MADRID. La rivalidad Hamilton-Bottas, las 300 carreras de Kimi Raikkonen y la magia de Mónaco quedarán eclipsadas este fin de semana por la figura del inolvidable Niki Lauda.
El austríaco, triunfador en el Principado en 1975 y 1976 con Ferrari, falleció este lunes en Zúrich. Tenía 70 años. Deja a los aficionados como herencia tres títulos mundiales, la rivalidad con James Hunt y su regreso de las llamas, cubiertas sus heridas y cicatrices por una gorra roja que convirtió en su sello.
Como piloto, Lauda tenía todo lo que el trazado monegasco exige: conducción precisa, excelencia técnica y pura valentía.
"Como compañero durante los últimos seis años y medio, Niki siempre fue brutalmente honesto y completamente leal. Cada vez que caminaba por Brackley y Brixworth o pronunciaba uno de sus famosos discursos de motivación, traía una energía que nadie más podía replicar", le recordó el director del equipo Mercedes, Toto Wolff.
Niki Lauda era el presidente de la escudería que encabeza los Mundiales de constructores y de pilotos, con el británico Lewis Hamilton y el finlandés Valtteri Bottas reduciendo su lucha a 7 puntos (112 a 105). El holandés Max Verstappen (Red Bull) y el alemán Sebastian Vettel (Ferrari) están muy lejos, con 66 y 64 unidades, respectivamente, disputadas ya cinco carreras.
En el sexto Gran Premio de la temporada, vuelven a posicionarse como favoritas las dos flechas plateadas.
Hamilton y Bottas lo han monopolizado todo. El inglés ganó en Baréin, en China y en España. El finés triunfó en la cita inaugural, disputada en Australia, y pisó el primer cajón en Azerbaiyán.
Su duelo por el liderato del Mundial está resultando el principal atractivo de la temporada en la Fórmula Uno.
Ambos se han repartido la primera y segunda posiciones en las cinco carreras. Ferrari suma entretanto tres terceros puestos, que saben a muy poco en Maranello.
En las calles de Mónaco, sin embargo, puede empezar la resurrección de la fábrica italiana. Vettel ganó en el Principado en 2017 y fue segundo en 2015 y 2018. Su motivación se verá superada, en todo caso, por la de su compañero, el joven Charles Leclerc.
Compite en casa. Probablemente, ningún piloto de la parrilla ansiará tanto como él triunfar en el Principado vestido de rojo, como hizo Niki Lauda en 1975 y 1976.
Este Gran Premio marcará, además, un importante hito para el finlandés Kimi Raikkonen. El veterano piloto de Alfa Romeo Racing, de 39 años, disputará su Gran Premio número 300 asentado en el top-10. Marcha noveno en la clasificación de pilotos, con los mismos puntos -13- que el mexicano Sergio Pérez (Racing Point).
El Checo aspira a terminar dentro de la zona de puntos, un lugar que el español Carlos Sainz (McLaren Renault) ha explorado en los dos últimos Grandes Premios, celebrados en Bakú y en Barcelona, con su séptima y octava posiciones, respectivamente.
En Mónaco, el madrileño confía en mantener esta línea ascendente. Compite con el incentivo de tratar de superar a su compañero de equipo, el británico Lando Norris, quien le aventaja en dos puntos. Ambos luchan por la décima plaza.