por amor al arte / OPINIÓN

Maxwell Smart

13/12/2020 - 

678.493 €. Seiscientos setenta y ocho miiiil, trescientos noventa y tres euuros. La salmodia de los niños de San Idelfonso se repite una y otra vez en el parte derecha del lóbulo prefrontal -no, perdón, en alguna parte un poco todavía más profunda y salvaje- del cerebro de Luis Barcala según se mira de frente mientras cruza en la insondable oscuridad la pasarela de 80 metros del Barrio de Santa Cruz. 

El alcalde de Alicante carraspea, piensa en los ovnis, Zuckerberg, la muñeca Rainey Reindeer, la mantaescola, pone morritos Corinna, de descalza y llama en la madrugada con su zapatófono al Maxwell Smart Súper Agente 86 de turno y le dice: búscame el número 678.493 de lotería de Navidad… ¡pero ya! La corazonada legionaria: Juan Carlos I nos hará ricos. El dinero del elenismo nos sacará de pobres. Su espontánea Majestad emérita se empeña en arruinar la monarquía en general y a su hijo en particular. Quiere volver a la Zarzuela. Y tirar a nuestra Leti y a las nanas.

Un servidor no es Ramón María del Valle-Inclán, ni el Marqués de Bradomín, ni esto es ‘Luces de Bohemia’. El intelectual en este preciso segundo no, efectivamente, no es Echenique. Es Froilán. La niña de los peines, Victoria Federica. Los dos mejores defensores de la República. Sólo faltaban los cantos de sirena de Espinosa de los Monteros a una monja levitante. Y ya la tenemos: Cayetana Álvarez de Toledo y Peralta Ramos. El Everest crece. Estrellita Castro sale en la pantalla cantando en alemán. El Führer le manda una flor. La espuma de la nieve estelar.

Pablo Casado quiere eclipsar el cayetanismo, a Núñez Feijoo y a Díaz Ayuso promocionando el cráneo privilegiado de la diputada vasca y futura dirigente de Nuevas Generaciones populares, Bea Fanjul. Que dice que Vox “no es un partido de extrema derecha”.  Pos claro. Que se lo digan a Barcala, a la renacida Isabel Bonig que casi describe al president de la Generalitat con el Rata de dos Patas que canta Paquita la del Barrio. Y a la  vicealcaldesa estrella The Crown alicantina Mari Carmen Sánchez -que se aburre en Abu Dabi y en El Postiguet- a quien el fascismo indígena le arrebata el dinero de sus dominios Ciudadanos. Los Vox alicantonianos que odian a los sindicalistas José de la Casa y Javier Cabo y quieren borrar el valencià de Alicante. Y me sacan calaveras ultra católicas contra la cristófoba eutanasia. Aquí debería sonar El Anillo del Nibelungo de Richard Wagner a tota virolla. Lo que le faltaba al 2020: Bunburi saca nuevo disco. Gallos, gallinas y polluelos.

“Estoy esperando volver a verte para comerte tus pechos”. Mónica Oltra no es todavía la Pardo Bazán ni Ximo Puig  Don Benito Pérez Galdós. Pero casi. Je t’aime moi non plus. Necesitamos urgentemente un Joan Fuster o una María Consuelo Reyna que nos reescriba los Episodios Nacionales Botánicos del País Valencià. O un Robert Frank que nos filme una película destroyer tipo ‘Coksucker Blues’ sobre The Rolling Stones y desnude nuestros mitos ancestrales como el de los diamantes y mansiones de Conchita Piquer, la cotorra del mercat, la figa de ta tia en rodes de camió o el misterio divino del “perseguido por jueces socialistas” como “en Corea del Norte” Pare Camps. Al que la juez Carmen Cifuentes acaba de absolver junto al obispo auxiliar Francisco Gamero por no “haber concertación para delinquir” en el última pieza de la visita del Papa Benedicto Equis Uve Palito. La canción de los Elfos de El Corte Inglés. Señor no soy digno de entrar en tu casa…

El viernes 18 se presenta en 80 Mundos el libro solidario ‘Todo era Marzo’. Los beneficios de su venta están destinados a Alicante Gastronómica para que pueda seguir ofreciendo 1.500 menús diarios a los más afectados por la pandemia. La publicación en la que colaboran 14 escritores alicantinos está coordinada por Martín Sanz y el socialista y líder del eje progresista Paco Sanguino. Que también escribe un relato. Un servidor ha tenido el privilegio de participar. Un buen regalo de Navidad. De obligado cumplimiento. Amén.

Manuel Palomar se lanza en plancha definitivamente a la política popular. Trump se estrella contra el Supremo. Vuelve El Cid. El valiente discurso Merkel enfría los huesos. Bálsamo Tigre ante el Brexit duro. Mientras Rubén Martínez Dalmau manda retiro a sus tropas contra Pilar Lima, Xavier López anuncia que repite en el mejor Podem que se recuerda en Alacant. Ley seca en clase turista. Llum Quiñonero modera las Jornadas sobre Memoria Democrática en el cap i casal. Fran Ferri y Aitana Mas vinieron de juerga al Principal y de paso -y  con resaca- a marcar territorio en l’Alacantí frente a los socios de Inciativa de los Mollà y Manuel Alcaraz. Natxo Bellido salía en la foto sonriendo. Guardando su perímetro perimetral. El astronauta del belén Vaticano.

En tiempos de género fluido, mosquitos del Nilo, de acqua alta en Venecia y cambios de prefijos teléfonicos -Alacant, el 865, de nada- uno agradece el acercamiento de Carlos Mazón al govern valencià. Se adivina el influjo de Toni Such y Adrián Ballester. El detalle es lo que importa. Aparece una foca gris del Atlántico Norte herida en Altea. Bocairent i Alcoi serán la capitales culturales 2021 de la Comunitat. Gerard Fullana, amb la seua aixà, salta del foso defensivo fenicio de Guardamar, encuentra un centenar de anclas en el Portixol y un tesoro de monedas de la dinastía Tudor, sale en el nuevo mural de Bansky, rompe la pantalla,  recoje la ropa y la mesa de la su cena de anoche y, subido a su cama desecha, querido lector, suelta: “Aunque tenga que matar, engañar o robar, a Dios pongo por testigo que el De Manuel -o sea, este transcrivividor-  nunca jamás pasará hambre “. Pero la portada de ‘Time’ es para Joe Biden y Kamala Harris. Gloria a dios en las alturas.

Inmaculada De la Concepción baila agarrao conmigo en una verbena en Falmouth, Massachusetts. Nos perdemos otra vez catarata abajo. Resuena el grito del amor imborrable. Una gaita en Inverness inunda la Sierra de Espadán. Elvirín Rozalén canta con sus hermanas, su cuñada Maria Jover y todas las vecinas iluminadas por la Hanukkah en el lavadero. Su hombre, mi padre Eugenio, me bautiza entre las chabolas del cauce empujándome al río Turia. Un niño de la Guerra en la puerta del cabaré sosteniendo un caballo.  Mi nunca bien ponderado ni pagado Herr Direktor Miquel González me despide en ocho idiomas, tres lenguas muertas y ningún idiolecto exactamente a las 5:55 de la madrugada. Hasta siempre. Lo siento.

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