reflexionando en frío / OPINIÓN

Política previsible

16/03/2021 - 

No voy a ir a votar en las próximas elecciones, ya se lo adelanto. Al menos hasta que no aparezca un caballero blanco que consiga representarme en el circo político. Con lo ocurrido en Murcia la pasada semana ya se ve que aquí nadie se salva pese a que muchos se empeñen en buscar víctimas y verdugos. La realidad es que todos los partidos están manifestando no estar a la altura de las circunstancias que vivimos. Ni Cs es el bueno, por mucho que lo diga mi estimado Edmundo Bal, ni el Partido Popular es esa cueva de ladrones.

La realidad es que hoy en día ningún líder político puede dar ejemplo de nada. No están en posición de ello porque su actitud ante las circunstancias está condicionada en la mayoría de las ocasiones por su dependencia fisiológica al cargo que ostentan. Casuística que es la que provoca el florecimiento de cargos sumisos a un valedor al que deben rendir pleitesía. Recuerdo en mi etapa en Ciudadanos cuando los afiliados seguían en masa al dirigente encargado de diseñar las listas electorales, todo lo que decía adquiría la categoría de dogma sin deslizar un ápice de resistencia hacia las decisiones que tomaba. Sabían de buena tinta que el dorar la píldora al susodicho era fundamental para conservar su puesto de trabajo. Esa circunstancia es lo que primaba el servilismo por encima de la discrepancia interna. Una que no está bien vista en los partidos políticos como se ha reflejado con la lapidada carrera política de Cayetana Álvarez de Toledo o en la purga perpetrada en formaciones como Cs que ha llevado a los cuarteles de invierno a figuras como Marcos de         Quinto. Ex dirigente de Coca-Cola enrolado en política que como destaca en su artículo del pasado domingo publicado en El Mundo, la actual cúpula del partido naranja le invitó a marcharse al considerar sus planteamientos poco atractivos para el nuevo mensaje que quería ofrecer Inés Arrimadas. “Solo querían mi dedo para votar”, dice el exdiputado en la tribuna, reafirmándolo en una entrevista con Jano García.   

No tengo intención en criticar la deficiente gestión de la nueva Ejecutiva de Cs, de eso ya están escribiendo muchos. Tampoco deseo utilizar este espacio para sembrar cizaña sobre un proyecto por el que di mi tiempo, mis esfuerzos y al que considero parte de mi memoria. La realidad es que como decía al principio, si fuera por mí, confinaba a todos los políticos en sus casas. Ojalá se aplicasen ellos ese célebre hashtag que se manoseó tanto durante el confinamiento de #QuédateEnCasa. Es una vergüenza el espectáculo al que estamos asistiendo, si antes se luchaba contra la corrupción ahora parece que esta ha dejado de ser un problema de Estado para convertirse en la solución a todos los problemas. Estoy descontento con las presuntas conductas corruptas de mi socio de Gobierno, pues presento una moción de censura a mi propio gabinete para pactar con la oposición otro nuevo Ejecutivo. La deslealtad y la traición también son corrupción. Ni corto ni perezoso, tres diputados de Ciudadanos controlados por ex dirigentes de Ciudadanos deciden servir una gélida venganza abrazando al Partido Popular a cambio de unos suculentos puestos de responsabilidad bien remunerados. Corrupción y más corrupción. Me recuerda una vez más a los tediosos debates del PP y PSOE por ver quién de los dos la tiene más grande. A la caja B me refiero. 

Estamos siendo testigos de una historia de traiciones, engaños y egos. Que no se extrañen que Netflix prepare una adaptación… Cinta que no podrá ni de lejos superar a la realidad que nos acontece. Por si fuera poco, justo en el momento en el que escribo este artículo Pablo Iglesias acaba de anunciar que abandona el Gobierno para presentarse a las elecciones en la Comunidad de Madrid. Otro nuevo impulso a una trama repleta de personajes ególatras bañados de una preocupante autoestima. ¿Acaso ÉL, como decía aquel polémico cartel de cuando volvía de su paternidad, va a salvar a su ya renqueante proyecto? Me viene a la mente el libro de Marie-France Hirigoyen Los narcisos: Han tomado el poder. Los dirigentes son un reflejo de la sociedad, y la sociedad endiosada que ha invocado la tesis del super hombre acuñada por Nietzsche, es un espejo de los políticos autosuficientes y arrogantes que tenemos. Creyéndose por encima del bien y del mal no reconocen sus errores ni se arrepienten cuando cometen alguna equivocación, cabalgan hacia el precipicio de la inmoralidad.

Integridad difícil de conseguir para los mortales y que cuando se conquista es fruto de una lucha encarnecida contra las pasiones internas propias del ser humano. En una escena de la película Un amigo extraordinario, biopic de Fred Rogers, creador y presentador de un programa de televisión para niños, cuando un periodista le pregunta a la mujer de este sobre lo que sentía al estar casado con un santo, esta le responde: “Él es el primero que conoce sus limitaciones, que es consciente de que no es perfecto, se trabaja mucho día a día”. Ahí reside la clave de la coherencia de vida, en el análisis continuo entre lo que decimos y lo que hacemos. Ojalá más mandatarios tuvieran la valentía que tuvo el Rey Juan Carlos de confesar: “Me he equivocado y no volverá a pasar”, a pesar de que luego sí que han pasado cosas. El día que eso pase estaremos plenamente en democracia.       

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