VALÈNCIA. El adelanto electoral impuesto por el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, para hacer coincidir las elecciones generales del 28 de abril con las autonómicas causó este lunes un fuerte terremoto en la política valenciana y, como es lógico, en la relación entre los dos socios del Consell, PSPV y Compromís.
La coalición que lidera Mónica Oltra atravesó una jornada que combinó la incredulidad y la indignación al comprobar que Puig tomaba unilateralmente la decisión del adelanto con la oposición de la fuerza valencianista. Atrás quedaban las imágenes felices del Botànic y la consonancia en reivindicar el modelo de éxito exportable a España que, al fin y al cabo, terminó con una estruendosa ruptura.
"Mañana será otro día". Una frase habitual en los cuentos rusos de la que echaban mano en las filas de Compromís en la noche del lunes. Y en este caso, según señalaron dirigentes de esta fuerza política, el día siguiente en la coalición amaneció todavía con cierto dolor de cabeza propio de las resacas pero con sensaciones mezcladas en el seno de la fuerza valencianista que se definían entre la épica y la 'vendetta'. Estas son sus razones para creer:
-Rabia y movilización. Así describían las fuentes consultadas los sentimientos dentro de la coalición tras el precipitado adelanto socialista. Compromís se encuentra en pleno proceso de primarias al que se han apuntado 49.727 personas, 10.000 más que en 2015. Un dato que se mira con optimismo en esta formación al considerar que indica un alto grado de movilización de los afiliados y simpatizantes. La decisión del adelanto tomada por Puig, según las citadas fuentes, ha provocado una reacción de cierta "rabia" en las filas valencianistas al considerarla un ataque directo a la coalición. Un elemento que Compromís confía en que pueda animar al máximo la participación de sus electores.
-Reforzarse como defensores del Botànic. Pese al malestar existente por lo acaecido el lunes, ayer los distintos dirigentes de Compromís consultados por este diario templaban gaitas y advertían de imponer cierta calma en las reacciones. Es decir, las estrategias que circulaban no iban dirigidas a priori a generar una confrontación con el PSPV de Puig. Eso sí, no eran pocos en la coalición los que apuntaban como un argumento a explotar el erigir a Compromís como el máximo y único defensor del Botànic hasta el final.
-Disparos en clave nacional. Esta prudencia de la que algunos hablaban en Compromís para no reaccionar airadamente en los siguientes días a la decisión de Puig no significa que los valencianistas piensen en una campaña plácida en el bloque de izquierdas. Donde parece claro que Oltra y los suyos van a funcionar con el gatillo fácil es en el escenario estatal. La Comunitat ha vuelto a quedarse sin la reforma de la financiación en una legislatura autonómica en la que tanto PP como PSOE han pasado por La Moncloa sin ofrecer solución. El argumento de la coalición de conseguir un grupo en el Congreso para defender los intereses valencianos como partido de obediencia estrictamente autonómica frente a los partidos "madrileños" se hará fuerte.
-Buen ticket electoral Oltra-Baldoví. Sin duda, de lo que puede presumir Compromís es de tener cabezas de lista potentes y con un alto grado de conocimiento como la vicepresidenta y candidata a la Generalitat, Mónica Oltra, y el cabeza de lista al Congreso y hasta ahora portavoz, Joan Baldoví. La primera es altamente conocida y tiene cierto recorrido en los medios estatales y en cuanto al segundo, suele ser uno de los políticos nacionales más valorados en las encuestas.
-'Vendetta' en un Botànic II. Al margen de todo ello, es inevitable que algunos miembros de la coalición manifestaran sus ganas de revancha por el adelanto forzado de Puig. Así, y aunque aseguraron que Compromís luchará por la victoria e incluso el sorpaso al PSPV, también advertían de que si este no se produce y sus votos son necesarios para que el líder socialista vuelva a ser presidente, la negociación será "dura". En esta línea, más de uno apuntó a que Puig -si depende de Compromís- no volverá a tener mayoría en el Consell ni tampoco equilibrio para que no pueda usar el voto de calidad como en esta ocasión.