ALICANTE. Mejor ser uno mismo, debió de pensar Rubén Torrecilla de cara a la cita en Santa Eulària des Riu.
Es verdad que el césped artificial del Municipal santaeulaliense no estaba ni de lejos tan mal como el del Nou Morvedre, permitía jugar el balón por abajo con continuidad con independencia de la zona elegida, pero teniendo en cuenta que no son pocos los equipos que viven del pelotazo aunque jueguen sobre un tapete de césped natural y que el preparador placentino había apostado por lo anterior en la última cita sobre el caucho, es de agradecer que esta vez guardase en el cajón la receta de zaga poblada defendiendo en bloque bajoy fútbol directo... sobre todo porque al Hércules le fue mucho mejor. Tampoco Visnjicen 2018, Alejandro Esteve en 2021 y 'Lolo' Escobar la temporada pasada lo habían hecho, pero a sus versiones del primer equipo blanquiazul les fue fatal porque no eran el actual (de ahí que se pueda inferir que hubiese resultado más efectivo hace unas semanas en Sagunto otro plan de partido), infinitamente más capaz de llevar el peso de los partidos con el balón, proponer.
La victoria cocinada a fuego lento, tal vez demasiado, sirvió para amenazar el liderato del Lleida, pero este respondió con autoridad, superando al Cerdanyola y poniendo aún más difícil a los blanquiazules la posibilidad de despedir el año liderando el grupo 3 en solitario. Si antes ya era cuestión no solo de resultados, también de goles, ahora más: tras 15 jornadas, los ilerdenses aventajan a los alicantinos en tres puntos y presentan un balance goleador de +16 por el +11 de los blanquiazules. Estos reciben la tarde del domingo al Badalona, mientras que por la mañana el Lleida juega en el Nou Sardenya con elEuropa (equipo que ha ganado los siete encuentros que ha jugado como local).
