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socialmente inquieto / OPINIÓN

¿Por qué se construyó el Teatro Principal en Alicante?

4/01/2021 - 

Estamos en un nuevo año, es necesario reaccionar y enterrar esa sensación de pesimismo de muchos con la que se cerró el año pasado. El nuevo año empieza con las vacunaciones masivas contra el covid-19 en España y en el mundo y eso produce cierto alivio, como si cerrásemos una etapa y abriéramos otra. Y en realidad lo hacemos porque ya es 2021. Con todas las cautelas con el coronavirus, la responsabilidad con esta situación, y teniendo en cuenta que la salud es lo primero, hay que tener otra actitud más positiva con este nuevo estreno. 

Y de un estreno va también este artículo, en realidad más de dos, aunque uno de ellos fue más importante que los demás para Alicante y los alicantinos. Se buscaba solventar una necesidad que tenía que ver con el ocio, con el esparcimiento, con esa necesidad de distraerse y de divertirse, después de la actividad laboral y de las inquietudes familiares quien las tuviera. Tocaba pasarlo bien y de eso se trataba. En Alicante siempre hubo y hay mucha afición a las artes escénicas. Supongo que ya han adivinado que me refiero al estreno del Teatro Principal de Alicante, entre otros, que tanta afición produjo este último de la mano de los anteriores. Ya verán. 

Pero antes de relatarles este suceso, permitan que les cuente dónde se hacía teatro en la ciudad de Alicante antes de tener ese gran coliseo de la interpretación. 

Antaño las representaciones de todo tipo se hacían en las plazas públicas o en las iglesias. Viravens nos cuenta en su “Crónica de la Muy Ilustre y Siempre Fiel ciudad de Alicante. - Alicante 1876” que la primera representación teatral de la que se tiene noticia ocurrió en 1662, nada menos. Fue para festejar el Breve de Alejandro VII sobre la Inmaculada Concepción de la Virgen. Nos dice Viravens que “hubo un auto sacramental que se representó en la plaza de las Monjas de la Sangre”.  A su vez, J. Pérez Aznar cita en su libro “Alicante en los pasados siglos” (1893) que en 1692, con motivo de la festividad del Corpus, se representaron en la iglesia de San Nicolás, durante 10 días, el “Misteri del Sacrifisi de Isaac” y “La venguda de Christo Redentor nostre”. A su vez, y según el historiador Vicente Ramos, “el primer teatro propiamente dicho – denominado Casa de Comedias - se construyó en 1606, instalado en una casa contigua al Hospital de San Juan Bautista en la calle San Nicolás”, dependiente de este Hospital, que se encargaba de buscar recursos para sostener ese establecimiento benéfico. Además de comedias también se representaban óperas. A pesar de ser el único teatro de la ciudad y de recaudar fondos con sus representaciones para sostener al Hospital mencionado, hubo varios obispos que solicitaron a la autoridad competente que lo cerrasen por representar obras “perniciosas” y porque las representaciones molestaban a los enfermos ingresados en dicho establecimiento sanitario. Así lo hizo el obispo de Orihuela Salvador Rodríguez de Castiblanc (1719) y el prelado José Tormo Juliá (1777). ¿Quién dijo eso de con la iglesia hemos topado?”. Nada menos que Cervantes a través de D. Quijote. Sigamos. A estas suspensiones se sumó el Ayuntamiento de la ciudad en 1748 para que los parroquianos estuvieran centrados en el rezo a los santos para que se liberasen de los terremotos y “otras calamidades que actualmente se padecen, y siendo disonantes con las comedias y otras diversiones públicas, acordaron que por ahora no se solicitara el permiso que se pide para esas representaciones”. Ya ven, también intervino el Ayuntamiento para finiquitar este establecimiento teatral. En ese momento con quien toparon fue con un funcionario piadoso. Finalmente, pasó a depender del Ayuntamiento para “uso del común siempre que no hubiera proporción para la ampliación de enfermerías” (1778). 

Después de la Guerra de la Independencia, tuvieron lugar diversas representaciones teatrales (1814) en un almacén de la calle Toneleros (después Jorge Juan). Pero no era adecuado por lo que en 1815 – según Viravens - el Ayuntamiento autorizó a José Sirvent para construir un teatro, situado – según Vicente Ramos - en la calle Liorna.

Seguían faltando locales para comedias y otros divertimentos por lo que se creó el Liceo Artístico y Literario de Alicante, siendo su Presidente el Barón de Finestrat. “Fue el primer centro de solaz y de enseñanza establecido en Alicante, en donde tanto se hacía desear, por carecer hasta entonces de un local donde pudieran reunirse tanto la sociedad elegante como los escritores y artistas”, en palabras de Vicente Ramos. Se inauguró el 8 de agosto de 1839, en la calle San Pascual nº 1, trasladándose más tarde a la calle Argensola, nº 19 por falta de espacio. En esta segunda ubicación se instaló un teatro en una de sus salas y se inauguró el 19 de abril de 1843 con la comedia “García de Castañar” de Francisco de Rojas Zorrilla, y dirigida por Vicente Portes. Tuvo días de éxito rotundo, y otros mucho menos, quizá por esto último este teatro cerró sus puertas en abril de 1849. No había manera de consolidar una casa de comedias en la ciudad, ya ven.

