ALICANTE. Puede que la bronca de la grada del Rico Pérez no fuese suficiente para hacer cambiar de opinión a Juan Carlos Ramírez.
Puede que, pese a la derrota (1-3) a manos de un rival directo que le dejaba además fuera de las posiciones de play off y a su conocida falta de paciencia (que le pregunten a Pacheta, Herrero e incluso a algunos jugadores), el socio de Enrique Ortiz en el Hércules optase esta vez por templar gaitas con un Luis García Tevenet que dijo en sala de prensa que la directiva le había transmitido tranquilidad tanto a él como a la plantilla, algo que, por cierto, el entrenador sevillano no escondía una vez más que echaba en falta en el resto del entorno…
O puede simplemente que Ramírez no quisiese contradecirse, apenas 72 horas después de hacer en la emisora oficial del club una encendida defensa del técnico ("cuenta con toda la confianza") y su apuesta por un estilo de juego que, en el transcurso del partido ante el Badalona, fue criticado de manera vehemente (y no era la primera vez) por la afición…
El caso es que Tevenet seguirá siendo el entrenador del Hércules hasta como mínimo el próximo sábado, día en el que el equipo blanquiazul se enfrenta al Lleida. Si en el Camp d'Esports no se gana, veremos si todo o parte de lo anterior era cierto o realmente lo que pasó este domingo es que se quería destituir a Tevenet, pero no había candidato para sustituirle o, mucho peor: no había voluntad de asumir económicamente un relevo en el banquillo y, después, se cambia de opinión porque, de persistir en lo anterior, se deja al descubierto a las primeras de cambio que de eso de "proyecto de futuro" y "soluciones totales", que Ramírez dice abanderar, nada de nada.