ALICANTE. El politólogo Pablo Simón fue el invitado en la presentación de este jueves del sexto anuario empresarial de Alicante Plaza diseccionando la actualidad económica de la provincia. Una charla con el director del diario, Miquel González, en la que Simón también se encargaba de analizar la situación política y económica del país. En ella, entre otras derivadas, apuntaba a que en estos tiempos de polarización, la lentitud e ineficacia de la administración pública -una circunstancia que toma especial relevancia ahora, durante y tras la dana-, pueden generar más desafección política. 

En este sentido, y sobre la administración, Simón confesaba que uno de sus deseos de año nuevo, desde hace tiempo ya, "ha sido siempre reformar la administración pública, hacerla ágil y sencilla", y recuerda que la empresa tiene muchos más datos de los que tiene la administración para operar. "Se generan cuellos de botella de todo tipo, después hay administraciones que no hablan, departamentos que no comparten información, al final llegan los malos resultados". El politólogo ponía de relieve que la gente tiene que percibir que el sistema incorpora sus demandas, y que "hay gente que ve esa desconexión entre sus necesidades y el lenguaje de las administraciones. No percibe que sus instituciones hagan caso, y eso también genera desafección".

En cualquier caso, esgrime que "estamos ante un caso en el que el paciente está sobrediagnosticado", ya que hay muchos estudios al respecto, incidiendo en la cantidad de burocracia para contratar cualquier servicio, o, aludiendo de nuevo implícitamente a la dana, "el Estado funciona muy bien con el piloto automático, pero cuando surge algún imprevisto como se ha visto ahora, llegan los problemas". Eso sí, el politólogo reconoce que hay otras administraciones que van "como un tiro", como puede ser el caso de la Seguridad Social o de Hacienda.

Al final, esta situación lleva a un hecho bastante común al que apunta Simón en su diagnóstico,  y es la "externalización del talento", poniendo como ejemplos en cómo la administración en sus distintos niveles tiene que recurrir a empresas como Tragsa o las big four porque no cuenta con los recursos necesarios para ciertas tareas. "Pensaba que la covid-19 nos habría enseñado algo", manifestaba con pesar, agregando que "ni siquiera marcadores homologables entre comunidades autónomas a nivel de enfermedades y otros parámetros".

Polarización política

Preguntado sobre esa polarización pero en la política, Simón advertía que se puede tender a pensar aquello de Spain is different, "y no, no es ajeno al resto del conjunto del mundo. Ahí están los ejemplos de Francia, Italia, Brasil, Estados Unidos, Alemania...". Hay una volatilidad creciente, con nuevos partidos sobre todo en posiciones extremas, desapego a la democracia, debilitamiento de partidos tradicionales como los conservadores o socialdemócratas, y auge de los populismos y fuerzas más extremas o autoritarias.

El caso español tiene algunos factores propios, como explica Simón, uno es el elemento "estructural, porque el mundo ha cambiado, somos sociedades más heterogéneas, postindustriales; y aún renquea la crisis 2008 o más recientemente la pulsión nihilista de la covid; con esa percepción de que instituciones no responden". Pero por otra parte, el politólogo incluye otra derivada, y es la de liderazgos políticos que se sienten más cómodos induciendo polarización. 

Aunque Simón ve como algo estructural esa inducción al extremismo; desde cómo se consume la información, con ahora la socialización que ofrece el algoritmo, o internet entre los jóvenes, "los partidos lo hacen de forma deliberada". Y aduce que "lo que más cohesiona es criticar al de enfrente, es un mecanismo natural y el razonamiento de los partidos políticos". Esgrime que en estos entornos inciertos, "en general, lo más fácil para que el votante no se vaya al rival, es meter miedo del que está enfrente para que mis votantes sean más indulgentes con mis errores. Si el de enfrente es el diablo, nunca le votarás, aunque yo incumpla mi programa electoral", arguye.

Simón entiende que con esta deriva, "pierden las democracias porque se pierde la parte crítica. Es bueno que políticos tengan miedo a perder el poder porque actuarán, pero si inducen ese odio al de enfrente, ya no se habla del qué, sino del quién, se pierde la calidad del debate público; hoy vemos cómo en algunos debates las reglas democráticas solo valen si gano yo", ejemplifica.

Así pues, entiende que hay este contexto debería preocupar a los demócratas. "Que no se pierda la institucionalidad. Cuando estas se convierten en interés propio y no del conjunto, se erosiona el sistema democrático". Para Simón en España hay ejemplos claros de ese deterioro en la relación actual entre el poder ejecutivo y legislativo y el judicial. "Todo el rato en una dirección y otra. La credibilidad de las instituciones caen". Y reflexiona que los nuevos partidos "son consecuencia de la gestión de los anteriores. Cuando emerge un líder autoritario me pregunto qué hicieron los líderes políticos demócratas anteriores para que este no surgiera".  

A pesar de todo, y de la pedagogía que reconoce hace falta, defiende que "si tu sistema no responde a las demandas de los ciudadanos, en su conjunto se desacredita", y rompe una espada por las democracias liberales. "Por ejemplo China dice no necesito democracia, planificamos a años", porque entienden que es mejor, pero Simón subraya que "sabemos que no es verdad, persiguieron el covid 0 y tuvieron que encerrar a toda la población varias veces mientras aquí estábamos vacunando a todos". 

