por amor al arte / OPINIÓN

Samantha Gilabert

10/10/2021 - 

El juego del calamar. Juan Carlos I vuelve. Su hijo Felipe VI parece que va a permitir un Estoril elenista hacia el que nuevos carlistas -Dios, Patria, Rey- peregrinarán para conspirar en yate varado en la nostalgia. Cosas de Borbones. Zarzalejos es el nuevo Anson. Zapatero ha terciado en la operación inspirada por Felipe González. Letizia Ortiz, divinísima de la muerte, inaugura en Basilea la exposición dedicada a Goya. Saturno devorando a su hijo.

Escribo esto mientras veo los actos del 9 d’Octubre en la televisión plorant com un xiquet escuchando a Nino Bravo y Samantha Gilabert cantando Mi tierra. No por el reconocimiento al personal sanitario, a Al Tall a o Radio Valencia que también, sino porque veo que vuelve la normalidad mejorada -sea lo que sea- y el Pare Camps se nos aparece en cuerpo presente, 10 años después, al Palau. Lo veo sentado delante de Manolo Mata. Ai mare, el ventall, esos cuchicheos. La mirada perdida del aspirante Carlos Mazón que se ha desayunado con la tradicional encuesta del Grupo Prensa Ibérica que le da como perdedor en las próximas elecciones. La mayoría de valencianos no ponen cara als consellers y aprueba con diferencia Ximo Puig. Lo mejor de la festa del valencians, si descontamos el himno interpretado soberbiamente por los músicos del ADDA y el artículo desvertebrador y populista que ha cincelado -esperamos la traducción del enigma minoico del líder socialista Paco Sanguino- en un castellano indescifrable Luis Barcala, es la parodia especial que se marcaron en con el president, Mónica Oltra, Ana Barceló, Héctor Illueca y Mazón cantando -gracias al speaking portrait- pidiendo más financiación, en Tàp Zàping d’À Punt. Valencians tots a una veu, vixca la Mare de Déu.

Santiago Abascal, el Asirio, ha contraprogramado este fin de semana con España en pie: unas sesiones de Educación y Descanso, corrida de toros, proclamas anti indigenistas y desfiles y canciones fascistas. Los argentinos atacan de nuevo. España vuelve a bailotear. Ayuso, sin embargo, declara “No soy de bailar, soy mas de codo en barra, soy mas de taberna”. Aquí entra como un cañón -nada de sus babosos pelotas Nacho Cano y Dj Pulpo- Conchita Piquer cantando como la trajo al mundo y a pelo aquello de “era rubio como la cerveza”. Tal y como la vio mi abuelo Antonio entre el humo de la libertad. 

Ayuso tiene los ayusers. Mazón, los mazoners. Disparamos desde el tren. A caballo. Los bisontes se dejan matar. Mansamente. En la madrugada, días después, solo queda un festín de sangre, caníbales y saqueadores de cadáveres. También existen los francotiradores que disparan a los cazadores. Todo sigue igual.

La semana de la resaca -qué bajonazo- de la Convención Popular va cabalgando con un 70 por ciento de ocupación -Toni Mayor no abre la boca cuando clinc hace caja- hacia el Congreso Federal socialista del próximo domingo en València. En la que todos los ex arroparán a un Pedro Sánchez que, por fin, hará un PSOE a su imagen y semejanza. Daos fraternalmente la paz. Realmente  han sido unos días desustansiaos a lo Alfonso Guerra. Menos mal que hemos tenido la rebelión polaca de Donald Tusk contra la UE tipo Texas y su ley antiaborto contra Washington. Bueno, también hemos tenido el reventón del cono volcánico, lo del infantiloide perreo de C. Tangana en la catedral de Toledo, plátanos rayados, el bono cultural y mucha papelería. Los papeles de Pandora y los de Manglano. Paraísos fiscales, los intocables. Los Piñeira, Strauss-Khan, Pep Guardiola, Miguel Bosé o Vargas Llosa que estáis en los cielos. Sexo.

Miguel Boyer volvió con su mujer pero Isabel Preysler le llamó y le soltó “no puedo vivir sin ti”. Es como la encantadora iniciativa podemita de hacer un curso para tener un perro. No es por nada, pero a un servidor le suena a ejercicios prematrimoniales y tres padrenuestros. Además qué insulto, racismo y discriminación con caballos, gatos, ratas, delfines y demás animales y familia de compañía. G. Durrell. Y después está lo del agobio de los premios. De lo de Asun Noales ni una palabra porque Antonio Zardoya, aquí en Alicante Plaza a mi izquierda, seguro que le dedicará su colum-inmita. El Nobel de la Paz respalda la libertad de expresión señalando a la filipina María Messa y el ruso Dimitry Muratov. El de Literatura del desconocido Abdulzarak Gurnah ha escocido a nuestro santón levitante Javier Marías. Un servidor no se reconciliará jamás con los suecos por haber dejado a Philip Roth sin el galardón. Después del éxito de ventas de Noruega de Rafa Lahuerta se perfila como best seller valencià La ciudad de la euforia del periodista Rodrigo Terrasa sobre los escándalos de Eduardo Zaplana, Carlos Fabra, Camps o Rita Barberá. Pediremos la reseña y crítica mordaz a Adrián Ballester i l’aixà de Gerard Fullana que están aprendiendo a hablarse en valencià. La piuleta i el tronador.

Pero el notición de estos días ha sido la retirada de Pau Gasol. Un gigante que lo hace todo bien. Ah, también se han destapado miles de casos de pederastia en Francia -no en España, no, nenas- y declaró Matt McClain la garganta profunda de Facebook. Luego, se cayó la empresa Zuckerberg. Testimonio. Almodóvar, en plena madurez, con sus Madres Paralelas no le acaba de gustar a Carlos Boyero. Ni a Gonzalo Eulogio.  Merkel se despide del Papa. Adele, espléndida en Vogue, declara que es feliz.

Mi nunca bien ponderado ni pagado Herr Direktor Miquel González putxero de polp de Benissa tres y repique, menhires, búfalos embolados y estrellas fugaces ni me despide ni me paga se me aperece desnudo en el pozo hondo. No entiendo lo que dice pero no pienso hacerle ni puto, con perdón, caso.

Ahora, desnudo en el nevero, en la inmensidad de este instante, bajo volando sobre los zarzales y allá en el puro corazón del País Valencià, Bigastro, Perpuxent, la Vall de Almonacid, la tapia del cementerio de Paterna me abrazo a su sonrisa, querido lector, que me pregunta cada semana quien soy y por qué le sigo escribiendo estas cartas de amor.

…que se pierden y olvidan en Falmouht, MA, en el Morosani Post Hotel en Suiza o en el nº 8 de la calle Doctor Sanchis Bergón, mis tías, mi padre…

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