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ciudadana / OPINIÓN

Otra Ley electoral

19/07/2020 - 

Hace unos meses nació una plataforma llamada "Otra ley electoral",(OLE) https://otraleyelectoral.es/ pero el estado de alarma impidió su presentación pública en Madrid, prevista para marzo. Se trata de una campaña transversal, independiente y constructiva que pretende recabar el apoyo de la ciudadanía para abrir el debate de la reforma electoral. El movimiento que tiene aparejada la firma de una petición a través dela plataforma change.org aglutina a un numeroso grupo de intelectuales, pero con la ambición de hacerlo extensible a miles de ciudadanos.

El planteamiento inicial de los impulsores es poner en la agenda política esa reforma que evite la sobre-representación del voto en algunas circunscripciones y que posibilite también mayores opciones de decisión a los electores. No se ciñe el proyecto de los organizadores a un modelo concreto de reforma sino a poner en tela de juicio la necesidad de que el sistema electoral centre la igualdad del voto con un resultado más proporcional y justo.

El proyecto que comparto, cuenta como principales impulsores con Lorenzo Abadía, Sixto Cadenas, Elisa de la Nuez, Antonio Sola, Armando de Miguel, Sosa Wagner, Gorka Maneiro, Fernando Fernández- Savater y un largo etc. Puede verse; https://otraleyelectoral.es/#apoyan_accion

El origen del debate se sitúa en los males de la partidocracia, o los abusos que los partidos políticos ejercen sobre las instituciones.Se critica los defectos de la colonización de los partidos políticos que al final limitan el rendimiento adecuado del sistema político. En nuestro modelo, la representación se articula a través de listas cerradas de partidos y se presupone que los partidos políticos deben ser instrumento fundamental de representación y que deben "representan a su electorado", con ciertos márgenes de actuación al estar prohibido el mandato imperativo, pero esta discrecionalidad de sus actos no debe dar lugar a que sean irreconocibles desde la perspectiva del votante. Si los cargos públicos elegidos tras un proceso electoral fueran fieles representantes de los ciudadanos,cabe preguntarse por qué estos actores políticos suponen desde hace ya varios años un problema para los españoles. Es más, su comportamiento provoca sentimiento negativo y desafección en la ciudadanía. La sociedad cree que la acción de los políticos no parece orientarse hacia el bien común.

Los últimos datos que se tienen sobre satisfacción con la democracia muestran que más de un 67,5%de ciudadanos se siente insatisfechos y más de un 80,5% no confían en los partidos políticos. Están mal valorados. La sociedad está desilusionada. Hay poca participación electoral, (véase las elecciones del 12 J). Los partidos que emergieron en el 2015 y que despertaron cierta ilusión en los votantes, están desapareciendo, véase Podemos y Ciudadanos y el comportamiento electoral se está resituando en los partidos tradicionales.

Todos estos ingredientes son un punto de arranque, un test, donde los promotores de #Otraley electoral sitúan el foco para buscar alternativas que mejoren nuestro sistema electoral y por ende nuestro sistema democrático. El tema de la reforma electoral es como siempre otro de los elementos clave o comodín, que aparece en casi todos los programas electorales cuando hay elecciones, pero cuando los partidos tienen opciones de cambiar,se olvidan de hacerlo.

El Consejo de Estado ha elaborado diversos informes sobre una futura propuesta de reforma electoral, pero que duerme en los cajones.También hay muchas reflexiones de expertos, pero nunca es el momento adecuado de abrir ese debate. El poder tan generalizado y extenso de los partidos, el control que éstos hacen sobre todos y cada uno de los niveles de Gobierno y el control que ejercen en definitiva, sobre la composición de las más altas instituciones del Estado, reduce el Estado de Derecho y limita de forma relevante el ejercicio real de la democracia.

Las listas electorales cerradas y bloqueadas, la disciplina férrea delos partidos políticos sobre los cargos públicos, la falta de rendición de cuentas, la poca conexión representante- representado,el poder todo poderoso de las élites políticas está provocando que la sociedad no se vea representada por los partidos políticos. Existe una brecha ciudadanía/ partido político, que se manifiesta en enfado y que se descuelga de los canales institucionales. La nueva política entusiasma tan poco como la vieja.

La generosidad de los impulsores de OLE es tal que no presenta una alternativa cerrada, sino que pretende la reflexión serena en un marco de estudio con expertos y abierto a la ciudadanía para alcanzar una reforma que sea consensuada por todos los actores políticos y que permita mejorar nuestra democracia.

Victoria Rodríguez Blanco

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