el sur del sur / OPINIÓN

Plurilingüismo: o en las urnas o en los tribunales

21/05/2017 - 

Bueno, ahora ya están todas las cartas encima de la mesa. Ya sabemos los límites de la política educativa del conseller Vicent Marzà hasta dónde llegan y sabemos, también, hasta dónde llega la capacidad de movilización de sus críticos. No hay vuelta atrás; esto se dirimirá en las urnas o en los tribunales.

A base de aceptar alegaciones y comenzar a pisar la tierra, el conseller intenta modular su política. Si quiere quitarse la etiqueta de enfant terrible, deberá de dejar de ser un maestro y hacer más política. Los suyos esperan con ansia que pise las comarcas en pie de guerra y no que rectifique, no, esperan que defienda y explique con más pedagogía lo aprobado.

Pero creo que, como bien dice el PP, esto no es sólo una cuestión de Marzà, sino también de Ximo Puig, Mónica Oltra y de Podemos, y todos ellos, consideran que, una vez desplegada toda la artillería de transformación educativa, las alarmas no se han encendido. Ni las manifestaciones de Alicante y Valencia van a cambiar algo. Y si hay destellos de intranquilidad, ha sido manera muy localizada: las zonas de predominio castellanohablante.  Ellos mismos auguran que con el inicio del curso, la llegada del plurilingüismo de verdad, las voces críticas se vayan acallando.

Yo ya lo comenté en una anterior ocasión: el debate de este plurilingüismo se debió afrontar con una oferta pedagógica mejor, más lenguas, pero el intercambio político lo ha situado en otro escenario. De igual forma, también creo que llevar esta decisión a la libertad de los padres es una cuestión que queda muy bien de cara la galería, pero la libertad ni en esto ni en muchas cosas no existe: la educación es un derecho universal que viene impuesto, de ahora, y desde todos los tiempos, por las instituciones. Nadie nunca pudo elegir. ¿A caso alguien nos consultó lo del chino de Alejandro Font de Mora? Sólo ha tenido libertad quien ha escogido la educación privada y puede pagársela. Y si se vendió la libertad como una opción, creo que es notorio que no se hizo en igualdad de condiciones.

La aplicación del decreto del plurilingüismo lo modulará su aplicación en las aulas, los medios con los que cuente, la calidad de sus docentes y el grado de implicación de la propia administración que lo impulsa, pero esto sólo lo van a cambiar las urnas o los juzgados, porque se ha convertido en una cuestión política. De haberse acercado más las posturas, posiblemente, la diatriba se hubiera evitado. Y me consta que de haber existido un poco más de voluntad se hubiera producido el acuerdo, al menos, entre PP y PSOE. La paleta de grises no es para este momento político.

Ahora bien, la revolución tecnológica ha roto muchas barreras. Hay un sector de la sociedad, los denominados nativos digitales, que no entienden este debate ni muchos otros que siguen planteando los políticos y los medios de comunicación convencionales. El grado de autonomía de muchos de los jóvenes ya les pondrá a cada uno en su sitio. Las barreras territoriales ha caído y, si se siguen esgrimiendo, es para reivindicar más trozo en el reparto del pastel de los fondos públicos. Las diferencias culturales ya las asume la mayoría, excepto, como dice el maestro Luis Garicano, aquellos que quieren bajarse del autobús, como Donald Trump o Theresa May. Simplemente, creo que estamos en tiempo de cambio, los cambios, cuestan de asimilar y que cuando vuelva el PP al poder, pues veremos que habrá logrado la sociedad. Y si hay que corregir, la misma sociedad que ahora ha impulsado cambios, pues demandará correcciones. Simplemente, eso. 

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