Después de los últimos acontecimientos de la política patria me declaro enganchada a este culebrón que ha iniciado nuestro presidente, el hombre profundamente enamorado de su mujer. Conste que no me río de ello, más bien lo digo con admiración y cierta envidia. Con eso que les han enseñado a los de nuestra generación de que los chicos no lloran, una confesión como ésta, urbi et orbi, me deja más que atónita. Sobre todo por la persona de la que emana, que siempre pareció una especie de hombre biónico, imperturbable, que no se despeina por nada, parece que ni suda. Eso era así hasta el otro día, que apareció en el Congreso desencajado, tras la pregunta servida en bandeja por Rufián, ésa que le hizo de "¿cree usted en la justicia?", a la que contestó Sánchez diciendo: "a pesar de todo, sigo creyendo en la justicia de mi país". Vamos a ver, que no se ha condenado a nadie, que por ahora sólo se ha admitido a trámite una denuncia contra la señora del presidente, que puede que sea un fuego fatuo y no lleve a ningún sitio en realidad.
Con respecto a la señora de Sánchez, diversos medios de comunicación se han referido a las dificultades que han tenido para encontrar el rastro de su CV, incluso en las instituciones para las que trabaja o con las que colabora, como el Instituto de Empresa. ¿A qué obedece este secretismo?
En cuanto al sindicato Manos Limpias, que es quien ha denunciado a Gómez, y no así Vox, ni el PP, ni Feijóo, ni Abascal, recordemos que el mes pasado el TS absolvió a su secretario general, Miguel Bernad, del delito de extorsión a entidades bancarias del que había sido condenado por la Audiencia Nacional, y que lo mantuvo en prisión durante nueve meses. Y si ha sido absuelto, ha sido absuelto y si respetamos las decisiones judiciales aquí no cabe cuestionar esta sentencia del Supremo, sino respetar el fallo.
Volvamos a la carta de tres folios del presidente, que es un texto largo. La he leído, considero que está bien redactado, con cierta coherencia en cuanto al orden del discurso y, desde mi vasta experiencia de más de 550 columnas publicadas, les aseguro que es un texto que no se elabora en media hora, sino que les habrá llevado su tiempo redactar. Y más con la trascendencia de las palabras que contiene. Supongo que la habrá escrito alguno de sus múltiples asesores.
Como exponente de la evolución de las comunicaciones, esta carta se ha publicado a través de la red social X -antes Twitter-, en lugar de en prensa, lo que da una idea de la dimensión que están tomando las redes en la actualidad. El que no esté en ellas no se entera ni de por dónde le da el aire. Los medios de comunicación han ido detrás de la noticia, sobre la que han corrido ríos de tinta. Y todos estamos esperando el siguiente capítulo, que saldrá en riguroso directo el lunes, como si estuviéramos hablando de la serie "Juego de Tronos".
En la carta Sánchez vuelve a la carga con sus letanías tradicionales, ya sabemos, o yo o el caos, quejándose amargamente del ataque que, dice, han perpetrado contra él y su entorno la derecha y ultraderecha. En sus palabras, "En resumen, se trata de una operación de acoso y derribo por tierra, mar y aire, para intentar hacerme desfallecer en lo político y en lo personal atacando a mi esposa". La duda está en la sinceridad de las palabras del presidente, si realmente está tan afectado o no por lo sucedido, o bien si estaba esperando una excusa para poner pies en polvorosa, en vista de lo difícil que va a ser la legislatura, que se sustenta como un castillo de naipes en el elevado precio que el independentismo catalán le está haciendo pagar al sanchismo. Que se publicara a las puertas del inicio de la campaña de las elecciones catalanas no puede ser casualidad.
Entiendo que Sánchez se sentirá presionado, pues sus enemigos son muchos y sus socios son de los de "al suelo, que vienen los nuestros", como diría Pío Cabanillas, pero a la política hay que venir llorado de casa. Y, si tienes la responsabilidad de todo un país como España y tienes dudas de si seguir al frente del cargo, anulas sin dar muchas explicaciones tu agenda y comentas dichas dudas con tu mujer y tus personas de confianza a solas y sin que nadie más lo sepa. O con la almohada, o con tu madre, o con la bruja Lola, lo que te dé la gana. Todo menos esta estrategia barata en la que se ve claramente un intento de salir fortalecido en loor de multitudes, dando tres cuartos al pregonero de sus dudas. La reacción ha sido a mi modo de ver tan desmesurada como cuando Camps salió con su gobierno en pleno por la acusación en el famoso tema de los trajes, que finalmente le costó la carrera política. Así que pasen y vean, ármense de toneladas de pipas, chuches y palomitas, que esto está que arde. Y continuará…