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del derecho y del revés  / OPINIÓN

Queremos paz: Ucrania libre 

27/02/2022 - 

Estábamos recuperando cierta normalidad en la pandemia, habíamos logrado un respiro a pesar de que seguimos con altas cifras de fallecidos por COVID-19 cada día, cuando llegó Putin con su megalomanía e ideas expansionistas, a hacer saltar por los aires todas nuestras seguridades. Ahí comprendimos que la seguridad en realidad no existe. La invasión de Ucrania de esta semana nos ha dejado a todos con una tremenda preocupación. Claro, será que a Putin le parecía poco la enorme superficie de Rusia, pues parece que añorara la que antes se conoció como “Gran Rusia” y deseara recuperar los países que se independizaron y pasaron a la democracia. Al parecer no estaba dispuesto a permitir la independencia de un país como Ucrania, el que se ha venido a conocer como el “granero de Europa” y que tiene todo tipo de atractivos para explicar la invasión. Me refiero a sus recursos naturales. Cualquier pretexto era válido para justificar el ataque ruso; daba igual, pues se veía con claridad desde hacía días que la diplomacia estaba fallando, que a Putin nadie se atreve a toserle y por tanto estábamos tristemente abocados a esta fatalidad. Los restantes líderes mundiales le tienen pánico. En Ucrania están viviendo una verdadera pesadilla y el resto del mundo anda con el corazón encogido, pero sin mover ficha. Me pregunto qué pensará la mayoría del pueblo ruso, tal vez no estén de acuerdo con la invasión, pero tampoco se atrevan a decirlo.

El mundo en su conjunto, pero occidente en particular, están demostrando una nula capacidad de reacción y para repeler este ataque y mantener la seguridad, especialmente en nuestro continente. Estamos todos en riesgo, como decía este sábado la ministra Margarita Robles, cuando dijo que hoy es Ucrania, pero que la situación es muy preocupante también para los países limítrofes. Y esa preocupación la ha demostrado el Gobierno, con la reunión que ha mantenido Sánchez con los anteriores presidentes, González, Aznar, Zapatero y Rajoy, para intercambiar opiniones y experiencia. Creo que era la primera vez que ocurría un hecho así, dado que Sánchez ha demostrado siempre una gran autosuficiencia, que contrasta con la convocatoria de esta reunión. No es tranquilizador, precisamente. Ni siquiera en lo más crudo de la pandemia se produjo una reunión semejante, por lo que la conclusión es clara: hay que agarrarse bien los machos. Yo a Sánchez no le arriendo la ganancia, la verdad. Hay que reconocer que a este presidente le están tocando en el ejercicio del cargo circunstancias de enorme dificultad, pero la actual puede superarlas a todas. Esperemos que no, que en algún momento en esas dichosas cabezas de los mandamases se encienda una luz y que los que tienen a mano peligrosísimas bombas sean capaces de mantener a raya la testosterona y piensen en las personas, en las vidas que pueden segar, y en el desastre que van a causar antes de apretar el botón.

La guerra es un fantasma que nos encoge el corazón, nos aterroriza y rechazamos de plano, pero me pregunto qué haríamos nosotros si vinieran a invadirnos, ¿estaríamos dispuestos a sacrificar nuestra propia vida? ¿Y las de nuestros hijos? En estos días, nos hacemos preguntas incómodas que creíamos que nunca nos tendríamos que hacer. Los mayores nos contaban que lo peor que habían vivido había sido la guerra, pero nos parecían historias trasnochadas, que no tenían nada que ver con nosotros.

Pase lo que pase, que esperemos ocurro lo más pronto posible y con un mínimo destrozo, las consecuencias no son solo para Ucrania o los países de su entorno. Se prevé que varios millones de personas, incluso se habla de cinco millones, pueda salir de su país, huyendo de esta situación. Necesitarán ser acogidos por nosotros, por los restantes europeos, y vamos a tener que demostrar una enorme generosidad en este sentido, no sólo a la hora de enviarles ayuda humanitaria, pero también para recibirlos en nuestras propias casas. No sé si estamos mentalizados de lo que puede llegar a ser.

Anonymous ha declarado la ciberguerra a Rusia, y también se han tomado por parte de occidente otras medidas que parecen una imbecilidad por lo débiles frente a la fiera ofensiva militar de Putin, como echar a Rusia del código Swift bancario, lo que tiene ya efectos sobre las transacciones internacionales con este país. Algunas empresas de nuestra provincia ya han visto cancelados pedidos por esta causa, y parece que nuestras reservas de gas están al mínimo. Estemos alerta y recemos para que no se cumplan los peores pronósticos, confiemos en que una enorme cadena humana de solidaridad y paz, junto con la firmeza de los países occidentales y de EE. UU., sean capaces de frenar este desastre.

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