En eso que apareció en escena, nunca mejor dicho, un mecenas de las artes escénicas – Tomás Sevilla es su nombre - que convirtió su casa en un teatro cuando la ocasión lo requería: el escenario lo ponía en el salón principal, los vestuarios de los actores eran los dormitorios, el comedor lo usaba para las comparsas, y para el público, “invitados de levita y mujeres de mantilla”, en sillas en la primera fila, y el “pueblo” lo ubicaba en la escalera y en el pasillo que daba al segundo piso. ¿Se imaginan este guirigay en su propia casa?. Ya tenían que estar agradecidos los artistas y aficionados a ese mecenas. 

Por esa época la ciudad estaba tomando mucha relevancia por su pujante puerto como recepción y tránsito de mercancías por todo el mundo, el trasiego de comerciantes de diferentes nacionalidades que se establecían en esta ciudad costera para hacer negocios, la explotación de la vid y la proliferación de bodegas de vino, hicieron que la ciudad creciera. En aquellas circunstancias, era necesario un teatro de verdad y así lo reivindicó Nicasio Camilo Jover en una de sus crónicas al manifestar que “Alicante, que había adquirido mucha importancia en el transcurso de pocos años, carecía de un teatro digno de su culta población, pues el que existía en la calle de Liorna era insuficiente y de pobrísimo aspecto”.

Era un clamor popular y de las clases más acomodadas tener ese teatro. Hacía falta que alguien tomara la iniciativa y así ocurrió con un grupo de comerciantes. Reunidos el 23 de septiembre de 1845 para un asunto mercantil, hablaron también de este tema y decidieron crear una sociedad constructora para edificar un teatro. Según el historiador Vicente Ramos, estos fueron Tomás España, Antonio Campos Domenech, Antonio Seréix, Lorenzo Berduco, Pedro García, Vicente Alcaraz, Vicente Palacio, Juan Seriñá, José Bas, José Puigserver, Francisco Santo, José Ponsell, Lorenzo Llorca (representando a la Sociedad Viuda de Berruti), Fernando Sala, Pascual Vasallo, Gaspar White, Felipe Athy, Miguel Guillén, y Mariano Oriente. Se lo tomaron en serio, no fue una iniciativa más que cayó en saco roto, así el 10 de octubre de 1845 firmaron ante el Notario de Alicante José Cirer y Palau la Escritura Fundacional de dicha Sociedad Constructora. A ellos se añadieron como propietarios, cuando se inauguró el teatro - por compra de acciones o por herencia -, la Sra Viuda de Soler, Joaquín Llorca, Calixto Pérez, Pedro Brugada, Joaquín Aracil. Sr Conde de Casas Rojas, Sr Conde de Santa Clara, y Manuel Elizaicín. Legalizada la Sociedad, nombraron Presidente-Director a Tomás España. Uno se sus primeras iniciativas fue solicitar la colaboración del Ayuntamiento de Alicante para iniciar este proyecto. Su Alcalde Miguel Pascual de Bonanza se entusiasmó con la idea. En sesión plenaria del 18 de octubre de 1845 se decidió ceder para esta empresa el terreno necesario de la denominada plaza del Barranquet por ocho mil reales de vellón.

Ya se habían puesto las bases de semejante empeño, sólo faltaba llevarlo a cabo y no fracasar en el intento. Y así siguieron con sus intenciones. El 4 de diciembre de 1845 la Junta del Teatro aprobó los planos presentados por el arquitecto alicantino Emilio Jover. Para las obras, además de lo puesto por los socios, se necesitó de un préstamo del Banco Español de San Fernando que se pactó al 6% en una primera partida y al 8% en la segunda. El coste total del teatro fue de 960.000 reales de vellón. 

Llegó el día de inaugurar el teatro Nuevo, que luego se llamó Principal. Fue el 25 de septiembre de 1847. Fue un gran acontecimiento social. Nunca antes hubo tanta unanimidad del pueblo alicantino para emprender una gran obra como esta. El autor elegido para la inauguración fue Antonio Gil y Zárate y la obra el drama histórico “Guzmán el bueno”, en cuatro actos y en verso. Para los actores, el empresario José Tormo contrató a la Compañía dramática de Enrique Arjona que tenía en su nómina a actores como Romagosa, Soriano, Sain, Inés Cantos, Rosa Llorens, … El estreno tuvo una entrada de 1.159 personas, 500 abonados y 150 niños. Un completo total. Hubo otras representaciones, además de la primera, para celebrar esta inauguración. Por cada función la Compañía de Arjona cobró 639 reales de vellón. Fue el principio de un teatro y de una afición a las artes escénicas que aún perdura en Alicante.

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