ELX. La deforestación no es un problema. Lo dice el barómetro del CIS. O al menos lo dice por omisión. No la encontramos entre las 10 más importantes preocupaciones de la gente de a pie. Podemos considerarla representada, siendo generosos, entre los 52 indicadores, si la consideramos englobada en el genérico “Problemas medioambientales”.
Por el contrario, si hablamos de términos de uso común en el lenguaje diario, el concepto de emprendedores se ha generalizado en conversaciones y titulares periodísticos, a pesar de haber perdido parte de su significado, quedando circunscrito al ámbito de la empresa. Tanto es que mientras que el buscador Google nos ofrece esta definición de la palabra “persona que tiene decisión e iniciativa para realizar acciones que son difíciles o entrañan algún riesgo”, la Real Academia de la Lengua Española se ha dejado contaminar por el uso contemporáneo, circunscribiendo su descripción a “Que emprende con resolución acciones o empresas innovadoras”. Claro que la voz “empresa” también se refiere a “acciones o tareas que entrañan dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”. Empresa de riesgo, por lo tanto, es la que asumieron hace diez años José Luís Galipienso, José Ramon Mena y Alfonso Navarro, pequeños empresarios o trabajadores por cuenta propia, radicados en Elche, que tomaron la decisión de dedicar una parte de sus ingresos a “adoptar” un espacio forestal de alta biodiversidad en el Amazonas peruano, en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional del Manu, concretamente en un gran territorio colindante al predio Privado “Palmaceda”, dentro de la Reserva ecológica Chontachaca en el Departamento de Cusco, provincia Paucartambo, distrito de Kosñipata, comunidad de Chontachaca, Perú. Crearon para ello el proyecto Oxizonia: http://oxizonia.com/
“El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en la otra parte del mundo”, puede que esta formulación un tanto hiperbólica del conocido “efecto mariposa”, fruto del intento de popularización de la teoría del caos, contenga muchas intexactitudes, pero es una imagen demasiado potente como para abandonarla en la lucha por la supervivencia. Europa ha perdido su masa boscosa. Asia es casi un desierto, con la macroindustrializada China a la cabeza. África es un experimento de aniquilación. El único pulmón que ahora mismo nos permite respirar en el planeta se encuentra alrededor de la zona amazónica. Los gobiernos y las administraciones consiguen proteger una parte de la esquilma de la tala ilegal, la agricultura intensiva legal, la minería ilegal y la contaminación irreversible de acuíferos, muchas veces con la excusa del turismo. Pero no es suficiente.
Han pasado diez años de trabajo anónimo en el proyecto Oxizonia, y tocaba proyectarlo, consolidarlo y ponerlo en valor. Para ello han comenzado una campaña bajo el nombre Oxizonia. Apadrina un bosque amazónico, y le han dado visibilidad con el trabajo del fotógrafo Benya Acame. La exposición se encuentra en la sala Lanart del Centre L’Escorxador d’Elx, hasta el 18 de diciembre. El propio Acame realiza visitas guiadas, especialmente de concienciación para niños a través del concierto con colegios.
Fotografía artística, fotografía de viajes, fotografía testimonial, una técnica artística al servicio de un fin: que las generaciones futuras puedan respirar.