ALICANTE. Seguro que luego se arrepintieron, teniendo presente que son habituales del palco del Rico Pérez y el Hércules llevaba ya cuatro meses sin ganar como local, pero la realidad es que Juan Carlos Ramírez y Gabriel Echávarri fueron, junto a Enrique Ortiz, los grandes ausentes este domingo en la zona noble del coliseo blanquiazul.
Por segundo encuentro consecutivo, presidió desde la primera fila del palco un Quique Hernández que estuvo acompañado por los que serán sus compañeros en el consejo de administración (si no ocurre nada raro de aquí a la Junta General de Accionistas del próximo 12 de abril, Día de Santa Faz). A todos ellos, empezando por el presidente, se les afeó por no pocos aficionados (especialmente en las redes sociales) que no tuvieran el detalle de bajar en el descanso a arropar a los jugadores del Hércules Paralímpico que, eso sí, fueron compensados con una cerrada ovación por el público.
La de este domingo fue una de las peores entradas de la temporada en el Rico Pérez con poco más de tres mil espectadores y eso que asistieron al partido invitados por el Hércules varios centenares de niños de diferentes centros escolares y clubes de fútbol base. Por cierto, lo hicieron desde una grada del fondo norte a la que solo se puede acceder por una puerta desde el descenso de 2014, lo que provocó colas y que muchos se perdieran el inicio del encuentro.
Pitos al equipo y a Portillo
Todo y la victoria, la grada pitó en varias fases del partido el juego del equipo; lo anterior no es nuevo, como que tampoco que se reclamase la destitución del director deportivo, Javier Portillo, si bien no con tanta intensidad como en otras ocasiones lo que puede deberse a que había menos público que en choques precedentes o que la afición ahora responsabiliza más a los jugadores de la errática marcha del equipo que a quien lo ha confeccionado.
El gol de Tarí en el añadido evitó que al final del encuentro volviese a sonar la música de viento.