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arte de altos vuelos

Olga Diego y el deseo de volar

Empezó a desarrollarse como artista con plásticos porque quería volar, pero después lo entrelazó con el reciclaje. Muy concienciada con la sostenibilidad, para ella trabajar el plástico era 'pecado mortal'. Pronto entendió que lo que estaba haciendo no era generar nuevos plásticos, sino reutilizarlos. Ahora hace uso de sus creaciones artísticas para suplir ese deseo de 'nadar' en el aire

14/08/2019 - 

ALICANTE. «Porque, sin andarnos con rodeos, consideremos cuál es la situación real del arte. Y en primer lugar debo pediros que extendáis la palabra arte más allá de las actividades que son obras de arte conscientes, para abarcar en ella no solo a la pintura, la escultura y la arquitectura, sino a las formas y los colores de todos los objetos de uso doméstico o —aún más— incluso a la disposición de los campos para la labranza y para el pasto, la organización de las ciudades y de nuestras carreteras de todo tipo: en una palabra que incluyáis el aspecto de todo lo que rodea nuestra vida». Esta admonición del arquitecto, diseñador y maestro textil William Morris, en su obra El arte bajo la plutocracia, está datada en 1883, adelantándose en casi dos siglos al manifiesto definitivo de la intervención global en el arte que tuvo lugar en Documenta 13, la edición de 2012 de la muestra de Kassel, bajo el comisariado de Carolyn Christov-Bakargiev, con el lema Collapse and Recovery (Derrumbe y Recuperación). En aquella edición del certamen que ha marcado la evolución del arte desde Auschwitz, la naturaleza estuvo presente en forma de piedras, carbón o maderas, salidas al campo, actuaciones en el entorno natural y la eclosión del land art. Más valdría plantar árboles que aportar nuevos objetos de consumo, recorrer el territorio, señalizarlo, descubrir observatorios para mirar, en vez de ocupar el campo visual con nuestros productos.

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La mirada del artista evoluciona al ritmo de los tiempos y, en tiempos vertiginosos como los actuales, en solo cinco años, la intervención en la naturaleza se convirtió en la intervención en el territorio cultural. Documenta 14, en 2017, tuvo por primera vez dos sedes, la originaria Kassel y Atenas, una de las cunas de la civilización. Camino de la decimoquinta edición, en 2022, cada vez más artistas han focalizado su creación en la intervención en la huella residual de la humanidad, del campo al legado cultural, del legado cultural a la inmediatez de los contenedores de reciclaje. El cuarto reino, el reino del plástico, la creación humana que se expande como una especie invasora, constituyendo el porcentaje de residuo principal que amenaza la estabilidad del ecosistema, intenta ser sometido por el arte.

*Lea el artículo completo en la edición de junio de la revista Plaza

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