PIKU NIKKU, JAPÓN POR MONIKA BAUDIŠOVÁ Y JORDI TRILLA CLOT 

Monika Baudišová y Jordi Trilla: “este es un libro para que te entren ganas de Japón”.

23/04/2018 - 

ALICANTE. “Esto no es un diario de viajes, ni una guía. Es mi viaje a Japón. Es todo lo que durante seis meses conocí, viví y comí. [Firmado] Monika. Dedicado a mis padres, a Mayumi-sensei y a Mayumi-san”. Esta es la leyenda que encabeza la portadilla del libro ilustrado Piku nikku. Pícnic japonés, editado por Impedimenta y perpretado por Monika Baudišová y Jordi Trilla Clot, dúo creativo de diseñadores afincados en Barcelona, creadores de pinkpill design . Una suerte de semiótica del Japón moderno, una guía visual (a pesar de las reticencias de Monika por denominarlo así) con un grafismo emparentado con la tradición del manga gekiga, pero también con alguna de las corrientes contemporáneas del cómic europeo, como Marjane Satrapi. 

Sobre la mancheta declaran: “Lo que más le mola a Monika de Japón son los pícnics, el karaoke borracho, los onigiris de konbini, y los soniditos que hacen los japoneses. A Jordi le encantan el buen ramen, los punkys limpios y el ruido de pajaritos que hacen los semáforos”.

Por diferentes circunstancias que no vienen al caso, pero que tienen que ver con antihistamínicos y cortisonas, lo que sigue es la transcripción de una entrevista whatsappera, combinación de texto y voz. Texto por parte del preguntador, voz por parte de los respondedores.

En el primer audio, Monika y Jordi dicen al unísono: “Hola buenas, somos Jordi y Monika, gracias por interesaros por Piku nikku… antes de todo, decir que no somos expertos en Japón, ni japonólogos, seguro que hay gente mucho más indicada, pero al fin y al cabo, Monika ha estado en Japón medio año, y tres veces más, y yo unas tres veces, en periodos de alrededor de un mes”. El resultado de esas visitas es un álbum ilustrado, un álbum grande, de los de 24 x 30, una de esas obras misceláneas, perfectas para picotear.

- ¿Hay como una especie de deseo de ser japonés en Occidente?

Monika: yo creo que sí, pero es más una fascinación por una cultura tan diferente y tan moderna. En occidente, con la globalización, cada vez todos los países son más parecidos, vestimos igual, escuchamos la misma música, miramos las mismas pelis y la cultura japonesa, a pesar de ser muy moderna, se mantiene bastante cerca de su tradición, sin perder su personalidad y originalidad. Yo, cuando fui la primera vez, me enamoré nada más llegar, pero me sentía como en un planeta diferente. De hecho, lo vi todo perfecto (se insinúa una sonrisa por el whatsapp), pero cuando volví después, ya fui comprobando que no es tan perfecto como parece. Jordi: es superimpactante, vas viendo su locura total y absoluta con cosas que nos es difícil de entender aquí, mezclando supermodernidad con supertradición. Son tan tozudos, que si no fueran así, no se habrían mantenido donde están.

- ¿Cómo surge la idea de hacer Pikunikku?

Monika: de aquel primer viaje corto en que me enamoré de Japón, empecé a estudiar japonés, nada más volver, y hace dos años fui ya 6 meses para en una estancia para estudiar el idioma. Como quería aprovechar el tiempo de alguna manera creativa, yo soy diseñadora gráfica e ilustradora, decidí empezar a dibujar otra vez allí. Dibujaba todo lo que veía, todo lo que me contaban… todo lo que comía, toda mi experiencia la dibujaba, y me iban saliendo diferentes sketches. (Jordi: … a la República Checa) Sí, estábamos en la República Checa, y empezamos a trabajar juntos, en pinkpill design, pero en principio no teníamos ni idea, no era nuestro plan hacer un libro, pero es algo que surgió al ver el material que teníamos. Jordi: primero pensamos en crowdfunding, una especie de piku nikku primera fase, más pequeño. Luego conocimos a un editor que, sin ánimo de publicarlo, nos ayudó mucho en la conceptualización, Joachim... Monika: era como un caos de miles de dibujos, pero con él lo fuimos estructurando, organizando, completarlo, bastante intenso, hasta que salió piku nikku como es. Jordi: al final no es una guía de viajes, no queríamos que lo fuera, porque guías hay muchas, tampoco queríamos que fuera algo muy cultural, porque ahora con internet casi te puedes enterar de todo, pero sí queríamos que fuera un libro que despertara las ganas de ir a Japón, o para los que han ido, les sirva de recuerdo, incluso entender cosas que se te han escapado estando allí… es un libro de amor a Japón, creo. Monika: … amantes de Japón. Jordi: sí, nos ha salido un libro muy respetuoso, podríamos haber sido bastante críticos con cosas muy frikis… Monika: es un homenaje a las cosas raras y curiosidades. Jordi: como para querer más, a mí este libro me da más ganas de Japón. 

