El alcalde de Elche, el popular Pablo Ruz, ha tirado la casa por la ventana para celebrar las fiestas navideñas: angelotes medio gigantes en la plaza de la Basílica (12 metros de altura) con un super-belén, "memorable" en palabras del regidor, ejecutado por un artista fallero de València, mercadillo en la plaça de Baix, estampas religiosas en la fachada del Consitorio, más belenes, y una veintena de conciertos programados en la citada plaza. Bien. Hay gente que, dadas las profundas convicciones religiosas de Ruz, considera un exceso de iconografía católica. Exceso o sobredosis. No lo veo: en la Navidad se festeja el nacimiento de Jesucristo y, además, la Epifanía de los Reyes Magos: este año el desfile se hará con camellos (o dromedarios) tras una larga ausencia, los ocho años de los dos mandatos que ostentaron PSOE y Compromís
Cosa distinta es que los angelotes, y otras cosas, empiecen a imitar la moda instaurada hace tiempo en Alicante con el Belén Gigante instalado en la plaza del Ayuntamiento, con estética de dudoso gusto desde mi humildísimo punto de vista. El alcalde Luis Barcala no se anda con chiquitas. Todo grande con tal de salir en el Guinness. La Navidad se ha convertido en una suerte de competición mezclada con mucha mercadotecnia, mucho gasto energético, mucha pompa, mucho de todo....Una estrategia que inauguró hace ya tiempo el alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, con más de 11 millones de luces led y una estrella gigante de 18 metros de altura. Guau. Vigo, la ciudad más poblada de Galicia, capital mundial de la ornamentación navideña.
Alguien podría entender que estoy en contra de estas cosas. No. Para nada. Máxime cuando en mi niñez, y primera adolescencia, viví con pasión los villancicos, las colaciones de los abuelos...beben y beben y vuelven a beber. Subyugado. El tiempo me ha hecho más descreído. Pablo Ruz, estoy convencido, vive la Navidad con la misma fruición, con la mirada de un párvulo, y esto lo traslada a la fiesta. Otra cosa es que con los tres años de mandato que le quedan por delante se pase de frenada y transitemos de los belenes barrocos a rococós Y de los camellos a los elefantes. Tiemblen ateos y agnósticos: los mismos que festejan los nacimientos laicos en vez de bautizos, el solsticio de invierno en vez de la Navidad, y cosas por el estilo. El Belén: una importación religiosa de Nápoles a España por parte de Carlos III, en el siglo XVIII.
En la Iglesia de la Natividad de Belén no se va a celebrar la Misa del Gallo, por primera vez en la historia reciente, debido al estado de guerra que se extiende, peligrosamente, a Cisjordania: el gran peligro es la 'hamasización' de los gudaris cisjordanos . Qué lejos queda la imagen de Yasser Arafat en la Misa del Gallo, pese a los reiterados intentos de veto por parte de Israel. Si no falla la memoria hasta Bill Clinton acudió a esta cita en compañía del líder de la OLP y presidente (a medias) de la Autoridad Palestina. Qué lejos los acuerdos de Oslo (dos estados) y la cumbre de Camp David. Qué gris/negro se ha puesto todo en Oriente Medio donde jóvenes radicales judíos escupen a los participantes en procesiones cristianas. La ira de las identidades extremas; una plaga. En las última semanas, Biden está sugiriendo lo mismo que lo que le espetó Pedro Sánchez a Netanyahu: que hay que respetar el derecho internacional humanitario. A Sánchez, acompañado por el primer ministro belga, el liberal Alexander de Croo, le montaron la parda (sin mucha razón). De Croo dijo lo mismo que Sánchez. El diez por cien de los palestinos son cristianos (otros tantos han huído al extranjero). Lágrimas negras por Belén. No sé: igual hasta me animo a asistir a la Misa del Gallo.
CODA 1: Impresentables los diputados y senadores de Junts que han tildado de "indecentes" a determinados magistrados (críticos con el procés y con la Ley de Amnistía). ¿Cuántos sapos y culebras va a tener que tragar el PSOE a cuenta de las brabuconadas de los de Puigdemont? ¿Merece la pena?
CODA 2: Un tal Vicent Pérez, que fue concejal del PSOE en L'Alfàs del Pi, vomita contra mi persona en Radio Benidorm por atreverme a escribir sobre el nuevo plan general de urbanismo de Altea y la reserva de 8 millones de metros cuadrados libres del ladrillo. Que no tengo ni puta idea de urbanismo, dice. ¡Ay¡ Dios nos libre de los sabelotodos, y más de esta nueva casta de "influencers" que se creen dueños de casi todo. Piensa el tal Pérez que es poco menos que el señor marqués de La Marina Baixa. Menos lobos.