CASTELLÓ. Samuel Falomir se ha convertido de facto en el nuevo secretario general de Castellón. Y, con ello, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, recupera el poder perdido en su propia provincia.
En cuestión de meses, Puig ha recompuesto las relaciones con Ferraz y ha pasado de enemigo a persona clave para Pedro Sánchez, ha logrado liderar sin cuestionamientos internos su poder autonómico -laminando el abalismo- y, además, como carambola, ha recuperado Castellón.
El alcalde de l'Alcora -su candidato- ha conseguido el 52,8% de los votos (886) frente a los 793 del que era el secretario general, Ernest Blanch con un 47,2% de los votos a los que hay que sumar un 1% de votos en blanco. Un resultado que supone un vuelco en una provincia y que se le resistía a Puig pese a ser su propia casa.
La opción de Blanch se había convertido en una especie de refugio de todos aquellos que se sentían agraviados por Puig y que había logrado sumar apoyos de los sanchistas (Puig apostó por Susana Díaz), los abalistas, los alartistas... Y gran parte de Castelló ciudad, principal feudo en número de votos.
De hecho, la imposibilidad de maniobrar del presidente de la Generalitat se visualizó cuando en 2019 los socialistas recuperaron la Diputación de Castellón y apenas pudo decidir a los diputados provinciales. En aquel momento, Ernest Blanch eligió la composición de los diputados y apostó claramente por José Martí como presidente.
Martí es alcalde de Suera, que es del partido judicial de Lucena. Y en Lucena el diputado siempre había sido históricamente del Partido Popular gracias al trabajo de Luis Rubio, alcalde de Villahermosa. Pero el efecto Falomir hizo que el socialista arrasara con una mayoría absoluta que hizo que el diputado en liza cayera para el PSPV.
Fue este diputado el que dio a los socialistas la llave de la plaza de las Aulas tras más de 20 años. Pero la plaza no fue para Falomir, sino que fue para Martí. A ello se le añade la mala relación con Vila-real y su alcalde, José Benlloch, quien perdió las anteriores primarias o el malestar de la alcaldesa de la Vall d'Uixó, Tania Baños, con la actual ejecutiva socialista.
Falomir ha ganado en una gran cantidad de mesas electorales establecidas por el PSPV en este proceso lo que evidencia que su discurso renovador ha calado entre los militantes más allá de lo que había elegido los alcaldes.
Uno de los resultados más sintomáticos del proceso de primarias ha sido la fotografía que dejan las urnas en Castelló ciudad. La alcaldesa, Amparo Marco, y su equipo, apostaban por Blanch mientras que el presidente de PortCastelló, Rafael Simó, formaba parte de la candidatura de Falomir. En la capital, cuyos resultados han sido decisivos, el de Morella lograba 169 votos frente a los 161 del alcalde de l'Alcora, evidenciando que como en el resto de la provincia, el socialismo de la capital muestra una división interna evidente.
Ernest Blanch advertia nada más conocer el resultado que "me pongo a su disposición del compañero y amigo Falomir, es un día alegre por la lección de democracia que hemos dado al resto de partidos" y puso en valor "el haber recuperado la Diputación y obtener los mejores resultados para Ximo Puig y para Pedro Sánchez" y dijo que "espero y confío que Castellón siga siendo socialista".
Falomir, en sus primeras palabras como secretario general, aseguraba que "es verdad que ha habido dos candidaturas pero desde hoy mismo solo habrá un PSPV de Castellón" y advertía que "vamos a trabajar desde la unidad, que es esencial, para mejorar los resultados y ayudar, desde ahí, a solucionar los problemas de la gente".
"Desde ya mismo nos podemos a trabajar", advertía, a la vez que aseguraba que "nos han dejado el listón muy alto y sin esos resultados no estaríamos aquí" por lo que "no hay que parar y hay que seguir avanzando".