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opinión

¿Optimismo o pesimismo? Realismo

Los inversores están más preocupados por 'aprovechar' los precios de las acciones -por debajo de su nivel de inicio de año-, que por las señales que pueda estar dando la geopolítica, inflación y un futuro incierto

5/04/2022 - 

MADRID. El problema de tener que escribir un artículo cada semana y de tenerlo que hacer unos cuantos días antes de que salga publicado es que -corriendo los tiempos difíciles que corren- te encuentres con que lo que has escrito hoy pasado mañana puede no tener mucha validez… Al menos a corto plazo. Algunos de mis lectores me dicen que estoy muy pesimista y negativo. He repasado lo último que he escrito y yo creo que no, que sólo reflejo el sentimiento de gran duda que hay en la calle, aunque reconozco que no se llega a trasladar al mercado, porque lo cierto es que el verde sigue dominando las pantallas de las bolsas.

Creo que los inversores están más preocupados por 'aprovechar' los precios de las acciones, que aún están por debajo de su nivel a principios de año, que por las señales que pueda estar dando la geopolítica, la inflación y un futuro incierto. Más preocupados por subidas posteriores a la corrección que mostraron las bolsas a principios de año y en los primeros días de la invasión rusa a Ucrania, que por las señales de advertencia que se dan desde algunas partes de la economía.

Podemos encontrar unos cuantos argumentos para justificar la reacción alcista de las bolsas, incluso muchos, que en esto de los mercados ya se sabe que podemos dar explicaciones para justificar casi todo. Por ejemplo, las señales de fortaleza económica que dieron la semana pasada algunos de los los PMIs preliminares publicados (moderándose menos de lo esperado), pero contrastando con otros índices de sentimiento como el Zew… Incluso desde Markit tuvieron que aclarar que “quizás no estaban recogiendo con fidelidad la situación real a la que se está llegando”.

También la aplicación de un lenguaje relativamente moderado frente a China por parte de Estados Unidos y sus aliados, ante la próxima cumbre. La caída de los precios del crudo al ver que, desde Europa, no van a llegar renuncias a comprar el petróleo y el gas ruso a corto plazo, y que ahora se habla de una resolución más menos rápida del conflicto.

No hay alternativa a las acciones

Podemos añadir algunas justificaciones más. Siempre podemos encontrarlas y si el lector busca, seguro que encuentra todavía más. La economía de Estados Unidos todavía está funcionando muy bien. También leo que unos cuantos analistas creen que China dará un paso al frente para revitalizar su crecimiento. (Llevamos tiempo esperando que los chinos se despierten). Otros tienen una gran confianza en el poder de la FED para solucionar todos los problemas del mundo: la economía, la guerra, la curación de las enfermedades...

Y por si no quedan argumentos, siempre podemos recurrir a TINA, ya saben: "no hay alternativa a las acciones". A la larga, no hay alternativa a las acciones, eso es cierto y siempre lo ha sido, así que, si el lector tiene bien su corazón y está seguro de la calidad de sus activos, que nada tema.


¿Estoy por lo tanto condenado a asumir que 'todo va bien' y que van a volver los buenos tiempos de las ganancias indiscriminadas? No. ¿Me apunto al grupo de aquellos que predican la llegada inminente de un cataclismo bursátil? Tampoco. ¿Cuál es entonces mi opinión? Simplemente que los mercados podrían estar menospreciando el impacto económico, que el incremento de los precios de las materias primas en un futuro (más bien cercano) podrían producir sobre la economía global. Y es que yo también tengo mis argumentos:

  1. A pesar de los deseos de todos, la guerra continúa en Ucrania, incluso si las conversaciones se reanudan y tanto desde Kiev como desde Moscú tienen como objetivo un alto el fuego, la guerra va a seguir. No a lo mejor el conflicto bélico, pero sí la guerra económica.
  2. China vuelve a sufrir una nueva ola de covid, lo que genera temores de más desorden, especialmente en las cadenas de suministro.
  3. Qué decir de los bancos centrales, atrapados entre el 'martillo de la inflación' y el 'yunque de los tipos de interés y el crecimiento'.
  4. La escasez de suministros, que afecta a múltiples industrias, está provocando importantes retrasos en la producción de muchos bienes manufacturados. Esta situación no va a cambiar de la noche a la mañana.
  5. Y luego tenemos a las empresas, que en apenas tres semanas comenzarán a publicar los resultados del primer trimestre y sobre todo a confirmar (o no) sus objetivos para 2022, difíciles de mantener dada la inflación de costes y las revisiones a la baja de las proyecciones de crecimiento, al menos en Europa.
  6. No quiero hablar del impacto social que va a tener la inflación. Sus consecuencias sobre la población probablemente sean más profundas de lo que pensamos.

Mientras escribimos estas líneas el crudo retrocede. El brent cotiza a 107 dólares barril, cuando el viernes 25 lo teníamos a 120, se dice que por la menor demanda que llega desde China antes de la reunión de la OPEP+. En esa reunión se espera que el cartel ampliado discuta su política de suministro para mayo. Mi opinión es que a corto nada va a cambiar, salvo que sea a peor y aquí remito al lector a mi artículo de la semana pasada.

¿Seguro que estoy muy pesimista y negativo?

Antonio Castelo es analista de iBroker

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