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el sur del sur / OPINIÓN

Mr Mazón o Dr Rico

21/07/2019 - 

Sopla otro aire en la Avenida de la Estación de Alicante: el nuevo inquilino de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, viene con brío, con ganas de darle la vuelta (formalmente) a la institución, con un discurso cuando menos clarividente (otra cosa será que deparan los hechos) y con buenas intenciones para abandonar el frentismo clásico con València, que tanto rédito da a los titulares, pero que ya empieza a marchitar en las urnas.

Mazón no es nuevo esto. Viene enseñado de casa. Conoce la estructura de la institución, los entresijos de la política autonómica y además ha hecho un máster de realidad económica y política al frente de la Cámara de Comercio, en los peores años de la crisis y cuando las empresas y la propia institución agonizaban.

Además, ha sido elegido él, y sólo él, con la anuencia de los endebles poderes del partido a nivel regional, para darle la vuelta al calcetín. Basta decir que se lo pusieron fácil: el titular de la plaza quiso jugar a todo, y se quedó en soldado raso en Madrid, y los otros aspirantes se evitaron pasar un mal trago ante lo que pueda venir. 

Y lo que puede venir no es otra cosa que trabajar. Estar en el puesto de trabajo, pelear y luchar en los despachos y darle una oportunidad a la política. Lo más fácil sería seguir el ejemplo de Rajoy: fumar el puro, leer el Marca y dejar que la justicia haga lo que el acomodado político no quiere, o no desea, en política. A veces, vivir el conflicto es más cómodo; ahora bien, se ha demostrado que no siempre es más rentable. 

Mazón parece tener la fórmula clara: seguir el modelo de integración empresarial que se ha producido con la patronal. Salvador Navarro, presidente de la CEV, ante el vacío dejado por Coepa -por la mala gestión de los propios alicantinos, aunque poca gente ha hecho autocrítica- comenzó a integrar a patronales sectoriales del sur dotando al nuevo de una estructura propia, provincial y autonómica a la vez, compatible y homogénea. Además del modelo utilizado, tan válido que al final ha incluido a los más hostiles, han sido básicas otras dos cuestiones: los perfiles personales, tanto de Navarro como de Perfecto Palacio, y posteriormente, con el líder de Uepal, Juan José Sellés,y el discurso. El discurso de la CEV ha tenido dos claves: no mirar atrás y optar por un mensaje en positivo, constructivo, sin abandonar reivindicaciones y críticas al establishment autonómico. Le puede valer tanto para la diputación como para el partido.

Si esa es la actitud, la de Mazón y la de Puig, todo irá sobre ruedas. Veremos más colaboración que nunca entre la Generalitat Valenciana y la Diputación, como ha sucedido con las cámaras de comercio y la Conselleria de Economía, de la que (Mazón) hasta la semana pasada era gerente. Ahora bien, esto tiene mucha más aristas. El Gobierno no es sólo de Puig: lo comparte con otras dos coalición y, por tanto, está abierto a cualquier iniciativa que genere la reacción de la institución provincial. Y en eso tanto Mónica Oltra como Rubén Martínez Dalmau también tendrán responsabilidad en lo territorial. Lo ideológico será insalvable. Pero las palabras de Mazón también son un toque de atención: se admite la coordinación, pero no el vasallaje de València. Ciudadanos bastante tendrá en controlar al PP para que no se le vaya de la mano, o que les encabe engulliendo.

Pero no hay que olvidar algo. Mazón, antes de que mostrar el guante blanco, se ha erigido en el máximo defensor de las diputaciones, de las provincias y, como no, de Alicante. Primero dijo este es mi territorio -la provincia soy yo, vino a soslayar en su primera parte de su intervención-, y lo defenderé; y después tendió la mano al president -en la segunda. Es decir, por mucho que a todos nos haya quedado el mensaje conciliador, el inquilino del Palacio Provincial siempre tendrá a mano esa diatriba primigenia y básica, sobre la que se asentó César Sánchez para intentar sobrevivir. El resultado (electoral y personal) es de todos conocido. Pero esta vez, Mazón exhibe la bandera blanca y pasa la pelota al otro lado...si actúa será porque el de enfrente se excede. Ahí él tendrá su justificación. Y ahí, su advertencia.

