cultura, siendo como es patrimonio cultural.
El documento, firmado por la Jefa de Servicio del Patronato de Turismo, argumenta que el gobierno municipal “no cuenta con los medios suficientes (técnicos, económicos y humanos) para poder desarrollar y gestionar una oferta de dinamización atractiva y con entidad suficiente como para convertir la fortaleza en un reclamo turístico de primer orden que atrajese a turistas nacionales e internacionales (sic) a la ciudad, por lo que se hace necesario externalizar este servicio” —dicen.
¿Necesario? ¿Qué problemas plantea la gestión municipal? ¿Alguien los ha identificado? ¿Cuáles son sus objetivos?
Dice el pliego de condiciones del concurso público que: “El Castillo de Santa Bárbara es el recurso cultural más visitado por los turistas. Así, entre 400.000 y 500.000 visitantes acuden anualmente a la fortaleza histórica para disfrutar de su inmenso patrimonio cultural y de sus fantásticas vistas de manera gratuita”.
Es decir, su mejor aproximación al número de visitantes por año oscila en cien mil personas arriba o abajo?!
Sigue el documento explicando que “La propuesta de dinamización no contempla su división en lotes dado que se debe concebir el Castillo y la oferta que se genere como una oferta global (sic), y su división en lotes podría repercutir en una falta de coordinación entre todas las actividades que se desarrollen en el mismo (sic)”.
¿Falta de coordinación? ¿El gobierno municipal no es capaz de coordinar sus actuaciones?
El castillo recibe cada año hasta medio millón de visitantes a pesar de la dificultad de acceso, de la pertinaz incapacidad de funcionamiento del ascensor, de la desastrosa, destruida o nula señalización de sendas y caminos, a su vez completamente descuidados y sucios, incluso con puntos de luz rotos desde hace años.
Durante el mandato de este tripartito, la gestión del castillo no ha hecho más que empeorar. Y, como solución, sólo se les ocurre poner el baluarte en manos de una empresa turística, entregarles un presupuesto de millón y medio de euros para que organicen catas, festejos, conciertos, cursos de yoga, escape rooms (sic), ..., entre otras iniciativas anunciadas. Como si de un parque temático se tratara, queda relegada toda responsabilidad cultural.
En el pliego de condiciones no hay punto alguno que trate de transparencia o de rendición de cuentas. El acceso al castillo quedará en manos de la empresa adjudicataria: La entrada dejara de ser gratuita según su propuesta; los espacios quedarán a expensas de la explotación comercial. Todo gestionado por una sola empresa: cafeterías, tiendas de regalo, taquillas de acceso, ....
¿Y qué ocurrirá con quienes hasta ahora han trabajado en Santa Bárbara? Nada dice el pliego de condiciones.
Nuestro castillo ha sufrido la degradación constante por la incompetencia de gobiernos que abandonaron el patrimonio y arruinaron las arcas municipales.
Para gestionar nuestro mayor emblema patrimonial reclamamos un plan director y consideramos que sería adecuado constituir un patronato que vele por su cuidado, por la promoción y el desarrollo de la investigación histórica y artística de nuestro más preciado conjunto patrimonial, de su historia, sus restos arqueológicos, sus salas de exposición, su museo, su papel en las guerras, incluida la guerra civil, ... . Un patronato que asegure y diversifique su explotación, que proteja sus edificios, que garantice sus accesos, que cuide su entorno.
Oímos tronar a Santa Bárbara: Reclama nuestra atención. No nos conformaremos con la última ocurrencia de externalizar la incompetencia, de banalizar nuestra cultura y patrimonio.
Son autores de este artículo José Ramón Navarro Vera, urbanista y Llum Quiñonero Hernández y Ane Ferreiro, arquitecta, por Salvem el Nostre Patrimoni,