VALÈNCIA. La Convención Ciudadana sobre la Salud Mental concluyó el pasado 2 de abril dejando un total de 26 propuestas elegidas por los 70 ciudadanos invitados mediante sorteo cívico, quienes fueron los encargados no sólo de sacarlas a la palestra, sino que también las jerarquizaron en el orden que consideraban prioritario. De esta forma, comienza la labor de Rafael Tabarés, comisionado de la Presidencia de la Generalitat para la Salud Mental, para convertir lo deliberado en un plan de acción con el que afrontar en el futuro problemáticas relacionadas con la salud mental.
El comisionado se reunió con Valencia Plaza para abordar todo el trabajo que les queda por delante en pro de hacer realidad todos estos planteamientos aportados, de naturaleza transversal y que no giran exclusivamente en torno a lo asistencial, pues aluden de igual forma a la promoción de la salud mental o a la relación de esta con el entorno laboral, entre otros aspectos. En definitiva, un total de 26 propuestas que, como el propio Tabarés mencionó en la sesión inaugural del 5 de marzo, han de tener "implicaciones políticas".
- ¿Cómo han sido las sensaciones tras la conclusión del última acto en València?
- Muy buenas, he quedado realmente impresionado con el proceso. Creo que la Convención Ciudadana sobre la Salud Mental ha sido un ejemplo y un modelo de justicia, porque los asuntos relacionados con la salud mental y con las personas que tienen un trastorno mental grave han estado siempre en la marginalidad. La mayor parte de la sociedad ha mirado hacia otro lado en relación con sus libertades, por vergüenza o prejuicio. Mucha gente ha considerado a las personas con un trastorno mental como si fueran seres infrahumanos o creados por Lovecraft.
"LOS CIUDADANOS INVITADOS LOGRARON HACER RECOMENDACIONES MUY ATINADAS Y SOLVENTES"
La convención ha permitido que, desde esa marginalidad, se haya establecido un puente hacia la centralidad que, sin duda, ayudará mucho. También hemos conseguido poner en marcha un proceso de innovación sociopolítica que permite rejuvenecer y regenerar democracias. Se ha demostrado el hambre de los ciudadanos por una democracia más genuina; ciudadanos con ganas de escuchar, aprender, hablar, proponer, recomendar y supervisar.
- ¿Cómo ha sido, precisamente, la evolución de esos 70 invitados a lo largo de las cuatro jornadas de la convención?
- Una de las cosas que más impresiona es ser testigo de cómo personas con un conocimiento muy superficial y muy relativo de un asunto tan complejo como es la salud mental tienen tanta capacidad de escuchar, de aprender, de dialogar y de deliberar. Los ciudadanos invitados lograron hacer recomendaciones muy atinadas y solventes, y eso se ha ido viendo a lo largo del proceso. La fidelidad a lo largo de cuatro fines de semana en las distintas capitales de provincia es uno de los indicadores que demuestran que, cuando le das confianza a la gente y la tratas con respeto, te devuelve esa confianza y ese respeto.
- ¿Cuándo tienen pensado comenzar con la redacción del plan de acción?
"LA SOCIEDAD NECESITA MEJORAR LA FORMACIÓN EMOCIONAL DE LOS ESTUDIANTES DE SECUNDARIA Y BACHILLERATO"
- Este mismo mes, inmediatamente después de las vacaciones, vamos a convocar al Comité de Expertos de la Convención y al Comité de Seguimiento de la Convención para presentarle las recomendaciones y hacer un informe sobre cómo ha ido la convención. Así me lo ha pedido el presidente de la Generalitat. La idea es que todo esto se produzca este mes. A ese comité de seguimiento hemos invitado a dos miembros de la convención. Les pedimos que se incorporaran porque los ciudadanos querían más, estaban dispuestos a seguir trabajando y querían vigilar qué se hacía con su trabajo. Querríamos tener un primer borrador antes de que llegue el verano. El objetivo es que el plan de acción de salud mental entre en las negociaciones de los presupuestos. Empezando por los próximos de 2023.
- Muchas de las medidas entran dentro de las competencias de Educación. ¿Ha estado siguiendo esta conselleria de cerca las sesiones?
