Las trabas que plantea la legislación española a la hora de poder generar nuestra propia energía, a nivel particular o empresarial y su posterior uso o devolución a la red, son las principales causas por las que proyectos como la obtención de energía limpia a partir de residuos a través de la gasificación patentada por los ingenieros de Greene apenas tenga salida en España. Sus principales clientes se encuentran en el este de Europa y en América y Asia.
ELCHE. La gestión y el tratamiento de residuos, sobre todo residuos urbanos, es un tema recurrente dentro de los conflictos que continuamente enfrentan a administraciones públicas, empresas y ciudadanos. Así, la generación de energía limpia a través del tratamiento de residuos, como es la patente del grupo de ingenieros que fundó Greene se topa en muchas ocasiones con la legislación respecto de la producción de energía por parte de empresas o particulares, su utilización y su posterior distribución y venta. Eso no es óbice alguno para que un proyecto tan innovador como la transformación en energía de residuos sólidos o lodos a través de la gasificación, creado por Greene se haya consolidado en el mercado en poco más de un lustro. Jesús Martínez, director comercial de Greene nos pone en antecedentes del proceso de creación de la planta, con componentes españoles en su totalidad, que ha desarrollado la empresa ilicitana.
“Esto empezó entre 2002 y 2003. Con pruebas de laboratorio a pequeña escala. Luego vimos que podría haber un negocio para este tipo de plantas, y ya probamos con una más grande. Se pasó a una piloto digamos de unos 100 kg hora. En este punto se obtuvieron buenos resultados, aunque todavía tenía muchas deficiencias. En 2010 ya decidimos hacer una planta más grande, buscamos un socio capitalista, y fue cuando comenzamos con la solicitud de patente. La financiación llegó poco a poco. Pero ahora somos 18 personas trabajando en este proyecto con muy buenas perspectivas de futuro.” Y no solo es que la empresa se haya afianzado, sino que su proyecto de planta de gasificación de residuos sólidos para generar energía ha interesado en países tan lejanos como Chile, Mexico o Irán, donde se pretende aplicar en la gestión de residuos sólidos urbanos (RSU).
Greene trabaja con los restos de residuos tanto orgánicos como inorgánicos. “Hay empresas que son especialistas en la clasificación del residuo. La fracción de producto de rechazo de estas plantas es la que utilizamos nosotros mediante la gasificación para la valoración energética”. En Elche, no se fabrican todas las piezas que componen esta planta ideada por Greene (que vienen de empresas radicadas en Cataluña, País Vasco, y otras empresas de la Comunitat Valenciana), pero si que se ensambla la mayor parte de ella y sobre todo, se realizan las pruebas de los residuos que van a ser utilizados por cada uno de sus clientes en las plantas de gasificación que ha creado Greene.
Antes de que se realice el encargo de su fabricación, que dura unos 10 meses, se efectúan las pruebas previas particulares para cada uno de los clientes según el material con el que trabaje. “Son residuos que nos envían los clientes que quieren ver cómo se comportaría este material en la planta. Nosotros los introducimos en la planta y luego hacemos un balance de materia y energía. Para que el cliente pueda ver el rendimiento, como se ha comportado el material dentro del reactor, los posibles problemas que crea el residuo.
La calidad del gas que genera, los caudales, todo lo que es la parte de la ingeniería química del proceso. Un residuo tiene unas ciertas características de humedad, de poder calorífico, cada uno tiene una composición distinta en cuanto a su composición de hidrógeno, carbono, oxígeno, luego están los agentes contaminantes que pueda contener como cloro, azufre... variables que necesitamos conocer para ver cómo se va a comportar dentro del reactor, y luego poder depurar bien el gas, para obtener el mayor rendimiento posible de ese material. Así que realizamos aquí las pruebas de esos materiales y además hacemos análisis en el laboratorio”.
Una de las principales virtudes de la planta de gasificación diseñada por la empresa ilicitana es su versatilidad, ya que se puede aplicar a pequeña escala. Su proceso es rentable a partir de pequeñas estaciones. A esto hay que sumarle que Greene es respetuosa con las directrices de la Unión Europea basadas en el reciclaje, la reducción, la reutilización y la revalorización energética que además permite el trabajo bajo el entorno de los conceptos de la economía circular.
La empresa ha iniciado una expansión que se prevé fructífera, sobre todo si existe un verdadero compromiso por parte de las administraciones públicas y la industria en general en cumplir la legislación medioambiental internacional por un lado; pero por otro, su desarrollo en España está muy ligado a la legislación al respecto de la producción, generación y distribución de la energía. “Las nuevas normativas de residuos 2020 y la 2030 a nivel europeo también están generando que se extienda la instalación de plantas de este tipo, por ejemplo en lugar de la incineración. Así que auguramos que puede haber, debería haber un cambio en la gestión de RSU (residuos sólidos urbanos), con el fin de cumplir las normativas. La energía nunca sobra, siempre es necesaria para muchas más aplicaciones.
La energía siempre la entendemos como energía eléctrIca. Pero muchas veces el calor que se necesita para algún proceso. No solo de secado, sino para calentar agua, tema de calefacción o cualquier otro proceso industrial, si tienes un residuo que lo puedes utilizar y genere un gas que produzca energía eléctrica y una parte de energía térmica para utilizar en otro proceso, pues puede ayudarte mucho en bajar los costes de producción de ese material”. Y esta es una de las claves de la planta de gasificación de residuos. Puede generar una sustancial reducción de costes en los propios procesos de tratamiento de residuos, tanto orgánicos para compostaje, como inorgánicos para reciclaje.