REFLEXIONANDO EN FRÍO / OPINIÓN

Nación y lengua

6/07/2021 - 

Lunes 28 de junio, España-Croacia, mientras nuestra selección se juega el pase a Cuartos de Final de la Eurocopa las calles de la ciudad están desérticas y los pocos viandantes que se atreven a desafiar al calor o rompen la dinámica de ver jugar a nuestro combinado nacional, no pierden la ocasión de echar un ojo al resultado del encuentro contra los balcánicos. Estaba tomando un café con mi pareja en una terraza y pude apreciar cómo la mayoría de los peatones que pasaban por allí giraban la cabeza para confraternizar virtualmente con el resto de los españoles. Después, cuando estábamos haciendo unas compras en una tienda de ropa una chica informa a su padre, como si del VAR se tratara, del gol de Morata. Somos españoles, y muy españoles, que diría Rajoy. Ay, Mariano, hay que ver cómo la historia te ha hecho bueno…  

Para desgracia de este Gobierno, con unas ansias inmensas de hacer que nos avergoncemos de nuestra nación, los españoles nos seguimos sintiendo muy dueños de nuestra bandera y de nuestra tierra. Continuamos viéndonos representados por La Roja, por todo lo que hace referencia a nuestra cuna vital. Porque detrás de un desarraigo cada vez más latente se esconde un profundo sentimiento de pertenencia a nuestra historia, a nuestra tradición. Quizá por eso Alicante entera vibró con José María Manzanares y compañía en Hogueras. Las costumbres pesan más que las oscuras intenciones de aquellos convencidos de hacer que renunciemos a nuestra lengua, a nuestras fiestas, a nuestra cultura. Valores que en cuanto son defendidos uno es tachado de nacionalista y radical. Todo porque ciertos sectores sociales no son conscientes de la importancia de defender la españolidad territorial empezando por nuestra lengua y terminando por las tradiciones. Costumbres, que van más allá del espectro nacional y que se extrapola a todas nuestras regiones. Acierta Carlos Mazón al decir que ser valenciano es su forma de ser español, todo el que se empeñe en coartar la pluralidad de nuestro país está simplificando España a una patria vacía obviando su heterogeneidad. Vivimos en una España Inteligible, que diría Julián Marías.   

Para defender nuestro país, tenemos que proteger nuestra lengua, esta que está siendo minada por las inmersiones lingüísticas perpetradas por algunos gobiernos autonómicos como por ejemplo el de Galicia de Feijoó. Es evidente que es necesario que los profesores de ciertas regiones sepan mínimas nociones de la lengua cooficial, el problema es que al aumentar las asignaturas impartidas en gallego o en valenciano, como ocurre aquí, se están perdiendo oportunidades de fortalecer el conocimiento del idioma de todos los españoles. Circunstancia que ocasiona la confusión entre la lengua regional con la oficial. Disyuntiva que ha obligado a algunas familias alicantinas, como informó El Mundo la pasada semana, a tener que estudiar en Murcia como consecuencia de la inmersión ideada por el Botànic. 

Inmersiones, que son el remate de la paliza lingüística a la que está siendo sometida el español. Quien debería defender el idioma prefiere tener ensoñaciones con el lenguaje inclusivo maltratando el lenguaje y dificultando su aprendizaje. ¿Por qué se creen que en Francia han prohibido el lenguaje inclusivo? Darle tantas vueltas al diccionario, -menos mal que la RAE continúa siendo reticente a incluir dicha amenaza para la enciclopedia lingüística-, es lo que tiene. Mientras tanto, entidades como el Instituto Cervantes miran para otro lado cuando deberían de ser uno de los mayores garantes de nuestra gramática. 

Luego se extrañarán de que Isabel Díaz Ayuso haya tenido que idear una Oficina del Español en la Comunidad de Madrid. Proyecto planteado ya en 2019 antes de que Toni Cantó diera aquellos bandazos políticos. Actor al que, por cierto, no habría puesto al frente de dicho organismo. No por que dude de su capacidad, he visto pocas personas tan trabajadoras como él, pero… ¿Dónde estaba Mario Vargas Llosa? ¿No hubiera sido mejor elegir a Fernando Savater? ¿A Andrés Trapiello? Seguramente si se hubiera elegido a un perfil más intelectual dicho nombramiento no hubiera tenido olor a enchufe ni la institución forma de chiringuito. En fin. Espero que Toni nos cierre la boca a todos con su trabajo, mientras tanto no queda otra que defender nuestro idioma porque si asesinas la lengua de una nación terminas con la propia nación. 

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