TRIBUNA / OPINIÓN

Nos hacen falta Mandelas

22/11/2018 - 

“Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel, o su origen o su religión. La gente tiene que aprender a odiar, y si ellos pueden aprender a odiar, también se les puede enseñar a amar”. Nelson Mandela.

Nos hace falta mucha más gente como Nelson Mandela en el mundo. Nos hace falta en la esfera pública. En la política que se erige en responsable y con capacidad de liderar sociedades libres, donde los derechos de las personas, de todas, estén por encima de las banderas, los himnos y las estrategias de poder. Siempre he pensado así: nunca vienen mal mensajes de fraternidad y paz como el que Madiba nos dejó.

Pero esta sensación permanente, se me antoja ahora urgente atendiendo a lo que podríamos considerar como un repunte de las posiciones ultraderechistas y fascistas en nuestra sociedad. Todavía nos dicen los expertos que son pocos, pero también deslizan lo de “estemos alerta”.

También se nos señala que Europa sufre las consecuencias de demasiados años de precarización económica y social, unido a un repunte de los nacionalismos excluyentes y brotes severos de xenofobia. Y este contexto concretado en una Unión Europea a la que le sigue faltando pegamento social e identitario; una identidad que, teniendo en cuenta lo ocurrido en el pasado siglo XX, debe pasar ineludiblemente por la concordia, la tolerancia y la solidaridad.

Por esta tierra, nos movemos entre la preocupación y la precaución.  Y lo cierto es que no está pasando desapercibida la acumulación de exaltaciones de ultraderecha, ya sea desde partidos como Vox o de quienes no tienen pudor en declararse franquistas, no solo en el Valle de los Caídos, sino en espacios públicos como el Metro de Valencia o en la calles de nuestras ciudades.

Y en este contexto, en el que se entremezclan mensajes desgarradores en contra de los derechos de muchos colectivos, aparece en el eje de la derecha una variable determinante: la contienda por los votos. La estrategia electoral que, espero equivocarme, se va a situar por encima de las necesidades de nuestro país y de nuestro futuro.

Una estrategia electoral que, hasta la irrupción de la campaña andaluza, nos ha mostrado a una derecha, especialmente del PP, con peligrosos capuzones en las aguas del populismo, con mensajes y eslóganes destinados a consolidar a los votantes más ultras. Una estrategia de polarización de la sociedad. Ellos comienzan a llamarlo “ser de derechas sin complejos”. Y por eso, por la falta de complejos, y bajando al territorio, no me extraña en absoluto que hace poco se pudiera leer en una red social soflamas de un diputado provincial del PP pidiendo deportaciones masivas de inmigrantes. O la agitación de la bandera de la “defensa de España y la provincia contra la catalanización” del presidente de la Diputación de Alicante. Un mensaje falso, peligroso y rupturista en el seno de nuestra Comunitat y también entre regiones.

Como he dicho, puede que para algunos este repunte de la ultraderecha y el empeño del PP de no perder votantes en ese espacio ideológico, se trate de un fenómeno puntual, en el primer caso, y de una estrategia electoral en el segundo; para mi es jugar a la ruleta rusa con una sociedad que todavía esconde demasiadas personas enterradas en cunetas y fosas comunes.

Y no quiero exagerar, ni quiero dramatizar con mis palabras. Tan sólo hay que estudiar la historia o fijarse en las tendencias que afloran no sólo en Europa, sino también en América Latina con personajes como Bolsonaro.

Urgen pues Mandelas. Urgen Femens. Urge educación, inteligencia ilustrada, valores democráticos y solidarios frente a las ideologías destinadas a hacer del ser humano un ser despreciable y abominable.  Urgen liderazgos nacionales y supranacionales -políticos, económicos, mediáticos…- que, también sin complejos, muestren un camino en el que, como dijo Mandela, se enseñe a amar, a respetar y a convivir.

Hay mucho en juego. Pongámonos en marcha.

 Toñi Serna es portavoz Adjunta del Grupo Socialista en Les Corts Valencianes

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