VALÈNCIA. Una de las principales críticas internas que sufrió el ya expresidente de la Generalitat, Ximo Puig, durante buena parte de sus dos mandatos, fue haberse desentendido en exceso de la salud y funcionamiento de su partido, el PSPV-PSOE. Una circunstancia que, incluso en ocasiones, llegó a trascender y provocar situaciones de alguna manera incómodas para el líder de los socialistas valencianos.
Una situación de la que el jefe del Consell y líder del PPCV, Carlos Mazón, tomó nota estos años para, precisamente, impedir que se repita en la formación popular. Así lo señalan fuentes del partido consultadas por este diario, que señalan algunas diferencias entre la gestión orgánica que ha adoptado el nuevo presidente de la Generalitat en relación a su fuerza política.
Sin duda, una de las medidas que evidencian la estrategia de Mazón en esta cuestión se sitúa en el ascenso casi inmediato tras las elecciones de una de las personas de su máxima confianza, Juanfran Pérez Llorca, a la Secretaría General del PPCV (número dos) en sustitución de María José Catalá, quien había mostrado su intención de dejar el puesto para centrarse en la ciudad de València.
La designación como sustituto del también alcalde de Finestrat, que era responsable de Organización, no sorprendió internamente. Había sido una figura clave en los meses previos tanto en el diseño de las candidaturas y la campaña electoral como en los pactos posteriores, destacando su papel en las conversaciones con Vox y su colaboración en el acuerdo que permitió al PP alcanzar la Diputación de Valencia y la inclusión de Ens Uneix en el gobierno de la misma.
En este sentido, fuentes del partido subrayan que Pérez Llorca es una figura que goza de la plena confianza de Mazón por lo que, más allá de las consultas obligadas y necesarias, está considerado como un 'número dos' con autonomía y mando en plaza. Más aún, el secretario general es también portavoz adjunto en Les Corts, donde también trabaja por la implicación y coordinación de los diputados con el partido. En esta línea, desde el PPCV señalan que también en la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP), cuyo pleno de constitución se celebrará el próximo 4 de octubre en Feria Valencia y que será dominada por los populares, la intención es también situar a dirigentes en clave orgánica. Distintas fuentes mencionan para algún puesto clave en la entidad a Miguel Bailach, también de la órbita de Mazón y Pérez Llorca y situado en el área de Organización del PPCV.
Una estructura jerárquica a priori -las legislaturas son largas y nunca se sabe lo que puede ocurrir- muy claramente diseñada y con una intención de mantener controlado el partido pero también activo. Algo en lo que Puig no estuvo tan acertado: situó como secretario de Organización a José Muñoz en 2017 en sustitución de Alfred Boix, pero aunque sin la capacidad de maniobra que se le intuye a Pérez Llorca en el PP. Así, la influencia e intervención de Presidencia -de Puig y de otros dirigentes de su entorno- en el área, y las propias dificultades de Muñoz para imponerse en su espacio durante este tiempo, generaron la imagen de un PSPV-PSOE con diversas cabezas e interlocutores.
Pero no son sólo estas cuestiones. Al menos por el momento, también Mazón está llevando a cabo una estrategia muy diferente respecto a la composición de su gobierno. Mientras Puig cubrió su última Ejecutiva de cargos que formaban parte del Consell o que tenían fuertes responsabilidades municipales (alcaldes de ciudades medianas o grandes), Mazón apenas ha incluido a situado a miembros de la parte alta del organigrama en puestos de gobierno, lo que en cierto modo envía el mensaje de que pretende que sus tareas en el partido sigan siendo, si no prioritarias, sí al menos relevantes.