Ortiz cumple veinte años al frente del Hércules

30/11/2019 - 

ALICANTE. El empresario alicantino Enrique Ortiz cumple veinte años al frente de la gestión del Hércules de Alicante, club con una mala dinámica en la actual temporada y que desde su llegada a la entidad ha mostrado más sombras que luces, con doce campañas en Segunda B y solo una en Primera División.

Ortiz se convirtió en máximo accionista del club en diciembre de 1999 cuando el entonces alcalde de Alicante, Luis Díaz Alperi, intercedió para que las acciones de una de las empresas vinculadas a Antonio Asensio regresaran a la ciudad a través del empresario alicantino.

Entonces fue recibido como un salvador tras una etapa oscura con dos descensos, pero desde ese momento el club, bajo su influencia directa o a través de dirigentes de su confianza, ha sufrido tres procesos concursales y expedientes de regulación de empleo en la plantilla.

Además, estuvo a punto de descender a Tercera División por deudas con los jugadores.

Sin embargo, su aportación fue clave para la supervivencia del Hércules en un momento crítico y vital, ya que continúa como su principal sostén económico, aunque con menor protagonismo en el día a día.

El máximo accionista, que hasta hace dos décadas no había tenido vinculación con el fútbol, heredó una entidad que estaba en Segunda B, aunque en las primeras posiciones de la tabla, pero con numerosas deudas contraídas tras su paso por el fútbol profesional.

Ortiz entregó la presidencia a su cuñado, Enrique Carratalá, el primero de los siete presidentes, él mismo incluido, que ha tenido el Hércules durante este tiempo, en el que el equipo ha rendido, salvo excepciones puntuales, muy por debajo de sus expectativas y la entidad ha visto varias veces amenazada su existencia.

Además de los procesos concursales, el club también sobrevivió hace poco a la amenaza de una multa millonaria de la Comisión Europea por presuntas ayudas del Estado que, de haber prosperado, hubiera provocado casi con seguridad la disolución de una entidad, que mantiene una deuda millonaria con la Agencia Tributaria.

La gestión económica ha dado bandazos según el criterio o motivación del máximo accionista, que tan pronto presentaba un concurso para construir un nuevo estadio o fichaba a futbolistas 'galácticos', como Drenthe, Valdez o Trezeguet, que dejaba varios meses sin cobrar a jugadores, empleados y técnicos del fútbol base.

De su mano, el estadio Rico Pérez regresó a la titularidad del Hércules, aunque a través de una empresa de la que también era máximo accionista Ortiz y que tras entrar en disolución dejó el recinto como garantía de pago de un préstamo de la Generalitat, por lo que la propiedad permanece ahora casi en un limbo legal.

Cuando su motivación con el Hércules ha sido máxima, sobre todo a mediados de la pasada década, el club dio un estirón deportivo y logró contar, por fin, con lo más parecido a una ciudad deportiva en los terrenos de Fontcalent, actualmente abandonada.

El modelo se ha sustentado básicamente en el poder económico de Ortiz, quien durante varias etapas ha contado con socios en la dirección del club, como Francisco Roig, Valentín Botella, Juan José Huerga o Juan Carlos Ramírez, su actual compañero en la dirección.

Tras tocar techo con el ascenso a Primera en 2010, el Hércules ha ido en picado a nivel deportivo, económico e institucional, hasta el punto de sumar ya su sexta temporada seguida en Segunda B y estar ahora en posiciones de descenso a Tercera, algo que jamás había sucedido.

La inestabilidad se refleja en el número de jugadores, entrenadores y directores deportivos que han pasado por la entidad durante los últimos veinte años, en los que el Hércules ha ido perdiendo prestigio en el fútbol español, músculo social y apego en su propia ciudad. 

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