VALÈNCIA. Se acabó la pretemporada improvisada como excusa. La Dana y sus efectos continúan marcando el paso en la ciudad, pero el Levante tiene que despertar. Debe de hacerlo, por mucho que el parón de dos semanas por la catástrofe haya mermado el avance que el equipo de Julián Calero había retomado antes de aquel fatídico 29 de octubre. Esta tarde, el equipo afrontará la primera gran oportunidad de mordisco, el primer encuentro de los dos ligueros aplazados por el temporal. A pesar de los dos últimos empates que han frenado el impulso previo al mes de noviembre, si el Levante vence los dos encuentros reubicados en el calendario podría ponerse en puntos de ascenso directo.
El conjunto de Orriols está noveno, con dos citas menos, y a cinco puntos de la revelación del curso, el Mirandés de Alessio Lisci, que marcha segundo. Si esta tarde el Levante logra vencer al Málaga, no solo evitará que los andaluces le rebasen en la tabla -están solo un punto por detrás y también se marcan el duelo en el Ciutat como cita clave para sus intereses-, sino que también entrará de lleno en las plazas de promoción, con los mismos puntos que Sporting, Granada y el Oviedo de Calleja, que cayó de forma estrepitosa ante el Elche el pasado domingo.
Eso sí, de perder, o directamente de no vencer, el cuadro granota mantendría su ritmo desigual. Su irregularidad. Desaprovecharían la oportunidad de recortar, pero también abrirían un nuevo escenario de titubeo que acrecentaría la necesidad de limpiar cabezas y despegar. Ese despegue es hoy, en el segundo encuentro que vivirá Orriols tras la explosión de la davastadora Dana y que seguirá contando con el compromiso del club para acercar a los aficionados de zonas afectadas hasta el estadio.
El once guarda pocos secretos. El foco alumbra al frente de ataque tras la lesión con milagrosa recuperación de Morales. Por mucho que el Comandante haya sorprendido a diestro y siniestro, dentro y fuera de la entidad, con una evolución exprés del esguince con afección al ligamento que padeció en A Malata, la lógica apunta a que el staff, como mucho, lo sentará en el banquillo. Eso si no espera directamente al domingo que viene, en la visita del Burgos, para volver a testear las sensaciones del tobillo derecho del jugador. Calero deberá pensar en el acompañante de Brugui y sentenciar el debate entre Cabello o Dela como acompañante del indiscutible Elgezabal.