La situación económica

Vinculado con lo anterior, el director de Alicante Plaza planteaba la paradoja de que a pesar de esa polarización, la economía española va bien. A lo que el politólogo respondió que "está más o menos consensuado en la ciencia política que la gente castiga las crisis, pero no se valora la bonanza". Aunque España cuente con buenas cifras sobre todo por el sector público y el turismo -"aunque hay problemas de productividad"-, ahora hay crisis inflacionistas que se llevan a todos por delante. "Desde Ucrania, en Europa y América Latina, salvo España, y aquí sí somos un país un poco raro, siempre ha perdido el partido que gobernaba, porque la inflación deshace el poder adquisitivo y a los gobiernos porque la gente se siente más pobre". Entre los ejemplos, Francia, la situación alemana ahora, o la derrota de Kamala Harris en Estados Unidos. 

Vaticinios y contexto de los partidos

Por otra parte, y a modo de cuestionario, sobre liderazgos y partidos. Simón no se pronunciaba taxativamente sobre Pedro Sánchez y si sobrevivirá al entorno de supuestas corrupciones. El politólogo consideró que la cuestión es ver hasta dónde llega la situación de esos cuadros del partido azotados por varios casos. Otra coyuntura que "incrementa desafección y cinismo. Introduce cierta radiactividad a la actividad de gobierno". La clave estará en si escalan los escándalos y si los socios de Sánchez lo aguantan. En esta línea, recordó que por ahora no hay capacidad de iniciativa. "La corrupción lo impregna todo", y según apuntó Simón sarcásticamente, "ánimo con intentar meter en la agenda pública que la economía va como un tiro". 

También habló sobre cómo Vox, condiciona al PP de Feijóo. "Se vendió como una escisión, que después desaparecería... pero en ningún caso. Su familia en toda Europa está en torno al 18-20% de votos". La migración, las reacciones lentas de la administración, o el descontento con la globalización, las claves para el profesor y politólogo. "Vox encierra una curiosa paradoja: mientras que le ha hecho al PP gobernar en muchas partes de España, esta alianza le ha hecho no poder llegar a pactos con nacionalistas conservadores para que acabe gobernando Feijóo". 

Recordó que Vox se está acercando al umbral del 15%, ahora en el 12%, y que con esos tres puntos pasaría de 30 diputados a cincuenta o más. "Va a condicionar totalmente al PP", que son números que ya permitirían gobernar... También se pronunciaba en el flanco izquierdo sobre el escándalo por el que se investiga al exportavoz de Sumar, Íñigo Errejón, por supuestas agresiones sexuales: un perfil que para Simón ya estaba "muy marcado por la etapa anterior, un perfil difícil para lograr alianzas". Además, añadió respecto a Sumar, que "Yolanda Díaz no se había dado cuenta de que era una reina sin feudo, sin estructura organizativa". Una líder de un partido sin organización, que le hace "muy débil". A ello se suma el golpe de Errejón, "letal para Sumar". Donde además añade que "Podemos ha olido sangre y por eso negocia más fuerte y cree que puede crecer, mientras que Izquierda Unida también está crecida". 

Hablaba claro Simón sobre la izquierda a la izquierda del PSOE: "Es un entorno devastado". Y que precisamente aunque los socialistas se mantengan estables, si sus potenciales aliados no, en una compleja ecuación con nacionalistas, tendrían difícil volver a gobernar. Eso sí, cree que Díaz, que "es mejor ministra de Trabajo que constructora de partidos", puede tener una oportunidad con la jornada de 37,5 horas, aunque advirtió de que serán negociaciones complejas. "El Gobierno sabe que le quedan pocos resortes de políticas públicas que pueda vender". Esta es una de ellas, porque la de vivienda, "el tema más importante, tiene poco margen, y es en el que más interesado está su electorado". 

Así, será importante ver si finalmente hay Presupuestos Generales del Estado (PGE), que permitiría poder agotar la legislatura. Aunque situaciones como la de Baleares o la Comunitat Valenciana no implica que no se puedan ver otros comicios próximos. Como sentenciaba Simón, invocando a Borges, "el espacio de izquierdas no fue unido por el amor sino por el espanto".

Oportunidades de fortalecimiento económico

Por último y sobre el marco económico y cómo mejorar, hay problemas con la productividad, "pero tenemos que ayudar al tejido empresarial a que sea más resiliente, que crezca más". Y volviendo a la administración, "la fragmentación regulatoria hace que las empresas no lleguen a más masa crítica, la administración tiene mucho que hacer ahí". Y continuaba, "si queremos IA y tecnología, hace falta masa crítica. Los que podrían invertir aquí lo hacen en Estados Unidos". Mientras que China con el capitalismo de Estado dirige a sus empresas tecnológicas, "EEUU mete a los capitalistas en el Estado como Elon Musk, controlando los satélites en órbita baja", matizaba. "Y Europa, que no sabe dónde está", subrayó.

Ponía de relieve, eso sí, que España podría captar inversiones en términos de energía por su emplazamiento. Y el turismo. "Si lo gestionamos bien para redirigir ese dinero a las inversiones productivas y que crezca así el tejido empresarial, se habrá ganado bastante". Y enfatiza en que España ha ganado en marca a nivel internacional, aunque la imagen que se autopercibe siempre sea peor. "Parece que cada vez nos vamos italianizando más, la política va por un lado y nosotros por otro. Las administraciones pueden hacer mucho más", sentenció.