- Sí hemos tenido ya contacto con el secretario autonómico, Miguel Soler, y queremos plantearles las recomendaciones de la Convención. Por una parte, la sociedad necesita mejorar la formación emocional de los estudiantes de secundaria y bachillerato; por otra, la formación específica y especializada de la comunidad docente, incluidos los orientadores y profesores, sobre temas de salud mental y la posibilidad de introducir algunos programas específicos en educación relacionados con la salud mental, como por ejemplo el manejo del estrés, el manejo de la agresividad, la mejora de las estrategias relacionadas con una vida saludable...
De hecho, hemos propuesto hacer una programación específica sobre aprendizaje socio-emocional. Hemos tenido ya una reunión y queremos, antes de que acabe este mes, iniciar una experiencia piloto con 15 centros educativos de la mano del secretario autonómico y el subdirector de formación del profesorado, Carlos Sánchez. Si funciona bien, podría ponerse en marcha de una forma más generalizada en el inicio del próximo curso académico.
En definitiva, hay una sensibilidad extraordinaria por parte de las personas que firmaron la Convención en ir a la raíz del problema: el estudiantado y los centros. Han comprendido sobradamente que la mayor parte de los problemas de salud mental aparecen antes de los 15 años.
- Las universidades valencianas han estado presentes a lo largo de las cuatro sesiones. ¿Cómo de fuerte van a pujar para implementar ellas también lo que se acuerde de cara al futuro?
- Tengo que decir que los rectores de las universidades valencianas, tanto públicas como privadas, y los equipos rectorales están muy preocupados y muy interesados por la cuestión de la salud mental en su estudiantado. No únicamente es un tema de enseñanza básica o de bachillerato, sino que también es fundamental estar atentos a lo que está pasando con la comunidad universitaria, desde estudiantes hasta el profesorado. Por ello, los rectores de las universidades públicas y privadas valencianas ofrecieron sus sedes y han ofrecido sus cátedras para hablar sobre la salud mental.
La rectora Mestre ha introducido propuestas de esta índole en su programa y está valorando cómo articular específicamente las cuestiones de salud mental de una forma estructural. La rectora Alcón (UJI), que tiene un proceso electoral a la vuelta de la esquina, también me comentó que quiere introducir estos aspectos en su programa electoral, y la rectora Navarro (Universidad de Alicante) tiene un delegado específico sobre temas de salud mental: Miguel Richart.
"DELIBERAR HA SIDO FUNDAMENTAL: NO ES DEBATIR; ES DIALOGAR Y LLEGAR A POSICIONES QUE TENGAN COMO OBJETIVO EL BIEN COMÚN"
Es más, la Confederación de Rectores de las Universidades Españolas está comunicando directamente al ministro Subirats que hay que resolver y tener en cuenta los problemas de salud mental. Las delegaciones de estudiantes de las distintas universidades están dejando ver que ser universitario no es estar en el 'mundo de yupi' ni una situación idílica. Y tras el paso de la pandemia, con más razón.
Los datos que tenemos plantean claramente que hay problemas de ansiedad y de depresión entre el colectivo estudiantil. Sobre todo en algunas áreas del conocimiento más que en otras, como en la rama de Ciencias de la Salud. Los estudiantes de medicina tienen mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental derivados de los procesos de aprendizaje tan exigentes a los que se someten.
- Visto entonces el interés y apoyo de los diferentes agentes sociales en esta causa, ¿cree que se realizarán más procesos deliberativos en el futuro con otras temáticas como eje vertebrador?
- Sí por lo que comentaba antes, que se trata de un ejemplo de justicia e innovación democrática. Los ciudadanos están subiendo escalones con este tipo de procesos. Durante los últimos años nos hemos acostumbrado al ciudadano participante, aquel que por el mero hecho de ser ciudadano tiene derecho a voto, lo cual está bien, es universal y fundamental. No obstante, tiene como inconveniente que los procesos electorales muchas veces se convierten en partidos de fútbol, con bandos o facciones. El ciudadano sólo participa en los procesos que abren las instituciones.
El ciudadano deliberante es el siguiente escalón, aquel que se implica, que tiene un interés genuino y verdadero. Aquel con hambre de democracia e insatisfecho de sólo ser ciudadano votante, pues desconfía en la democracia actual dadas la corrupción y la polarización. Pero, si se dan las condiciones, es capaz de implicarse porque se le va a tratar respetuosamente, se le va a enseñar, va a poder preguntar y va a poder deliberar. Porque deliberar ha sido fundamental: no es debatir; es dialogar y llegar a posiciones que tengan como objetivo el bien común.