Pedro Sánchez rompe el líquido amniótico de la madrileñoesfera y toda predicción con la excusa de hacer una rendición de cuentas. En realidad suple la clamorosa ausencia de sustancia política de Pablo Casado, marca el camino a Felipe VI y abre la agenda del 2021. Que empieza exactamente el 20 de enero en el Capitolio cuando jure su cargo Joe Biden. Y Kamala Harris. Carlos Mazón, líder in pectore de la derecha valenciana, se cabrea y se le desgarra medio suelo pélvico directamente escuchando el abyecto, inmoral e injustificado ataque de Isabel Díaz Ayuso contra la Comunitat. La gamba roja está a 290 euros. Paula, Amaia y Jiren, los primeros valencianos de 2021. Bienvenidos.
François Desset descifra el elamita, el lenguaje más antiguo del mundo, precedente del jeroglífico egipcio y el protocuneiforme mesopotámico. Tiembla la vieja guardia del PP. Un grito de Janis Joplin resquebraja el útero del fraguismo, el aznarismo y el rajoyismo y, off course, el sincomplejismo prét-à-porter del líder ‘Un liberal para el cambio en la Comunidad Valenciana’ Eduardo Zaplana. Descubren una lobezna de 57.000 años de la edad de hielo en las entrañas de Terra Mítica. Recemos con la capaaa de Monseñor Cañizares por el negro doble año Xacobeo judicial del PPCV. Y por el alma política —“dinero en vena”— de Isabel Bonig. Algú tindrà que tallar la corda del bou embolat. Cantemos al amor de nuestros amores.
Ximo Puig, una voz cada vez ponderada en el socialismo español, suplica contención ante lo que se avecina abriendo el abanico del Govern. Mónica Oltra cruza el escenario sonriente después de una espectacular bajada de escalera. Que ni Conchita Piquer, Queta Claver ni Tania Doris. Gracias por venir. Los médicos exigen el confinamiento, pero ya. La pandemia ha acelerado la rotación del planeta. El mundo es una ‘rave’ incontrolada. Es triste morirse en una terraza por un petardo mientras el personal sigue tomándose impávidamente al aperitivo por la gracia de dios. Así somos también en la terreta. Estamos asistiendo a la privatización de la esperanza.
Las ideologías son marcas como Pzifer, Astrazenaca/Oxford, Moderna o Sputnik V. Los científicos españólogos del NYT buscan algún resto de lo que fue Podemos en el RNA del núcleo irradiante del círculo de un pelo de la coleta de Pablo Iglesias. Que se comió tan tranquilamente —es que me está creciendo— dentro de un Whopper Laclau el nene: Íñigo Errejón. Ricardo Mutti nos eleva y emociona. Nacho Cano bebe agua del grifo Díaz Ayuso en la puerta del sol. Sussana Griso se separa. Estamos de rebajas.
Pero esencialmente vivimos el ocaso de una más de las multiformes manifestaciones del neoliberalismo de casino. La pérdida de pulso del neopopulismo que estalló hace una década, un fascismo 6.0 que ahora justo en el 2021 se desvanece muy a su pesar. La COVID -19 nos ha traído el fin de Donald Trump. El Senado y su propio partido republicano le declara la guerra replegándose a una institucionalidad que deja pasar el aire limpio de la democracia liberal. También los camioneros de Dover empujan a un Boris Johnson —su padre Stanley pide la nacionalidad francesa— a deshacer un Brexit vergonzoso para la aristocracia, los rescoldos del Imperio y sumamente degradante para la clase obrera peleona del terreno. Y la del Campo de Gibraltar. La gaita solitaria erguida y orgullosa suena arriba de un peñasco en Inverness, Scotland. Llueve.
Y aquí empezamos —desfila una legión de reyes y concejales de fiestas, falleras mayores y belleses arrastrando el carrito hacia la xeperudeta— nos lanzamos a asimilar a España como negociación y no como negocio. A aprender a gobernar en coalición —la lucha por 30 céntimos— y solucionar las tensiones territoriales en una mesa. En ayuntamientos, diputaciones, en las autonomías y en Madrid. Sin garrotazos. Aunque en Alicante en particular y en el País Valencià en general el consenso se vende como victoria popular. Cosas de caja. Las series como ‘Baron Noir’, ‘La casa de papel’, ‘The Crown’, ‘Borgen’ y ahora ‘Los Bridgerton’ protagonizada por “un diamante de primera” como Phoebe Dynevor están abriendo las mentes de los indígenas. Quique Dacosta premio de las Bellas Artes. El delantal de Cristina Pedroche no pudo con la retransmisión Twitch en streaming de Ibai Llanos. Ara Malikian toca el violín en un aeropuerto desierto. Queda solemnemente declarado el año Berlanga.