Ante este contexto, la duda que nos puede surgir a lo largo del mandato es si nos encontraremos a este Mr Mazón conciliador, positivo y constructivo, o si, por el contrario, acabará convirtiéndose en una especie de Doctor Jekill, atrapado en la Avenida del Doctor Rico (sede del diario Información), aplicando la máxima de Fernández Valenzuela de que Alicante es un territorio incomprendido. 

Es verdad, el Botànic siempre le podrá dar munición, con medidas estéticas o cargadas de ideología; no lo descarto, pero no hay que olvidar que ese alicantinismo de trazo grueso también ha cometido errores de bulto, como el discurso del presidente de la Cámara, Juan Riera, en la última de la Noche Economía, en octubre de 2018, que fue asociar esa reivindicación, legítima, con los intereses de un partido, el PP. Esa noche muchos aplaudieron en caliente, pero todos los no son del PP lo lamentaron. Y en este punto, hay que retomar parte de la advertencia que hizo el socialista Toni Francés, en su discurso de investidura:"La mayoría de la cámara provincial -incluido Ciudadanos- está por darle un vuelco a esa institución". Que los de Albert Rivera no lo olviden si quieren marcar la diferencia.

Y si, esa identificación entre provincia y diputación causa orgasmos en Doctor Rico. ¿Cómo no? A razón de 450.000 euros anuales les aseguro yo que los redactores de Plaza también bailan el haka frente al Palacio Provincial, si es necesario. Pero más allá de eso, Mazón debe saber -y supongo que lo sabe- que todo lo sea perder esa perspectiva sobre los acuerdos o la conciliación será perder a esa masa crítica que sí hizo posible el pacto de la CEV que él tanto reivindica para sí. Porque todo ha cambiado (incluso me atrevería decir que Juan Riera se dio cuenta días después de la Noche de la Economía): la sociedad, los partidos políticos, los sindicatos y...los propios empresarios. No todos operan como hace dos décadas, o tres. Esos modos ya no valen. Y el mejor ejemplo es del secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, y cómo ha sabido lidiar con el sector ante la verborrea inicial de Compromís y Podemos por implantar la tasa.

Será, por tanto, interesante comprobar en los próximos meses si ese noviazgo entre Diputación y Generalitat es de verdad por el interés por la convergencia-, o si, por el contrario, el amor por la bandera blanquiazul esconde otra lluvia de euros para hacer lo que hacía César Sánchez en forma de recursos judiciales para no afrontar la cuestión política: iniciar otra batalla territorial que tiene muy poca justificación entre la mayoría de los mortales (salvo que una de las dos partes la provoque, claro está, con razones descaradamente partidistas o caprichosas, que siempre se pueden dar).

Y esa es la disyunta: o ser el Mr Carlos Mazón del segundo discurso, o ejercer de player de Doctor Rico depositando el correspondiente diezmo en el Maestral. Si Mazón ha cambiado, y ya no es el mismo que hace 10 años, nos debería hacer pensar que actuará de forma inteligente. No debería poner todos los huevos en la misma cesta. Ese es mi consejo. Está bien que enseñe sus balas, y que las ejecute cuando sea necesario, o extremo -que es lo que ha venido a decir-, pero otro mandato con el silbido de los revólveres sería una fracaso colectivo. Es el momento de la política.

Le recomiendo que se deje aconsejar por el rector de la Universidad de Alicante, Manuel Palomar, que después de haber loado en público y en privado al Botànic, al I y al II, esta semana ha sufrido en sus carnes el desamor institucional de haber jugado todo a una carta. Los suyos le han dicho: !Muchacho, búscate la vida con Medicina¡ Palomar también pagó el diezmo y anda loco buscando el tícket porque quiere la vuelta como la cosa no acabe de manera amistosa. El antecesor de Mazón también contribuyó y ni siquiera le defendieron. Simplemente, lo dejaron caer, como han caído otros cuando (su particular) vía crucis era insalvable. Así, que el señor presidente de la Diputación tiene ejemplos para no caer en el mismo error. De momento, confíamos en Mr Mazón.

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