VALÈNCIA (EFE/Eva Batalla). Paloma Chen (Alicante, 1997), periodista, poeta, activista defensora de la interculturalidad y una de las voces de los migrantes asiáticos nacidos en España, señala a EFE que la literatura y el arte fueron un refugio en su niñez y adolescencia, que admira a Chenta Tsai Tseng, líder de Putochinomaricón, y que sueña con un mundo donde los pasaportes no sean más que una obscenidad.
-Naciste en Alicante, te criaste en Utiel, estudiaste en València y ahora vives en Barcelona. ¿Cómo fue este viaje?
-Mis padres migraron desde la región china de Wenzhou a principios de los 90 hasta Alicante, donde estaba parte de mi familia. Buscaban un sitio donde abrir su propio negocio y fuimos a parar a Utiel, aparentemente menos hostil que la ciudad, donde empezar de cero. Allí pasé mi niñez y adolescencia. Estudié Periodismo en València y después estuve con una beca de la Universidad de València en Shanghái. Y a finales de 2021 vine a Barcelona a seguir formándome.
-Ser una niña de origen chino en Utiel, un municipio del interior de España, ¿fue difícil?
-Tenía 6 años y en aquel momento mi familia era la única migrante del municipio. Eso marca una gran diferencia en la manera en que la gente te trata o te habla o hace referencias a ti, de manera más o menos sutil. Faltaba diversidad y sigue faltando, como en muchos lugares.
-Conseguiste el premio extraordinario de Bachillerato por tu expediente brillante.
-Cumplía el estereotipo de la niña china, superempollona, que sacaba buenísimas notas, tímida, extremadamente introvertida. Mi origen me marcó la adolescencia. Pero lo veo como un péndulo. Estuve en un extremo muy chungo, de no poder expresarme, pero a la vez me refugié en la literatura, el arte, que me servían de distracción para una realidad que me parecía horrible. Me imaginaba mis propios mundos, observaba y escribía.
-Esta experiencia, ¿forjó tu carácter y tu camino profesional?
-De alguna forma, sí. Pasaba mucho tiempo viendo la televisión, las noticias y me llamaba la atención cómo representaban a las personas migrantes. La imagen de los migrantes chinos me parecía totalmente desubicada, no tenía nada que ver con la realidad. Eso me llevó a estudiar Periodismo, para conocer cómo se construían esas informaciones y acercarme también a la escritura.
-¿Y crees que falta en la educación española más interculturalidad?
-En Bachillerato dábamos la asignatura de literatura universal, en la que solo estudiábamos autores masculinos y europeos. Tampoco se nos habló por ejemplo de "las sinsombrero", la Generación del 27 femenina. En mi caso, el haberme criado entre varias culturas me ha dado otra perspectiva.
-¿Has notado en la sociedad española un cambio más positivo hacia los migrantes de tu país?
-En mi caso me muevo un poco en burbujas, con personas con las que comparto aficiones y cultura y esto, a veces, te lleva a pensar que se está avanzando, que hay más integración. Pero basta con sacar un poco la patita de ese círculo y te das cuenta de que todavía queda mucho por hacer y el tema del racismo sigue siendo activamente ignorado. Lo hemos visto en esta campaña electoral, sigue siendo un tema secundario en los programas políticos.
-Pero asistimos a éxitos como el de Chenta Tsai Tseng (TAiwán, 1990), líder de Putochinomaricón, agitador cultural, activista por los derechos de las minorías y uno de los iconos pop de nuestro país.
-Llevo muchos años siguiendo su trayectoria y muchas veces he sentido: ¡Wow!, el mejor artista de España es chino, no podía pedir más. Es un artista muy vanguardista, que habla de nuestra situación de una forma muy sarcástica y con humor.
-¿Las redes sociales se han convertido para ti en un buen altavoz?
-Tienen sus cosas buenas y malas. En mi caso lo veo como la única forma de promocionar y dar visibilidad a mi trabajo y no debería ser así, deberíamos disponer de más herramientas y medios. Trabajo profesionalmente llevando redes sociales pero a nivel personal no me gustan mucho, valoro más el contacto físico.
-¿Qué te gusta de la cultura española y qué de la asiática?
-Diría una cosa en común, que es que en ambas culturas se cuidan mucho los vínculos con la familia y amigos y muchas veces están muy ligados a la comida, al momento en torno a una comida.
-¿Eres buena cocinera?
-Me gusta comer y me gustaría ser mejor cocinera de lo que soy.
-¿La paella está sobrevalorada?
R: Para mí la paella es un poco exótica, porque en mi familia no se comía. La he tenido un poco mitificada y me gusta. Pero soy más de platos sencillos, como sopa de fideos o berenjenas salteadas.
-¿Te gustan los videojuegos?
-Como arte, porque son como cine interactivo. Me gustan juegos como "Norco", una aventura gráfica narrativa, muy experimental, con conversaciones muy interesantes.
¿Cuáles son tus escritores de referencia?
-Me gustan muchos autores japoneses. Mis primeros referentes literarios fueron Yukio Mishima y Kenzaburō Ōe, la poesía francesa, los autores latinoamericanos como Alejandra Pizarnik o Julio Cortázar y los poetas estadounidenses.
¿Y tus nuevos proyectos?
-Estoy trabajando en un poemario digital en versión 'app' llamado "Shanshui Pixel Scenes", acompañado con ilustraciones en 'pixel art', y estoy investigando bastante acerca de la estética, los videojuegos y el arte retro.
-Completa esta frase: sueño con un mundo en el que...
-No me separen de mi madre y de mi padre, y llegar a un lugar donde los pasaportes sean una obscenidad. "Fuck" pasaportes.