Reportajes

Política de tierra quemada

  • FOTO: BORJA ABARGUES

VALÈNCIA. Canadá está ardiendo por los cuatro costados este verano. El fuego ha arrasado más de tres mil hectáreas en la isla canaria de La Palma. Apenas iniciada la primavera, un incendio calcinó casi 5.000 hectáreas de bosque en Villanueva de Viver (Castellón) en un perimetro de cincuenta kilómetros. El peor año fue 2022 —treinta mil hectáreas devastadas— desde 2012 para los bosques valencianos. 

El fuego es consustancial a la naturaleza, especialmente en una zona con altas temperaturas y pocas lluvias como el Mediterráneo, pero ahora se puede dar una tormenta perfecta para que el número y virulencia de los incendios sea demoledor, con costes incalculables no solo en términos ecológicos, sino con potenciales efectos sobre la vida y la hacienda de las personas. 

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