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tribuna libre  / OPINIÓN

Que los ODS no sean solo unas siglas

18/02/2022 - 

Los líderes mundiales adoptaron hace siete años un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos años. Para alcanzar estas metas, todo el mundo tiene que hacer su parte: los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y cada persona que habita este planeta.

Como presidente del Consorci Mare y alcalde de un municipio de menor población, Orxeta, cada vez soy más consciente de que las instituciones debemos velar por que cada paso que demos en nuestro ámbito, por pequeño que sea, debe consolidar el valor de la economía circular, la sostenibilidad. Que los ODS no sean solo unas siglas si no que seamos capaces de fijarnos, a pequeña o gran escala, nuestros propios objetivos para ir dando pasos hacia una responsabilidad compartida.

Desde lo público, que es lo que a mí me toca, debemos comprometernos con nuestra sociedad, con nuestros vecinos y vecinas, con los que son y con los que vendrán. Por ejemplo, que en las adjudicaciones de los concursos públicos se fijen criterios sostenibles acorde a las necesidades del proyecto. Que se tengan en cuenta la proximidad, los salarios justos, el desarrollo de acciones por el clima, actividades que redunden en la salud y el bienestar de sus trabajadores, donde haya igualdad de género, donde haya una producción y un consumo responsable de los recursos… Todo ello permitirá la construcción de una sociedad más fuerte, más cohesionada, más responsable, crítica y sostenible medioambientalmente. Tendrán más éxito y seguro que más ayudas las empresas que sean capaces de llegar a un desarrollo real de las actividades económicas sostenibles con energías renovables que, de forma limpia, contribuyen a una estabilidad medioambiental y ayuda a crear comunidades y ciudades sostenibles, tal como promulgan los ODS.

Las empresas privadas deben tener como prioridad convertirse en empresas sostenibles, donde tenga cabida un liderazgo responsable para guiar a su organización por ese camino durante los próximos años.  Porque las empresas con una genética sostenible más fuerte tienen más probabilidades de ofrecer valor financiero y un impacto positivo duradero para la sociedad y para el medio ambiente. Esto implica desarrollar nuevas prácticas de gestión, sistemas y procesos que las personas trabajadoras deben seguir en toda la organización, así como cambiar sus comportamientos y sus capacidades a la hora de tomar decisiones.

La única forma de que la sociedad se desarrolle con libertad, de que las empresas puedan generar beneficios sin explotar los recursos, es bajo la atenta mirada de la sostenibilidad. Porque ser sostenible funciona.

Y yo no puedo pensar en sostenibilidad sin hablar de economía circular. Porque el modelo económico lineal es obsoleto, el modelo de usar y tirar tiene los días contados. Y eso solo es posible si desde el primer momento en el que se piensa un producto se hace con mentalidad sostenible: desde el diseño, el uso de materiales más eficientes, que se puedan reparar si se estropea, utilizando materiales reciclados y reciclables que aumenten su durabilidad y que no nos veamos abocados a tirar solo por el hecho de haber pasado de moda.

Y sobre todo, debemos evitar la generación de residuos y promulgar las tres R: reducir, reutilizar y reciclar. Pero no solo eso: debemos ser unos consumidores responsables, hacernos preguntas a la hora de comprar, elegir siempre productos con la menor cantidad de envases, evitar el desperdicio alimentario. Cuantos menos residuos entren en las plantas de tratamiento, mejor se hace el trabajo. Solo se deposita en el vertedero aquello que no se ha podido valorizar, es decir, si le damos la vuelta, gracias a la nueva maquinaria y a las manos de las personas que trabajan en ellas somos capaces de recuperar la mitad de los residuos que entran y valorizarlos para darles una segunda vida. Porque cumplir la normativa nos permite llegar más lejos en el camino hacia una economía circular real y efectiva. Y solo así conseguiremos el progreso.

José Vicente Ferriz es presidente del Consorci Mare y alcalde de Orxeta

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