ALICANTE. La proximidad al mar, como ocurre en Alicante, es una de las circunstancias que puede mejorar el síndrome del ojo seco, debido a que la humedad relativa del aire es superior a la de las zonas de interior y contribuye a una mejor lubricación ocular. Así, lo explica el doctor Enrique Chipont, director médico de Oftálica Clínica Oftalmológica de Alicante.
El ojo seco es la escasez de lágrima, el deterioro de la calidad de lágrima o ambas cosas a la vez. Y esa escasez de lágrima se puede manifestar en diversas actividades y lugares como ocurre en verano, cuando la mayoría de los locales cerrados cuentan con aire acondicionado. El aire acondicionado refresca, pero también puede secar el ambiente y nuestras mucosas. Ojos, nariz y garganta se resecan. Al resecar el ojo, el aire acondicionado puede influir también en el síndrome de ojo seco en personas que pasan gran parte de su tiempo en lugares cerrados, explica el doctor Chipont.
El doctor Chipont explica que “llevar mascarilla es fundamental. Debemos utilizarla siempre porque contribuye decisivamente a reducir de un modo considerable el contagio del coronavirus. Por tanto, su utilidad, necesidad e importancia está fuera de toda duda”.
Dicho esto, es también cierto que cuando llevamos mascarilla es posible que el vaho entre en nuestros ojos, porque cuando respiramos, nuestro propio aliento se filtra por las rendijas de la mascarilla y nos genera esa cierta sequedad ocular. En esas circunstancias, una lágrima artificial contribuye a limpiar e hidratar el ojo, así como a eliminar aquellos elementos procedentes de nuestra propia respiración y que entran en los ojos. No obstante, el consejo siempre es acudir al oftalmólogo, que será quien diagnosticará el problema y establecerá el oportuno tratamiento.
La falta de sueño es otro de los factores que pueden influir en un agravamiento del síndrome del ojo seco. Mantenernos despiertos y no realizar un descanso nocturno adecuado impide que se lleve a cabo la recuperación de las células de la córnea que perdemos a lo largo del día. Ese deterioro que sufren nuestros ojos, la imposibilidad de recuperar las células durante la noche y la carencia de una correcta lubricación visual es lo que nos hace presentar un aspecto desmejorado cuando no hemos dormido o, al menos, no hemos dormido lo suficiente.
También el excesivo calor influye en un incremento de la sequedad ocular. El doctor Chipont explica que el calor puede llegar a afectar más a nuestros ojos que la luz. El motivo es que el calor influye en la evaporación de la lágrima. Ante esta circunstancia tenemos dos opciones: una, limitar la exposición. Otra, utilizar gafas que tengan filtros para evitar la entrada de rayos ultravioleta.
Otro hecho que puede afectar a nuestros ojos durante el verano es el buceo sin gafas en medio marino, ya que, si no utilizamos gafas para nadar y bucear, el agua salada del mar entrará en los ojos. Un contacto prolongado de nuestros ojos con el agua salada del mar puede influir en la pérdida del escudo ocular de lágrima. La consecuencia alcanza ciertas irritaciones corneales y de la conjuntiva que nos obligan a lubricar el ojo hasta que pase un tiempo y el ojo genere de nuevo su propia lágrima.