El lipedema es una enfermedad que se produce cuando el tejido adiposo (tejido graso) se acumula de forma progresiva e incontrolada en piernas y brazos.
Además del evidente aumento de volumen en la zona, el lipedema tiene algunos síntomas como sensación de pesadez y dolores continuos, episodios repentinos de inflamación, picor, aparición de hematomas o aumento de sensibilidad al contacto, lo que afecta directamente al día a día de quienes lo padecen, que son casi exclusivamente mujeres.
Según la Sociedad Española de Linfedema, y aunque no hay datos oficiales, entre un 4 % y un 11 % de las mujeres padece lipedema en diferentes grados.
Esta enfermedad fue reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2018, dentro del capítulo de patologías cutáneas a partir de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE 11).
Aun así, el diagnóstico clínico del lipedema no siempre es claro, ya que puede confundirse con otras patologías como la obesidad o el linfedema.
La etiología y la fisiopatología del lipedema no son muy conocidas, aunque se sospecha que en su aparición hay un factor genético/hereditario (suele afectar a varias mujeres de la misma familia) y hormonal (se manifiesta casi exclusivamente en la población femenina - 99 % de los casos - y aparece a partir de la pubertad).
Según nos explica el Dr. Mario Márquez, cirujano plástico de Quirónsalud Torrevieja, «el lipedema frecuentemente comienza o se intensifica coincidiendo con un cambio en los niveles de hormonas de la mujer, como pueden ser la pubertad, el embarazo, la menopausia o la toma de la píldora anticonceptiva».
Algunas fuentes también apuntan a que el origen del lipedema podría estar relacionado con la permeabilidad intestinal y con un cambio inflamatorio en la microbiota que provoca que las citoquinas pasen al torrente sanguíneo.
Las citoquinas son pequeñas proteínas que, si llegan a las células de grasa, pueden inflamarlas hasta diez veces más de su volumen normal.
Con el fin de «arreglar» este aumento de tamaño, el cuerpo produce más células con el fin de distribuir la grasa entre todas ellas.
El problema es que las citoquinas liberadas a la sangre como consecuencia de la permeabilidad intestinal llegan también a esas células de grasa nuevas y las vuelven a inflamar.
El Dr. Mario Márquez destaca la importancia de diferenciar el lipedema del sobrepeso o la obesidad, aunque ambas patologías puedan estar asociadas.
«La característica principal del lipedema es la desproporción entre piernas o brazos (con gran acúmulo de grasa) con el tronco y el resto del cuerpo. Además, los depósitos grasos del lipedema tienen una respuesta muy limitada a la dieta y a la realización de ejercicio, aunque sea intensa. E incluso pueden manifestarse en mujeres sin sobrepeso».
Respecto a su diagnóstico clínico, el especialista de Quirónsalud Torrevieja añade que esta patología «conlleva un aumento de la presión en los tejidos, dando lugar al síntoma más importante del lipedema: el dolor».
En las fases iniciales de la enfermedad, este dolor puede ser muy sutil, si bien la progresión de la enfermedad hace que se intensifique.
«Dicho dolor en piernas o brazos puede estar presente en reposo y aumentar al caminar».
El Dr. Márquez también añade otros síntomas característicos del lipedema, como «dolor ante la palpación (en especial en determinados puntos, como la cara interna de las pantorrillas) y una tendencia elevada a la formación de hematomas en las piernas».
El cirujano plástico de Quirónsalud Torrevieja reseña la importancia de no confundir el lipedema con el linfedema, un problema del sistema linfático que provoca que el volumen de la pierna aumente por una acumulación de líquido.
La principal diferencia entre lipedema y linfedema es la forma de la acumulación, que en el segundo caso suele ser asimétrica. Es decir, que una pierna se inflama más que la otra.
Además, la acumulación de líquido provocada por el linfedema afecta al pie, mientras que en el lipedema los pies son normales y el volumen de grasa comienza a acumularse justo por encima de los tobillos.
Otras diferencias entre linfedema y lipedema son:
El linfedema puede ser unilateral (afectar únicamente a una pierna), y el lipedema es bilateral.
El linfedema no causa dolor, y el lipedema sí.
El linfedema afecta a un porcentaje de la población femenina más bajo que el lipedema (un 3 % frente a un 11 %).
El linfedema responde bien a la elevación de piernas, pero el lipedema no.
El linfedema tiene buena respuesta a las dietas, mientras que el lipedema tiene una respuesta muy limitada y baja frente al control dietético.
El linfedema tiene una baja incidencia familiar, pero el lipedema suele manifestarse en mujeres de la misma familia.
Las pacientes con lipedema acuden a diferentes profesionales debido a la disparidad de sus síntomas, entre los que destaca el aumento de volumen en las extremidades inferiores y el dolor.
Muchas de estas mujeres también presentan sobrepeso, lo que empeora su movilidad, favorece complicaciones osteoarticulares y afecta a su calidad de vida y autoestima.
Tal y como explican desde la Asociación Española de Linfedema, el uso de medias de compresión y las técnicas de drenaje linfático manual pueden ser útiles para reducir el dolor y los edemas causados por el lipedema, pero nunca para reducir el volumen.
El único tratamiento definitivo del lipedema es el quirúrgico, ya que es la forma efectiva de eliminar el tejido adiposo patológico.
«Los tratamientos de presoterapia y pasivos en piscina pueden ser interesantes al principio de la enfermedad. En los estadios avanzados (grados II, III y IV) será necesario realizar una lipoaspiración de la grasa patológica», comenta el Dr. Mario Márquez de Quirónsalud Torrevieja.
El especialista en cirugía plástica también añade que, hasta la fecha, la liposucción asistida de alta presión es la técnica que ha demostrado mejores resultados para tratar el lipedema.
El Quirónsalud se utiliza la técnica WAL (Water-Assisted Liposuction o liposucción asistida por agua), que ofrece resultados definitivos y un posoperatorio es bastante sencillo.
Básicamente, consiste en hacer, al mismo tiempo, la infiltración de líquido y la aspiración de la grasa, lo que minimiza el daño sobre el sistema linfático superficial y las estructuras vasculares.
La recuperación de la operación del lipedema suele rápida y positiva, con complicaciones escasas, aunque, como en cualquier liposucción, «se necesitan 48 horas de reposición hídrica y dos semanas portando una prenda de presoterapia que ayude a eliminar los restos de grasa y readaptar la piel», concluye en Dr. Márquez.
Solicita más información en el servicio de cirugía plástica de Quirónsalud Torrevieja