-¿Y el nombre, de dónde sale piku nikku?

Monika: Piku nikku es pícnic en japonés, y se lo hemos puesto por dos razones. La primera es porque a los japoneses les encanta hacer picnics muy elaborados, se lo curran mucho. Jordi: son profesionales absolutos del pícnic. Monika: …¡ y a mí también me encantan, así es que me lo pasaba pipa haciendo pícnics en Japón! Y la segunda razón es porque el libro no es una guía, sino una especie de recopilación… un pica-pica.

- ¿Habéis pensado en una versión de bolsillo que pueda utilizar como guía quien viaja a Japón?

Mónika: pues sí, la verdad es que sí lo hemos pensado, y nos molaría hacerlo, pero ya veremos… Jordi: no tanto piku nikku, sino aprovechar el material para esa especie de guía. ¡Pero para ello necesitamos viajar más, ir más veces! Si alguien nos subvenciona, nosotros dispuestos...

- Hay dos conceptos que me fascinan: los punkys limpios y el karaoke borracho. ¿La cultura japonesa tiene límites diferentes para la contradicción?

Jordi: la cultura japonesa no tiene límites, si los tiene son muy locos, y tienen una capacidad brutal para absorver lo moderno. Creo que ha sido una cultura tan cerrada, tan tradicional, que una vez que se han abierto ya no tienen filtro, como que lo cogen todo y lo transforman. Monika: hay tantos contrastes que nadie se extraña. Jordi: es como que se pasan todo el día uniformados en el colegio, en el trabajo, y después, cuando salen, se transforman, es como un travestismo cultural. Monika: son muy espirituales, y te puedes encontrar un templo antiquísimo en el que hay rezando gente muy diferente, punkys con el pelo teñido de colores impactantes, peluches cosidos en la ropa… el contraste entre la cultura tradicional, muy minimal, muy blanca, con la cultura kawaii, con todo su colorido, kitsch y supersaturados, pero todo funciona juntos.

- A la hora de decidir el grafismo, la estética del dibujo, os habéis dejado llevar por vuestros propios estilos, o habéis utilizado referentes de la ilustración nipona?

Monika: no, bueno, como al principio no había ninguna intención más profunda, ni nada, es un estilo propio, muy particular, naïf y gracioso, pero al trabajar en el libro, ya nos hemos inspirado más en la cultura japonesa, sobre todo al añadir los colores que no tenía el sketchbook original, el verde del matcha, el rosa del sakura, el rojo del Sol Naciente, el índigo que es el azul más tradicional, y mucho espacio en blanco, para mantener el contraste. Jordi: sí, son colores japoneses.

- ¿Cuales son vuestros gustos entre el cómic y la ilustración japonesa?

Jordi: yo, como soy de la vieja escuela, creo que lo primero que recuerdo japonés, es el Capitán Harlock, luego vino Arale, Bola de Drac, Akira Toriyama sobre todo, Conan, el niño del futuro del estudio de Hayao Miyazaki… últimamente me trago un montón de anime que los miro solo por probar. One piece lo peta mucho ahora. Soy un poco friki, Monika ese más culta, en ese sentido. Monika: sobre todo los ilustradores contemporáneos, como Kimiyaki Yagaeshi Okimi,  que tiene un estilo muy gracioso y se inspira en la cultura tradicional, con cosas muy frikis con colores muy molones. Me gusta mucho Nimura Daisuke, Jun Oson o Kato Rei, que hacen cosas muy surrealistas. O Kousei Tomeito, muy en la línea kawaii.

- Y para acabar, parafraseando “Doctor en Alaska”, ¿Japón es un estado de ánimo?

Monika: (risas)... sí, yo creo que sí. Jordi: para Monika sí, que se pone triste cuando piensa en Japón, porque quiere ir cada día. Monika: para mí es como una adicción, cuanto más voy, más quiero volver. Dentro de mí siempre hay el deseo de volver a Japón, cada día miro a ver si encuentro algún vuelo barato que me lo permita, jeje. Jordi: ¿Japón es un estado de ánimo? Hoy estoy japonés, sería esto, ¿no? Monika y Jordi al unísono: ¡Arigato gozaimasu!! (Jordi: ...esto ha sido muy, muy friki…).