Ximo Puig y Carlos Mazón.ALICANTE. Después meses de amores (entre Ximo Puig y Carlos Mazón), y desamores (entre la Generalitat y la Diputación de Alicante); abrazos (Mónica Oltra y Francesc Colomer conel propio Mazón) y roces (con el Fondo de Cooperación Municipal), y mucha filosoría al respecto, llega el día del diálogo. Este martes, se reúne la Comisión Bilateral entre la Diputación de Alicante y la Generalitat. Sobre la mesa, las cuestiones pendientes que han ido caldeando el ambiente en el último trimestre del año, antes de que se aprobaran las cuentas de la institución provincial. Las competencias impropias (sociosanitarias); el Fondo de Cooperación Local (que aporta la Diputación a una cuenta conjunta con la Generalitat), y otras cuestiones más que puedan surgir.
A Carlos Mazón le hubiera gustado que Ximo Puig estuviera presente en en ese encuentro, pero, al parecer, no será de la partida. La mesa tendrá 8 sillas: las cuatro de la diputación alicantina (Carlos Mazón, Juan Bautista Rosellón, Julia Parra y Javier Gutiérrez) y las cuatro de la Generalitat (Antoni Such, Alfred Boix, Iván Castañón y Àngela Ballester). En total, cinco partido representados: PP, Cs, PSPV, Compromís y Podem.
Las cartas de la Diputación de Alicante ya están sobre la mesa: las competencias impropias; es decir, gestión del Hogar Provincial; centro Doctor Esquerdo de salud mental y el Instituto Pedro Herrero deben pasar a la manos de la Generalitat, porque ahora los sufraga la Diputación de Alicante. Y con el dinero que se libere del presupuesto, la Diputación aportará, al parecer, gustosamente, 14 millones al Fondo de Cooperación Municipal, que será dinero ingresados en las cuentas de los ayuntamientos para que puedan gastarlo de acuerdo con sus necesidades. Hasta el momento, esa cantidad se aporta en forma de obras, las denominadas financieramente sostenibles.
En estos momentos, la Diputación de Alicante representa la excepción respecto al resto de institucionales provinciales: es la única que todavía gestiona competencias que no le corresponden. Valencia y Castellón ya hace tiempo que las traspasaron a la Generalitat, de ahí que el presidente de la institución haga valer ese agravio comparativo, que además lleva años acumulado.
Pero hay más: es posible que en la reunión sobrevuele alguna cuestión más: convenios de gestión de carreteras u obras de ciclo hídrico, en las que la Generalitat también debería aportar una parte de la financiación y, por las razones que fuera, no aporta. Veremos cómo acaba la cosa: además de voluntad, una parte debe comprometer fondos económicos; de lo contrario, el resto de partes queda inmóvil. Mazón necesita comprobar que el PSOE muestra la misma voluntad, organización y trabajo que ha exhibido Compromís, o el secretario autonómico de Turismo. Y ello conlleva que alguien rebaje el torno y que olvide la relación de subordinación.
