Angela Merkel sobrevive a Trump. Y a sus camaradas cristianos. Ximo Puig&García Margallo: alfa y omega. Íñigo Urkullu le aplaza a Mariano Rajoy una semana la aprobación de los presupuestos. Cátaros, Templarios, el atasco pánico de billetes de 500, la operación Anubis y la Santa Cruzada. Enrique Ortiz: un contenedor en el centro del palco. El jardín de las delicias de El Bosco. Alicante, digo Pavón, encalla en la Volvo. Tiempo de profetas y traficantes
Siceramente no sé, nadie sabe lo que pasará de aquí a una semana. Lo que sí está claro es que en la desconexión -el procés y su reacción- se han sobrepasado algunos principios éticos y toda formalidad política democrática. Bien, estamos en otra pantalla. Entre el arreón a lo bestia de la seducción por la sedición y la moda en seco de la moderación. Casi nadie –quizás un puñado- ha estado a la altura de sus representados. Enfrentamiento significa acromatosis. La convivencia se nutre de los matices. Personalmente, no me llama ni hiere el nacionalismo de Mariano Rajoy ni el de Carles Puigdemont. Hemos soportado ignominiosos, intolerables, demasiados silencios. Esos. Y los de los que acechan para traficar con armas y sentimientos en un único un planeta, el de la raza humana. La de Kim Jon Un y Donald Trump. 2 especímenes despreciables, capaces de destruirnos. No, no más señoritos: más libertad. Respiremos. No es tiempo de héroes. Solo de ciudadanos. Libres.
García Margallo es dios y nosotros el polvo de sus sandalias, sus profetas. En su otoño político todo sigue un orden natural: libros, adjetivos, guerras, viáticos vaticanos, funerales y medallas. Todo ya está está repartido. Ximo Puig, a cara descubierta en la Vega Baja, cita a Estellés y a Miguel Hernández. Mónica Oltra contesta -!pum¡- a bocajarro a Salvador Enguix de La Vanguardia y dice que sí, que Puidemont debe dar 1 paso atrás. Y piensa -¡plim¡- en Marzà, Climent, Alcaraz, Àgueda Micó y -hum- Morera y -!ains¡- siente que quiere ser libre como la vaca Rebeca. A Gabriela Bravo se le ha incendiado el mundo justiciero y judicial: una carrera – ai el Nostre Senyor Robat de la Sargidora- en la media. Vicent Soler, zahorí de tesoros, sabe que “los valencianos no pasaremos la mano por la pared” aunque da por perdidos –les 2 nostres mares de déu de la Austeritat I dels Diners- a Montoro y a De Guindos, que ya se nos han ascendido a puerta celestial giratoria del Banco Mundial. Los chóferes del Consell, en huelga.
El PP, un barco en llamas en altamar, vota en el Congreso contra la declaración de Benidorm como ciudad turística. Francesc Colomer, cabeza romana y querencia fenicia, vive su momento de gloria con el movimiento tasafóbico turístico, un regalo envenenado –pescado anisakis crudo e indocumentado- del podemita Antonio Estañ. Que necesita el hachazo, la visibilidad de la cruz. Y la de los dos ladrones. INRI. Pablo Iglesias lanza una Asamblea Constituyente y JL Ábalos a Mercedes Caballero contra XP en València. Los socialistas alicantinos ya tienen gestora: la cosa estará entre Toñi Serna y, con toda seguridad, Rubén Alfaro, alcalde de Elda y presidente de la FVMP. Empar Marco està desfent una desfeta en À Punt Mèdia. Mari Carmen Saéz: la operación Anubis Ciudadana, la naranja amarga lizondista interina de Toni Cantó. Juan Carlos Moragues, Vicente Betoret y Mari Carmen Contelles, aves de paso. Gaviotas extraviadas. Alfonso Grau&Sra, Rita Barberá y Carmen Navarro, gerente de Génova, el escrache y atasco de los Bin Laden en la cloaca del PP valencià. Isabel Bonig, presa política del pasado: el centro de gravedad permanente. Otro agujero negro desapareciendo del mundo conocido. Pepe Císcar, el tren y el golf de la costa, de vacaciones forzadas. César Sánchez, el nuevo Francisco Camps, en castellano. Adela Pedrosa crea 2 tránsfugas: circo sin animales. Alex Marí y Carolina Punset rezan por su propia resurrección. Marta Martín y Yaneth Giraldo: 2 almas ahogándose en la laguna estigia. Natxo Bellido, el amigo invisible. Miguel Ángel Pavón, un cráneo de 2.500 años. El comandante Fidel Castro al asalto del cuartel de Moncada: Asesinato en el Comite Central de los comunistas alicantonianos. Gabriel Echávarri, un alcalde enfermo. La cabra del hospital La Fe, mordidas y corridas de toros, la cuñada y Luis Barcala: el novio de la muerte del Postiguet. Enrique Ortiz, un contenedor en el centro del palco. Alicante, digo Pavón, encalla en la Volvo. El 3-O, 2 mil empresarios reclamarán en Madrid el Corredor Mediterráneo. Adolfo Utor, ese hombre. Pacte contra la Violència de Gènere i Masclista. Siguen las colas en la dependencia. 26% de hogares en pobreza. Aquí abajo sigue haciendo frio. O mucho calor. La luz divina apenas se atisba en la caverna. Refugiados, Pateras. Bienvenido al otoño: les Fleurs du mal. Baudelaire. Milton. Pasolini.
Muere Lliane Bettencourt de l’Oréal, la mujer más rica del mundo, mecenas, enamorada –y apartada cuelmente de su amor de senectud, el fotógrafo- François Marie Barnier. Isabel Clara-Simó, todo talento y generosidad con Alcoi. El Museo de Bellas Artes de València presenta el 30 de noviembre una magna exposición sobre la Inmaculada Concepción. Arcana Imperii en El Carme. Las Sin Sombrero en la UA. Imperdible la exposición Yellowstone de Requena Nozal en el Palacio Provincial. Joaquín Albadalejo y con él todo el PP de Torrevieja –el Frente de Juventudes- en guerra contra los radicales, comunistas y separatistas catalanistas como Pep Gimeno Botifarra Medalla D’or de la Genaralitat al Mèrit Cultural. Joan Manuel Serrat –creo que lo conozco lo suficiente- no es un fascista. Inminente restauración de la Casa de las Brujas. Disjointed, una magnífica serie de Netflix con la impagable Kathy Bates. En tiempos turbulentos, sórdidos, sanguíneos, perdidos en la confusión y el ruido helado y sibilante de la serpientes y de los cantos de sirena, entre Escilay Caribdis, necesitamos acudir bien atados al mástil a los clásicos. Incluso a nuestros contemporáneos: Victoria Camps, Fernando Savater, Xavier Rubert de Ventós, Adela Cortina…y la clarividencia, experiencia, guía y nitidez expresiva –directos al corazón de la conciencia- de Rosa María Calaf e Iñaki Gabilondo.