Cuando mis hijas eran pequeñas las madres de los compañeros de clase se organizaban para poner dinero entre todas y regalar un detalle a los tutores de la clase en Navidad. (Los padres no se enteraban de nada de esto o muy poco. Es de esas gestiones que se dejan a las mujeres porque como todo el mundo sabe en nuestro ADN hay un gen de “regalos y detalles” que nos predetermina para ser las encargadas oficiales de pensar y comprar los regalos y compromisos de toda la familia incluida la familia política).
En la clase de mis hijas había una madre dispuesta cada año a hacer la convocatoria, recoger el dinero e ir y comprar el regalo en nombre de todas. A mi me parecía maravilloso y siempre se lo he agradecido muchísimo. Era fantástico que tuviera la gentileza de encargarse y resolver cada año ese asunto.
Un día mi hija me preguntó, mamá, ¿por qué siempre le da el regalo a la profe fulanito? Y yo le expliqué que bueno era lógico, no pasaba nada, es en nombre de todos y su mamá hacía el favor de organizarlo y comprarlo. A lo que mi hija contestó: Si, pero el profe cree que el regalo solo se lo ha hecho fulanito.
Me quedé muerta y lo vi todo claro. Mi hija, había observado lo que yo no percibía. El dinero era de todos pero la gestión y compra y por supuesto, la entrega, corría a cargo de una o como mucho un grupo reducido de madres. Seguramente el docente tenía asumido que era un regalo de todos los escolares pero las gracietas y la amabilidad se la llevaban los que estaban ahí en el momento de la entrega.
El lunes se inauguraba el tramo del AVE que permite el viaje de Madrid a Elche. Como explicaba Pablo Serrano en este mismo diario, se trata de una infraestructura que se lleva gestando desde hace décadas y ha pasado por diferentes gobiernos, con multitud de cambios, de manera que al AVE que el lunes llegó a Elche no lo conoce ni su padre.
En la foto y en el plasma salieron unos pocos. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el de la Generalitat, Ximo Puig, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, el alcalde de Elche Carlos González... y unos cuantos más. Demasiados.
Es lo mismo que el regalo del cole. El dinero es de todos, pero quien lo gestiona y, sobre todo, el que sale en la foto se lleva el mérito. Y en este caso el objetivo último, los votos. Eso es lo que buscan las fotos y declaraciones sin preguntas en el acto de Elche del lunes, el voto y la foto. El AVE lo hemos pagado todos pero lo entrega uno, un grupito selecto y seleccionado.
Hubo codazos para entrar al acto, afeamientos, paternalismo y condescendencia desde Madrid y mansplaining de todos hacia los pobres pueblerinos de provincias que no sabemos lo importante que es todo y cómo se hacen las cosas. Entre el jueves y el lunes oí más veces la palabra Moncloa que en toda mi vida, como si fuera un ente superpoderoso, místico, sobrenatural y reverenciable al que debemos sumisión, lealtad a ciegas y veneración.
Bueno, pues Moncloa decidió, al parecer, que Pedro Sánchez entregaría el regalo, acompañado de su grupo reducido y elegido de cargos y además, todo esto sería vía plasma con algunos medios “seleccionados” y por supuesto con muchas fotos y ninguna pregunta.
La excusa fue la pandemia, no había espacio para medios, especialmente para los medios locales, salvo “los elegidos”, (parece una serie de Netflix), pero sí hubo hueco para todo tipo de cargos, asesores, fotógrafos, responsables de muchas cosas y ese colectivo de seres encorbatados, peloteros y mediocres que son los que siempre entregan los regalos que pagamos todos.
Voy a contarles una cosa. Un día uno de los profesores de mis hijas receptor de esos regalos me contó su versión de la historia. Agradecía mucho el detalle cada año en Navidad, pero ese regalo llevaba detrás mil anécdotas un pelín cutres que al profe le demostraban el poco interés verdadero de la persona que regalaba.
Un año fue un reloj falso que metieron en una caja de una marca carísima y que cuando la profesora intentó ir al establecimiento a que le ajustaran el tamaño de la pulsera, pasó la mayor vergüenza de su vida. No dijo nada la mujer, muy prudente. En otra ocasión, el profesor comentó con risas que cada año recibía la misma corbata y que las tenía todas guardadas con mucho cariño aunque no se había puesto una corbata en su vida.. No era su estilo. En fin, él veía claramente que esos regalos muchas veces se hacían “por cumplir” o para “aparentar”, más que por tener un cariñoso y sencillo detalle con el maestro.
Lo mismo pasa con muchos políticos, por mucho que nos intenten hacer ver que nos traen regalos, que piensan en nosotros y que somos muy importantes, se les ve el plumero, o el reloj falso. Cuando llega la hora de votar, la ciudadanía sabe perfectamente de quién es el dinero. Incluidos los de provincias.