Los Premios de las Artes Escénicas 2021 coronan a La mort i la donzella como el montaje más premiado, mientras que Soledad se hizo con el premio a mejor espectáculo de danza y Saguntiliada hizo lo propio en la categoría de teatro
VALÈNCIA. Un año más, las artes escénicas valencianas se reunieron bajo un mismo techo. Y vaya año. El Teatre Principal de València se convirtió en el escenario de los Premios de las Artes Escénicas Valencianas 2021, con una gala cuyo hilo conductor hablaba de la recuperación y que coronó a La mort i la donzella como el montaje más galardonado, mientras que Soledad se hizo con el premio a mejor espectáculo de danza y Saguntiliada hizo lo propio en la categoría de teatro. Los premios vuelven en un año que, aunque ahora con aforo completo, sigue siendo complicado para las artes escénicas, que continúan peleando para superar una crisis sanitaria que ha tocado especialmente a las artes en directo, así como para impulsar un cambio en su relación con la administración pública. También las salas públicas sufren, en este caso por la escasez de personal y recursos. Quizá por esto, la gala también fue la oportunidad clave para la reivindicación.
“¿Por qué la gestión de los teatros se están privatizando?”, se preguntó Juanjo Llorens durante su discurso, en el que instó a la protección de los trabajadores de las salas públicas y a reforzar plantillas. También de la necesidad de apoyo público habló Luis Crespo, quien apuntó que los montajes más premiados son aquellos realizados por compañías que tienen una residencia en un teatro. “Hay una gran diferencia cuando una compañía que puede ensayar durante temporadas largas, con una estabilidad. Me gustaría que programadores, concejales, dieran cabida a compañías que necesitan un espacio donde ensayar. Son espacios públicos y tendrían que ocuparlos”.
La compañía Titoyaya fue tajante a la hora de hablar de lo que describen como una “situación límite” y un “sistema de ayudas insostenible”, en referencia a la polémica vivida en los últimos meses que ha enfrentado a los profesionales del sector con el Institut Valencià de Cultura (IVC). En su discurso describieron un presente marcado por la “incertidumbre, precariedad y poca voluntad política”, un mensaje repetido por no pocos de los galardonados. “Queremos trabajar en condiciones dignas. Queremos salir de la precariedad de la profesión”. Esta fue la idea que pusieron sobre la mesa tanto la compañía Lucas Escobedo como Marea Danza, premiadas por Paüra y Rebel·lió, que se sumaron a una reivindicación que se convirtió en un grito común entre todos los profesionales del sector.
La gran vencedora de los premios no fue ninguna sorpresa. La mort i la donzella barrió con seis premios apenas un mes después de recoger tres ‘manzanas’ en los Premios Max, siendo reconocida en las categorías de mejor dirección coreográfica, que recayó en Asun Noales; mejor iluminación para Juanjo Llorens, quien defendió en su discurso la necesidad de descentralizar la cultura desde València hacia Alicante y Castelló; a mejor bailarina y bailarín, para Carmela García y Eduardo Zúñiga; y mejor música para Telemann Rec, conjunto formado por Aurora Baño y Pere Jou. Los premios, además, han resuelto una cuenta pendiente que quedó en los Max, con el premio a mejor escenografía para Luis Crespo. “Esa escenografía es parte fundamental del espectáculo”, defendió Noales en su discurso en los Max. Ahora han ajustado cuentas y Crespo, uno de sus colaboradores más cercanos, se lleva premio por La Mort i la donzella.
“Cuando nos dan medios, nos dan espacio, tenemos resultados. Hay que apostar por la danza”, defendió Noales en su discurso, en el que subrayó la necesidad de dejar atrás “prejuicios” a la hora de programar. Se le escapó a La mort i la donzella, eso sí, el premio a mejor espectáculo de danza, que recayó en Soledad, de la compañía Titoyaya, una propuesta de danza inclusiva, intergeneracional y multicultural en la que el eje central es la soledad no elegida. Por su parte, el premio a mejor espectáculo de teatro fue para la Saguntiliada de Hongaresa Teatre, “una obra de amor al teatro”, en palabras de su autor y director Paco Zarzoso, que viaja a la Edad Media, Siglo de Oro o la dictadura franquista. Por su parte, el mejor espectáculo de circo ha sido para Paüra de la compañía Lucas Escobedo; mientras que el de artes de calle, fue ‘ex aequo’ para Sènia, de la compañía Fil d’Arena y Roda, de Marea Danza, que también fu premiada a mejor montaje para niños y niñas con Rebel·lió.
Por su parte, el premio a la mejor dirección teatral ha recaído en la directora y actriz Magüi Mira por la obra Adiós, dueño mío; el de mejor artista de circo ha ido a Angela Sáez por Tranvía n.º 12; mientras que el premio a la mejor actriz y actor ha sido para Victoria Salvador por Proyecto Meitner y Roberto Hoyo por su interpretación en Lázaro, quien dio uno de los mensajes claros a la próxima generación de actores valencianos: “Vamos a dar mucha guerra”. Completa el palmarés Daniel Machancoses, que se ha llevado el reconocimiento en la categoría de mejor versión, traducción o adaptación por el texto de El malfet d’Inishmaan; y Marisa Ibañez y Svetlana Bokham, galardonadas en la categoría de mejor vestuario por su trabajo en el espectáculo Karpaty. El mejor texto, por su parte, ha sido el de Presoners, escrito por los autores Pasqual Alapont, Sonia Alejo, Chema Cardeña, Patricia Pardo, Rodolf Sirera y Begoña Tena.
La gala también contó con la participación de representantes institucionales como la secretaria autonómica de Cultura y Deporte, Raquel Tamarit, quien se reservó un espacio clave en la gala con la entrega del Premio de Honor a Payasospital, anunciado hace unos días. La asociación representa esa conexión, quizá de la manera más explícita, entre la cultura y la salud, con un proyecto aunque "no llena teatro", explicó su director artístico, Sergio Claramunt, es clave para el bienestar de sus espectadores.