ALICANTE. El Fuzzville sigue haciendo de las suyas, esta vez de la mano de Santa Leonor —uno de los agentes agitadores sonoros de la ciudad—, trayendo a Stereo Alicante otro de los conciertos previstos. Con más rock ‘n’ roll y un poquito de psychobilly. Armónicas, espuelas, chapas y chupas serán algunos de los artículos que se admiten para el doble concierto del miércoles que ofrecerán Daddy Long Legs y Dead Elvis & His One Man Grave. Una vez más, apostando por bandas internacionales y dentro de unas coordenadas sonoras que llevan dentro el ADN de taberna que tanto gusta en el festival y que tantas alegrías está sembrando en la ciudad cada vez que viene con su agenda.
Con altísimas dosis de blues y directamente desde Nueva York, Daddy Long Legs llegan para presentar su tercer largo, que como es de esperar, seguirá la senda de trabajos anteriores como Blood From a Stone o Evil Eye On You, es decir, blues por un tubo, locura rock ‘n’ roll y ritmos frenéticos. De hecho, es aconsejable que todos los que asistan lleven suelas cómodas, así que igual hay que plantearse lo de las espuelas, puesto que con este trío se va a sudar la camiseta.
De hecho, por los vídeos y lo que se comenta, su frontman, Brian Hurd, el encargado de darle caña a la armónica, es un tipo que no para de agitar desde el escenario. Así que precaución para quienes acudan. Quizá una muda no vendría mal. El trío bebe del movimiento roots y de grupos clásicos de antro como MC5 con todo lo visceral y eufórico que ello supone. Toda una experiencia para ver en directo y evocar décadas pasadas rescatadas fielmente por Daddy Long Legs.
Y para redondear la cita, estará junto a ellos Dead Elvis & His One Man Grave, un señor que apuesta por el zombie rock ‘n’ roll, un cowboy rockabilly solitario que lleva una máscara de zombie mugriento con la cara de Elvis Presley. Todo un personaje que se corresponde totalmente con la música que hace, con un rock ‘n’ roll árido, cachondo, macarra, que bebe de la guitarra rockabilly y que la toca mientras hace lo mismo con la batería. En otras palabras, un espectáculo el de este hombre que vendrá a enseñar el pelo en el pecho, sus colgantes de calaveras y a incendiar la pista a su ritmo desbocado por momentos, más calmado y abogando por sacar punta a su profunda voz en otros.
Una de esas rarezas que merece la pena ver al menos una vez en la vida. Un tipo haciendo la labor de tres: canta, toca la guitarra y toca la batería. Y además con una máscara zombie con pelo de Presley. La cita no podría pintar más chulesca. Asimismo, no faltarán tampoco sus arengas al público para después repasar clásicos como el ‘Surfin Bird’ de los Trashmen. Todo dicho. El miércoles, otro incendio de blues en Stereo.
