ALICANTE. Si Rosendo Mercado pudo sobrevivir al mito Leño, Roberto Iniesta está haciendo lo propio con ese monstruo llamado Extremoduro. Si es verdad que existen la reencarnación, en el rock hispano se ha producido una metempsicosis incruenta entre estos dos grupos y sus líderes. Es imposible no establecer un paralelismo entre la trayectoria de Leño y Extremoduro, de Rosendo y Robe.
El heavy, el rock duro y su última encarnación, esa etiqueta un poco de cajón de sastre –aunque con bastantes más puntos en común entre sus practicantes que muchas otras en la música popular moderna, indies varios incluidos-, el rock urbano, emparentado en algunos momentos y actitudes con el rock radikal –vasco, asturianu, galáico, catalán,...-, convirtiéndose en víctima colateral de la transitivamente fagocitadora movida.
En el libro La movida modernosa de José Luís Moreno-Ruiz, uno de los artífices de la época dorada de Radio 3, con su Rosa de Sanatorio, donde reparte hostias como panes a diestro y siniestro, no dedica, en sus 208 páginas, ni un solo improperio a representante alguno de esta tendencia. Existe una especia de bula entre la crítica musical que protege como un encantamiento a Ñu, Coz, Leño, Topo, Tarántula, Cucharada, Barricada, Los Suaves, incluso Barón Rojo y los chapistas Obús se libran de las lenguas afiladas. Reincidentes, Platero y Tú, Soziedad Alcohólica y, por encima de todos Extremoduro, han heredado esta capa de invulnerabilidad.
Según comenta el propio Iniesta, “la palabra destrozares es un sustantivo, pero no viene como tal en el diccionario. No pierdas el tiempo buscándola ni intentando entenderla, solo siéntela, En este disco hemos puesto todos lo mejor y lo más puro que tenemos dentro. Menos yo, Yo he puesto mis carencias y mis errores. He puesto mi delirio, mi falta de gusto, mi confusión, mis lágrimas, mi vanidad, mi soledad de lechuza y mis contradicciones”.
La gira con la que Robe está presentando ambos trabajos, tras su trayectoria –no finiquitada aún- con Extremoduro y el proyecto Extrechinato, tiene el título de Bienvenidos al temporal, que en su primera parte, Ponte a cubierto, ha cosechado tres ‘sold outs’, no quedando entradas para los conciertos de Madrid, Barcelona y Mérida. La segunda parte lleva por nombre Casi me corto el pelo.
Tanto para la composición de las canciones como para los conciertos Robe, desde que iniciara su actual andadura, cuenta con los músicos Carlitos Pérez, al violín; David Lerman, al clarinete; Álvaro Rodríguez, al piano; Albert Fuentes, a la batería y las percusiones; y Lorenzo González, a los coros.