VALÈNCIA. ¿Borrón y cuenta nueva? ¿Vida extra? ¿Tabula rasa? En este caso, el término utilizado ha sido el de “reformulación”. Lo pronunció ayer José Antonio Rovira en el Pleno de Les Corts para referirse a un proceso iniciado para el Institut Valencià de Cultura (IVC): una “reformulación para que se convierta en el instituto valenciano de nuestras industrias culturales, para que la música, el audiovisual y el conjunto de las artes escénicas cuenten con los recursos necesarios para crecer en madurez, en músculo y solidez empresarial”.
El significado y el alcance de la palabra “reformulación” es la nueva x a despejar en el Conselleria de Cultura. Lo que se sabe: “se está trabajando con el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) en un proceso de análisis, investigación y reformulación de las acciones públicas para obtener un diagnóstico adecuado de nuestro sector cultural, teniendo en cuenta su impacto, y para que disponga de inversión acorde a los resultados en toda la Comunitat Valenciana”, según una nota remitida.
Lo que no se sabe: ¿qué ha provocado este movimiento? ¿qué disfunción de todas las que hay en el IVC actualmente cree el Consell que es inasumible y llama a la reformulación de la entidad? ¿Son las ayudas? ¿Es el organigrama? ¿Son los festivales? ¿Es la naturaleza frankenstein de la empresa, que surgió por la fusión de varias entidades separadas para un mayor ahorro?
Lo que se insiste: según apuntan fuentes oficiales de la Conselleria, “reformular el IVC implica un análisis previo para aplicar mecanismos de gestión que resuelvan disfunciones heredadas y acumuladas, con el objeto de conseguir la eficiencia que merece y reclama desde hace años el sector. Asimismo, consiste en recopilar información para elaborar un diagnóstico profesional que permita medir el retorno de la labor del organismo, con el objeto de actualizar la misión de la entidad y orientarla hacia el fomento eficaz de los sectores que representa. Para llevar a cabo esta tarea se contará con la colaboración del IVIE y la participación de todos los sectores culturales implicados”.
Lo que se dijo ayer: Rovira insistió en vincular la gestión cultural del Botànic con la ideología y apostó, otra vez, por “servir a la cultura, no servirse de ella”, como respuesta a una respuesta parlamentaria del diputado socialista José Chulvi.
Lo que no se sabe: ¿De qué manera va a afectar el proceso anunciado ayer a los cabos del IVC? ¿Sigue avanzando la búsqueda de dos de las direcciones adjuntas de la entidad, sin cubrir desde hace casi cuatro meses?
¿Se va a poder formular una solución para la gestión de la dirección de los festivales dependientes del IVC a tiempo o al menos con un vacío de poder asumible que permita su normal funcionamiento? ¿Se van a reestablecer desde cero las conversaciones con los diferentes sectores sobre el papel de las ayudas del IVC y el contenido de sus bases? ¿Esta reformulación va a tener consecuencias para la plantilla del ente?
Lo que se sabe: a preguntas de este diario, la Conselleria promete que la reformulación “no implica cambios en los puestos directivos, ni la paralización de la actividad ordinaria, ni el aplazamiento de la cobertura de las direcciones adjuntas.