MADRID. Opel ha actualizado el que es el segundo modelo más vendido de su gama, el croosover Crossland, al que le ha cambiado la cara y le ha quitado la "X" para que siga siendo un superventas de la marca alemana.
Según el fabricante, el Opel Crossland es toda una historia de éxito. Desde que llegó al mercado, en 2017, se han vendido en toda Europa más de 300.000 unidades.
Tras la reciente llegada de la nueva generación del Opel Mokka (4,15 metros de largo, 1,58 metros de alto y 1,77 metros de ancho), el fabricante germano ha remozado el Crossland (4,22 metros de largo, 1,60 metros de alto y 1,76 metros de ancho) para que adopte el nuevo lenguaje de diseño de la marca.
Este principalmente se centra en el frontal, en el que predominan las líneas horizontales, especialmente la que incluye los faros (de Led) y el logotipo de la marca en el centro.
Antes, la parrilla era más ancha y grande, y los faros no estaban integrados en ella, lo que les daba más protagonismo.
Por el contrario, la moldura de la parte inferior ahora es más grande, lo que le da una imagen robusta en línea con los todocaminos.
También se ha dado más importancia a las entradas de aire laterales, que ahora están en una posición vertical.
En la trasera el nombre del modelo aparece en el centro (lo que le ensancha visualmente), pero sin la X del Crossland al que sustituye.
El Opel Crossland tiene como objetivo las familias que buscan un crossover compacto
Si atendemos a las medidas, Mokka (desde 18.500 euros con descuentos) y Crossland (desde 18.200 euros) van a pelear en el mismo segmento, en el de los SUV-B. Pero para que no se quiten ventas, la estrategia de Opel ha llevado a posicionar al Crossland como el más adecuado para las familias.
Su versatilidad es mayor, ya que ofrece más espacio para los ocupantes y un mejor aprovechamiento de este.
Un claro ejemplo es la posibilidad de desplazar longitudinalmente la segunda fila 15 centímetros para ampliar así el maletero de los 410 litros estándar a los 520 (tumbando los asientos -en una proporción 60:40- se pueden alcanzar los 1.255 litros).
El Opel Crossland estrena un nuevo acabado deportivo
Ya que hablamos del interior, señalar que los cambios son menores y que son más notables con el nuevo acabado GS Line (que es el más deportivo) en comparación con los Edition (de acceso), Business Elegance (el más refinado) y Ultimate (tope de gama).
En el GS Line la parte central del salpicadero va en rojo, un color que también aparece en las molduras de las puertas, en las costuras de la tapicería y en una línea que recorre exteriormente el lateral del coche.
No hay versiones ECO
Los motores con los que ya está a la venta son los gasolina 1.2 T de 110 CV y 130 CV (se puede elegir con caja automática de convertidor de par de seis velocidades) y los diésel 1.5 D de 110 y 120 CV (de serie equipa transmisión automática). No hay versiones híbridas, ni eléctricas (como el Mokka).
Opel asegura que -según el ciclo NEDC- los consumos de los gasolina se sitúan por debajo de los cinco litros y los de los diésel no superan los cuatro litros a los 100 kilómetros.
Hemos probado el Opel Crossland con el motor de gasolina de acceso y la caja manual
Este martes hemos tenido una breve toma de contacto (47 kilómetros en los que el ordenador ha registrado un consumo de 7,6 l/100 km) con la versión de gasolina de menor potencia con caja manual de seis velocidades y el acabado GS Line.
Es un motor muy voluntarioso que permite al Crossland salir a carretera y hacer viajes largos con total garantía.
Para ciudad sobra potencia y en autopista la entrega es lineal y se que el enfoque de la transmisión es claramente mantener consumos ajustados. Los recorridos de la caja están más enfocados al confort que al dinamismo, razón por la que, a veces, es mejor quitar la sexta para dejar potencia en la recámara por si nos surge una maniobra de imprevisto.
A los que habitualmente viajen cargados les recomendaría el gasolina más potente, al que van a poder estirar más en carretera.
El Opel Crossland es un vehículo confortable
Independientemente del motor por el que opten se van a encontrar con un coche que ofrece un puesto de conducción elevado (muy apreciado por los conductores de SUV) y un confort muy notable (especialmente si en el equipamiento elegido se incluyen los asientos delanteros con certificado AGR de ergonomía).
La amortiguación filtra bien (es menos rebotona) y se ha retocado para reducir los balanceos de la carrocería en curva. Los ingenieros también han trabajado en una mejor insonorización del vehículo (los cristales traseros son más gruesos), aunque el ruido del motor se hace notar más de lo deseado.
También se ha retocado la dirección para ofrecer una mayor sensación de centrado, aunque le falta algo de inmediatez en la respuesta.
Los aventureros pueden equipar Intelligrip
Otra novedad importante es que, a partir de febrero, los clientes van a poder elegir el sistema de tracción reforzada Intelligrip, que cuenta con 5 modos: normal, barro, nieve, arena, esp off (para conducción fuera del asfalto).
Va acompañado del control de descenso en cuestas (bien hacia delante o hacia atrás y disponible desde 3 hasta los 30 km/h) y de unos neumáticos mixtos M+S (barro+nieve, lo que no significa que sean unos de invierno "auténticos).
En definitiva, Opel ha sofisticado la línea del Crossland, le dotado de un acabado más deportivo, le ha mejorado el confort de marcha y le ha incrementado la conectividad a bordo.
Puede equipar navegación 3D y, con las funciones remotas, se conoce el estado del vehículo desde el móvil, que cuenta con recarga inalámbrica (según el equipamiento elegido).
Además, hay puntos de carga USB delante y, por primera vez en el Crossland (no está disponible en el Mokka), se ofrece el head-up display (en una pantalla delante de los ojos del conductor se proyecta la información de la conducción más relevante en color).
Y todo ello para que el Opel Crossland siga siendo, tras el afamado Corsa, su segundo modelo más vendido.