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reflexionando en frío / OPINIÓN

¿Nos fiamos de los políticos?

17/01/2021 - 

Carlos Mazón aconseja a los alicantinos no desplazarse para visitar la nieve y raro era el allegado que no hubiera maquinado con el pensamiento o con la acción un viaje nevado pese a Filomena. Ximo Puig desliza la sugerencia de minimizar al máximo los contactos sociales, y encuentro en las redes sociales grandes bacanales como si fuera la cena de Navidad. 

¿Por qué hacemos lo contrario de lo que nos recomiendan las autoridades? La desconfianza hacia los que nos gobiernan ha llegado hasta tal punto que incluso los consejos paternalistas por su parte son tomados como el pito del sereno ante la ausencia de criterio manifestado en muchas ocasiones. Dicha deslealtad institucional expresada en la falta de coherencia de sus decisiones ha provocado una inseguridad en la clase política. Ahora cuando un político manifiesta una opinión, en muchas ocasiones, esta es tomada como un mensaje con calados marketinianos diseñados para recolectar votos. 

Cada gesto, cada decisión, cada movimiento tiene un objetivo electoralista determinado. Por eso no hay unidad de discurso. Todo varía en función de la demoscopia. Está calando la sensación de que los gobernantes buscan su propio beneficio por encima del de la nación, de las generaciones, de la ciudadanía. Dirigentes que gobiernan únicamente para cuatro años, -cuando deberán someterse a las urnas-, en lugar de hacerlo para las próximas décadas y teniendo en cuenta no solo a los que les votan ahora, sino a los que ni siquiera conocieron su talante de gobernantes.   

Esa visión interesada del hacer política basada en el cortoplacismo ha generado que todas las palabras pronunciadas por un político sean papel mojado llevado por el viento. Por eso no hacemos caso a los que nos dicen. No por irresponsabilidad o rebeldía, sino por hastío hacia una clase dirigente que en ocasiones parece centrarse más en sus intereses que en los de los demás. Hay una falta clara de liderazgos. Guías que precisamente hacen todo lo contrario que los simples hombres de paja, construir estructuras que vayan más allá de su existencia. No buscan pasar la pelota al siguiente que ocupe su lugar ni parchear la realidad sino dejar un legado infinito. Herencia que perdurará si el que ha conseguido esos logros ha vivido coherentemente con ellos.

Congruencia inexistente hoy en día. ¿Cuántas veces los gobernantes han dicho una cosa y han hecho la contraria o han cambiado de criterio al día siguiente? Aunque rectificar es de sabios, dar volantazos como costumbre es propio de un necio. España necesita un Gobierno que no le mienta. Esta falsedad en la palabra dada es el germen de la desconfianza hacia todo lo político. Hasta un servidor estaba decepcionado con los representantes de la democracia. He vuelto a recuperar en parte la ilusión viendo la serie Sucesor Designado, protagonizada por Kiefer Sutherland metido en la piel de un profesor universitario reconvertido a político que tras una fatídica tragedia se ve obligado a ocupar el despacho oval de la Casa Blanca. Representa a un dirigente honesto, intolerante a la mentira que vela por la transparencia de su Gobierno además de expresar un respeto al disidente político y mediático. Disfruto viendo su talante. Quizá porque conozco de sobra la carencia de un personaje así en nuestro panorama actual. En las alforjas del poder brillan por su ausencia los leales y sobran los cínicos deslomados.  

Precisamente porque los que deberían decir la verdad pretenden destapar los tramposos engaños de los gobernantes con otra sarta de mentiras en lugar de con la verdad. Desconocen la frase de San Pablo que aconseja ahogar el mal en abundancia de bien. Ilusos los que aspiran a derrotar al adversario con su misma medicina.

Así están, ciegos. Es lo que tiene el ojo por ojo. Se enzarzan en luchas fratricidas sin cuartel lanzándose mutuamente las mentiras vertidas. Se está viendo ahora con el debate, ya cansino, de la luz y el gas. Ninguno se encuentra en posición de dar lecciones de nada porque ambos han obrado de la misma forma. Izquierda, derecha, qué más da, lo importante es que tanto unos como otros no han hecho nada ante la subida de la luz sin tener en cuenta las consecuencias para los más desfavorecidos. 

Me recuerda a cuando PP y PSOE entran en las eternas disputas sobre la corrupción para ver cuál de los dos partidos ha metido más la mano. No se dan cuenta de que lo que se corrompe no son las instituciones sino las personas. Son tan inconscientes de tantas cosas… Viven en un mundo paralelo. Existencia ajena a la de verdad que provoca la constitución de diferentes autorregulaciones por parte de la ciudadanía cumpliendo la famosa frase de Ortega y Gasset de: “jóvenes haced política, o harán política por vosotros”. Ancianos, noveles y niños se autogobiernan ante el desgobierno de los que deberían hacerlo. 

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