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análisis ap - la próxima reunión será más decisiva

Negociaciones entre PSOE y Compromís en Elche: fricciones de la legislatura y correlación de fuerzas

5/06/2019 - 

ELCHE. Quedan escasas dos semanas para la investidura y formación del nuevo gobierno municipal, que será el próximo 15 de junio. Hasta entonces, el PSOE tiene que decidir qué quiere hacer, si gobernar solo, lo que le permite la 'tranquilidad' de hacer lo que quiera —como acabará casi pasando aunque gobierne en coalición—, aliarse una vez más con Compromís, que está por la labor, o incluso pactar con Ciudadanos, con quienes se reunirán el jueves, aunque es la opción menos esperable —que no imposible, visto su apoyo clave en la pasada legislatura—. Así pues, vistos los escenarios, salvo que Cs les ofrezca un cheque en blanco, la cuestión es dirimir si hay acuerdo con Compromís y en qué términos. Aunque la reunión del martes fue positiva para ambas partes, en una siguiente cumbre será donde se entre en harina, con una correlación de fuerzas muy diferente a la de 2015 y con otros asuntos que limar.

Compromís, con mucho menos margen que en 2015

Después de los resultados de sendas formaciones la noche del 26 de mayo, ninguno esperado, unos por superar sus expectativas con doce concejales, otros por perder más electorado del que esperaban —un 51%—, el PSOE tiene la sartén por el mango como no la tenía en 2015, pendiente de Compromís con cuatro ediles y de los vaivenes de Ilicitanos por Elche para tener mayoría y después con Partido de Elche gobernando en minoría y apoyos externos de Ciudadanos para poder sacar adelante presupuestos. Con este 12-2 frente al 8-4 que había hace cuatro años, los dos partidos saben que Compromís no está en condiciones de exigir grandes cosas. 

Esta correlación de fuerzas holgadamente favorable al PSOE permite frenar posibles exigencias a la coalición verde para la próxima o próximas reuniones, que será donde se empiece a abordar ya cómo se traduce el futuro gobierno de estabilidad que ahora promulgan. En el qué parece obvio que hay acuerdo: los dos ya han ido de la mano en un gobierno de corte progresista con una ideología acorde, y con proyectos de fondo que comparten como la Capital Verde Europea 2030. El tema espinoso será el cómo. Por una parte, habrá que ver qué pedirán o con qué se conformarán los de Mireia Mollà y hasta dónde están dispuestos a ceder los socialistas, aunque ambos han incidido en que la negociación se realiza sin líneas rojas.

En cualquier caso, un hipotético futuro reparto de concejalías habría que ver cómo acaba, puesto que con áreas de menor peso e influencia municipal, puede que sean insuficientes para las aspiraciones políticas de Mollà, que puede estar mirando algún cargo del Botànic por el retrovisor, independientemente de la concejalía que pudiera asumir. Llegan momentos de negociaciones en Valencia y para la política de Iniciativa pueden haber otras puertas abiertas más allá de Elche para cumplir un perfil de mayor importancia en el Ejecutivo valenciano —lo que supondría la entrada como segundo concejal de Felip Sànchez, siguiente en la lista—. Puede que incluso para algo más que alguna secretaría o dirección general. 

La erosión de gobierno aún supura 

Fuera de ese encaje, aunque la lógica puede decir que no debería haber problemas entre PSOE y Compromís para gobernar y que los socialistas no tienen tantos alicientes para dirigir la ciudad en solitario —teniendo que buscar pactos constantes para sacar adelante sus medidas—, estos cuatro años han erosionado la convivencia entre ambos partidos. A pesar de que fuentes socialistas ven bien renovar el pacto, y en esa onda han ido las declaraciones tras la primera toma de contacto, hay otras posturas que preferirían esa autonomía que se pregonó en la campaña electoral. Cuando se empiece a negociar de verdad, con el siguiente encuentro habrá que hacer balance de esas fricciones. 

Han sido varios los choques evidentes en cuestiones como la del Mercado Central, donde Compromís ha presionado a los socialistas para finiquitar el contrato, y donde también han acusado al PSOE de gestionar con opacidad algunos de los asuntos relativos al mismo. Incluso en materia patrimonial, la coalición verde también favoreció sobre la bocina la paralización in extremis de la demolición del inmueble de Riegos el Progreso, uno de los casos que se han atragantado en Urbanismo esta legislatura. 

Otros de los casos son el malestar socialista por el 'troceo' de Comunicación en diversos departamentos o la 'competencia' entre Elx Participa —que sobre todo en sus instantes finales antes de las elecciones ha tenido poco de participativo— y Cultura. Cuestiones que tendrán que solventarse en una hipotética nueva legislatura juntos para evitar contradicciones, situaciones confusas y peleas presupuestarias, a pesar de que las conversaciones parece que han empezado por buen camino. Por eso las dos formaciones han buscado en sus comisiones negociadoras perfiles dialogantes o con más cintura política, para dejar al margen de la misma temperamentos que provoquen chispas innecesarias. En cualquier caso, el PSOE juega con ventaja porque con los doce concejales que tiene puede ser ambivalente y buscar alternativas por ejemplo con Ciudadanos, como ha ocurrido con la legislatura que se acaba. Habrá que esperar qué ofrecen los de García-Ontiveros el jueves. 

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