ALICANTE. Los nuevos modelos empresariales surgidos al calor de internet, que tienden a individualizar las relaciones laborales, asimilándolas a las mercantiles, y a funcionar bajo paradigmas informales, ponen en riesgo la labor de los sindicatos y a las empresas tradicionales. Esa es la conclusión que unió este viernes en la sede de Cuatrecasas en Alicante a los máximos representantes de la patronal y de los dos sindicatos de clase en la Comunitat Valenciana, que debatían sobre 'El diálogo social en la empresa inmaterial' en el marco del Club de Debate de Recursos Humanos.
El secretario general de CC.OO.-PV, Arturo León, su homólogo en UGT-PV, Ismael Sáez, y el presidente de la Confederación de Empresarios Valenciana (CEV), Salvador Navarro, coinciden en reclamar que se regule el funcionamiento de estas nuevas empresas, que en muchos casos "más que colaborativas son no contributivas", según el líder patronal, para posibilitar el "necesario" diálogo social entre empresario y trabajadores. Una exigencia necesaria para salvar el sistema de Estado del Bienestar construido en Europa tras la Segunda Guerra Mundial, y que los tres actores consideran en riesgo si el Legislador, como suele suceder, llega tarde también a este nuevo escenario.
Arturo León advierte que "estamos en el terreno de lo desconocido, con transformaciones que alteran el paradigma de sociedad y de Estado del Bienestar". A su juicio, se trata de un "modelo de individualización de las relaciones laborales", dado que la empresa no tiene una plantilla fija sino que busca a quien lo haga mejor y más barato en cada momento. El líder de CC.OO. en la Comunitat identifica varios riesgos: "la digitalización de las empresas, el trabajo robótico, la irrupción de nuevas plataformas"... a su jucio, la innovación es "necesaria, pero si se hace de forma disruptiva tendrá efectos negativos sobre el empleo".
El sindicalista traza una dicotomía entre los empleos regulados y los "informales", como sucede en el caso de Cabify, y alerta sobre la "subcontratación" a través del teletrabajo, con Amazon como ejemplo. "Ni siquiera tienes un horario laboral, no hay nada regulado", lamenta. Un riesgo para el empleo regulado, que podría desaparecer, y la posibilidad de una precarización de las condiciones laborales. "Las empresas que cumplen están compitiendo en inferioridad de condiciones".
El dirigente de CC.OO., no obstante, considera que este escenario supone un reto para el funcionamiento de los sindicatos, dado que el diálogo social es imposible en estas condiciones. Pero aventura que quizá la actividad sindical pueda emplear también esas nuevas tecnologías: "Por ejemplo, una crítica constante en TripAdvisor puede modificar el comportamiento del empresario más que una negociación". Lo que es irrenunciable, para León, es que los sindicatos formen parte del proceso, para "evitar que se utilicen las tecnologías del siglo XXI para volver a las condiciones laborales del XIX".
Su homólogo en UGT señala que el diálogo social en una empresa con estas características "es muy difícil, por no decir imposible. No existe relación laboral, volvemos a la ley de la selva". Un problema que "con la normativa actual, no tiene solución". Por eso, Ismael Sáez apuesta por las "presiones para que la legislación atienda la nueva realidad, y marque las reglas del juego". El nuevo modelo supone a su juicio una amenaza para las empresas tradicionales, y afecta "al conjunto del sistema". En este nuevo desafío, alerta, "los sindicatos pueden fracasar, pero si hay una necesidad aparecerán nuevas herramientas". Por ejemplo, con el grado de tecnificación hacia el que se avanza "no tiene sentido trabajar 8 o 10 horas, y también habría que debatir sobre el sentido de la propiedad".
El presidente de CEV, por su parte, coincide con los sindicatos en que "la sociedad tecnificada necesita de nuevas reglas del juego por el bien de las personas, no solo de los trabajadores". Así, advierte de que "algunas economías colaborativas son directamente no contributivas, y el Estado del Bienestar se paga vía impuestos". El dirigente empresarial considera también que "la realidad virtual y la inteligencia artificial van a modificar nuestra forma de trabajar; por ejemplo, se dice que Adidas va a construir una fábrica en Alemania solo de impresoras 3D. Es una transformación a dos años vista".
En este escenario, Navarro avanza que "se van a extinguir cientos de profesiones actuales (un informe de CaixaBank estima que el 43%), y también nacerán cientos de profesiones que hoy aún no existen". Por eso apela a "la implicación de todos, no para impedir el avance tecnológico, sino para minimizar sus consecuencias negativas".
Javier Molina, socio del área Laboral de Cuatrecasas en Valencia y moderador de la mesa redonda, considera que "el Legislador llega tarde siempre", por lo que deben ser los sindicatos y la patronal, a través de su capilaridad, quienes vayan por delante para detectar los cambios y aportar propuestas de adaptación. León, en cambio, ve un problema: "Cómo va a llegar el sindicato a empleados que están deslocalizados en todo el mundo, es imposible". Sáez insiste: "Se convierten las relaciones laborales casi en mercantiles, se contrata a quien lo hace mejor y más barato, es imposible trazar un salario mínimo".
El presidente de CEV, por su parte, recuerda que diez años después del inicio de la crisis "el 52% de las empresas aún están en pérdidas", a pesar de que se haya recuperado la actividad. El consumo sube, pero buscando siempre el precio más barato, lo que complica la recuperación de los márgenes. En todo caso, termina con una advertencia: "Si no estás, alguien te desplazará". Y apuesta por aprovechar la capilaridad de los sectores, en lugar del esquema de territorios, para detectar los cambios y las necesidades en cada momento.