el presidente del gobierno descarta al líder de los socialistas valencianos como ministro

Sánchez cierra la etapa de Puig y posiciona a Morant en la sucesión del PSPV

21/11/2023 - 

VALÈNCIA. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dio a conocer este lunes los 22 nombres de su nuevo Ejecutivo, una mezcla de continuidad y renovación donde destaca el refuerzo de confianza a dirigentes como Félix Bolaños, María Jesús Montero, Nadia Calviño o Teresa Ribera, y el mantenimiento del espacio para sus socios de legislatura, en este caso Sumar (antes Podemos), que ocuparán un total de cinco ministerios.

En clave valenciana y, concretamente, atendiendo a la formación socialista, el listado de Sánchez implica un espaldarazo a la gandiense Diana Morant y, de alguna manera, un cierre de etapa para el todavía líder del PSPV y expresidente de la Generalitat, Ximo Puig. En las últimas semanas, este último había ocupado un lugar de relevancia en las quinielas de los medios autonómicos y nacionales como posible ministro: no eran pocos especialmente en la federación valenciana los que veían adecuado el perfil de Puig para una cartera como Política Territorial, más aún con la época de constante diálogo que se abre con las fuerzas independentistas catalanas, ERC y Junts, claves para Sánchez en la investidura.

El presidente del Gobierno, esta era la primera duda, sí acometió un cambio en el citado ministerio. Pero la salida de Isabel Rodríguez será cubierta por el canario Ángel Víctor Torres, secretario general del PSOE en esa región y expresidente autonómico, tras no haber podido renovar su cargo en las elecciones regionales del pasado mes de mayo. Por establecer un paralelismo, Torres perdió dos escaños pero logró aún así que los socialistas fueran la fuerza más votada; Puig, en cambio, ganó cuatro diputados pero se vio superado por el PPCV como partido con más respaldo.

Obviamente, la conformación de un Gobierno de España no es tarea fácil y está sujeta a complejos equilibrios políticos, tácticos y territoriales, a lo que hay que sumar la idoneidad de los perfiles escogidos. Si a todo ello se añade la propia idiosincrasia de Sánchez a la hora de seleccionar o descartar -o incluso defenestrar- ministros o ministrables, aventurarse sobre las razones que decantan una u otra elección, resulta harto complicado. De lo que sí puede hablarse con mayor seguridad es de las consecuencias de las decisiones; en este caso, del descarte de Puig para el Ejecutivo.

La decisión de Sánchez señala el cierre de etapa política para Ximo Puig. Allá donde otros perfiles similares -no sólo Ángel Víctor Torres, sino también otros como la balear Francina Armengol, ahora presidenta del Congreso- han sido premiados o resituados con honores tras la pérdida de su autonomía en las elecciones, Puig, pese haber sido uno de los referentes socialistas más activos en defender la amnistía propuesta por Sánchez, ha quedado fuera del reparto ministerial. A la espera de alguna otra propuesta, que difícilmente podría igualarse a ese rango, el todavía líder del PSPV se ve amenazado por una disminución de su influencia en lo que se refiere a las batallas que se avecinan en la federación valenciana.

 

Senador, diputado autonómico y con oficina de expresidente de la Generalitat, las dudas sobre si continuará en todos estos cargos ya planea en el ambiente político valenciano. La opinión generalizada es que, de efectuar una renuncia, la más probable es la de abandonar el escaño autonómico. Bien es cierto que Puig, y así lo ha manifestado en privado, concentra su preocupación en evitar una guerra en el PSPV similar a la acaecida tras la derrota de Joan Lerma en 1995, que abrió un periodo de travesía en el desierto de dos décadas para los socialistas valencianos. Un discurso de cohesión que tenía sentido especialmente después de que Sánchez convocara de inmediato las elecciones generales para julio, y que incluso para algunos significaba que no pudiera descartarse a Puig incluso para otro mandato. 

Ahora, en cambio, la sensación de final de ciclo es evidente. La posición del líder del PSPV probablemente empiece a tornarse incómoda en Les Corts, al ser jefe de la oposición sin llegar a serlo -no ejerce de portavoz- y con un PPCV que dispondrá de munición infinita contra el gobierno de Sánchez, además de los reproches constantes a la gestión del Botànic. El problema añadido para los socialistas valencianos es que, si se cumple el calendario previsto, no habrá relevo hasta el congreso que se celebre en la recta final de 2024, quizá demasiado tiempo de interinidad.

 

Con este escenario, también hay que resaltar la continuidad en el Gobierno de Sánchez de Diana Morant, con incremento de competencias incluida. Así, además de Ciencia e Innovación, la gandiense pasará a controlar el área de Universidades, lo que significa un aumento de influencia para la dirigente del PSPV. No es un ministerio de los grandes, pero sí hay un guiño que no se ha pasado por alto entre los socialistas valencianos.


Es por ello que, tal y como venían señalando distintas fuentes socialistas en las últimas semanas, Morant puede ser la apuesta de futuro por parte de Sánchez para el PSPV. Esto no significa, ni mucho menos, que esta sea la decisión definitiva: en los últimos meses, varios dirigentes se han dejado ver como posibles alternativas para la sucesión de Puig. Es el caso del líder provincial de Alicante, Alejandro Soler; o su homólogo en Valencia, Carlos Fernández Bielsa; sin olvidar la familia política del exministro José Luis Ábalos u otras dirigentes como la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que también recoge apoyos del 'ximismo'.

En los próximos meses deberá ir aclarándose si el apoyo gubernamental que Sánchez ha proporcionado a Morant con su continuidad, se dirige también a que se convierta en la sucesora de Puig, y si a esta postura le acompañan indicaciones de alcanzar acuerdos con otros de los citados posibles aspirantes, que cuentan con un respaldo orgánico a priori relevante.

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